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El Ayuntamiento paga 50.000 euros a los bomberos que ayudaron en las colas del hambre de manera altruista

El grupo voluntario se divide tras la polémica por la decisión del director de Emergencias de retribuir el trabajo y reconocerlo como “horas de fuego” por el incremento de zonas de reparto de alimentos

Los bomberos de Madrid ayudan en el reparto de las 10.000 comidas para familias vulnerables de la ciudad.
Los bomberos de Madrid ayudan en el reparto de las 10.000 comidas para familias vulnerables de la ciudad.Mariscal (EFE)

Ernesto Almagro, de 39 años, mandó un correo a la jefatura de bomberos el 25 de junio que reflejaba el sentir de un grupo importante de sus compañeros. Durante los meses más duros de la primera ola de la pandemia, varios de ellos se organizaron para ayudar a la ciudadanía. Sus horas de fuego habían bajado considerablemente y necesitaban sentirse útiles. Hablaron, se organizaron y empezaron a repartir comida en los comedores sociales. Corrían los últimos días de marzo. Las imágenes en las noticias eran desoladoras. Las colas del hambre crecían cada día. Y ellos, de manera altruista, se pusieron a trabajar en horas fuera de guardia, es decir, cuando libraban. En abril, la jefatura se hace cargo de la organización y, en mayo, con todo en marcha, el director de Emergencias ordena pagar por aquellos trabajos. En cuanto los propios implicados se enteran, cunde el malestar interno. Algunos sienten que el proyecto original se había “prostituido”. “No quiero salir a la calle y que me señalen como que los bomberos hemos obtenido un beneficio de la pandemia ayudando a la ciudadanía, lo veo inmoral”, escribe Almagro en aquel correo. Sus jefes, sin embargo, destinaron más de 50.000 euros para pagar a aquellos voluntarios.

El 14 de marzo el Gobierno declaró el estado de alarma en todo el territorio nacional para afrontar la situación de emergencia sanitaria provocada por el coronavirus. Los sanitarios se jugaban la vida en primera fila ante la tragedia. El país se para y, con él, la economía, haciendo mella en las personas más vulnerables. Miles de familias en Madrid se vieron obligadas a pedir comida poniendo nombre y apellidos a las conocidas colas del hambre. Ante esta situación, los bancos de alimentos, centros sociales y asociaciones se vuelcan para ofrecer alimentos a personas que engrosan las listas de Cruz Roja, Cáritas Madrid o de las asociaciones vecinales.

Diversas entidades e instituciones se movilizan, entre ellas World Central Kitchen del conocido chef José Andrés, el grupo Arzábal o la Cocina Mercado Santa Eugenia. Y a ellos se unen, entre otros, los voluntarios del Cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid. Nadie sabe quién decide que aquella labor pase de ser voluntaria a remunerada. El director de Emergencias, Enrique López Ventura, lo justifica ahora “por el aumento de los puntos de reparto, ya que también desde el área de Familias se solicitaban esas labores a los Bomberos”. Sin embargo, el propio Ventura hizo unas declaraciones a la prensa el 3 de abril en las que decía que Bomberos ya colaboraba con el Área de Familia.

¿Qué pasó para que algo que nació con la única labor de ayudar se pervirtiera? Ventura responde que “se valoró la labor como trabajo administrativo, lo que significa unos 15 euros por hora”.

Ante la opinión pública, sin embargo, aquel servicio se vendió como un hecho casi heroico.

El propio alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, hizo referencia al servicio altruista de los Bomberos el 4 de septiembre, en el homenaje a los bomberos que fallecieron en el incendio de los almacenes Arias. “En lo que tenemos que insistir, en el ejemplo de heroísmo y sacrificio abnegado más allá del cumplimiento del deber que dio el cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid hace 33 años como lo ha dado también nuevamente a lo largo de todos estos meses de pandemia. Los madrileños hemos sido testigos, hemos visto cómo los Bomberos del Ayuntamiento de Madrid han ejecutado todas las tareas incluso aquellas que propiamente no les correspondían durante estos meses, incluso aquellas que permitían que llegaran alimentos por ejemplo a personas que los necesitaron”, ensalzó entonces el alcalde. “No han dudado en ningún momento en echar una mano allí donde hiciera falta en esta ciudad, y por eso, como digo, 33 años después, el cuerpo de bomberos sigue demostrando que su única meta es servir al pueblo de Madrid”.

Las palabras de heroísmo les sube los colores a los propios implicados. Un informe del 8 de junio que recibe el sindicato CC OO gracias al portal de transparencia -y al que ha tenido acceso EL PAÍS- pone cifras a lo que empezaba a ser un secreto a voces. En el documento se dividen las dotaciones y al “grupo de reparto de comida” se destina una cantidad de 25.145,5 euros para el primer mes. El grupo de bomberos reparte la comida otros 30 días más, por lo que el sindicato estima que se pagó el doble por los repartos.

De esta actividad, asegura el director de Emergencias, se informó a la plantilla por los cauces habituales. Fuentes internas lo desmienten. “Esto es muy grave, es imposible que esto lo apruebe el alcalde”, añade D. J., otro de los bomberos del grupo original.

Muchos de los bomberos abandonan el equipo formado como acción de protesta, otros anuncian que van a donar ese dinero a una ONG. Incluso hay varios, como Almagro, que elevan una carta de protesta a los responsables de Emergencias, en la que califican los hechos de “vergonzosos”. Ninguno recibe respuesta.

Almagro, uno de los que se apea del plan, tiene en sus espaldas una década de servicio. Junto a otros compañeros -a los que el resto acaba acusando de “malmeter“ por expresar su rechazo- empieza a ver algo “turbio, que no huele bien y que la dirección mete la mano”. “Vemos que no va en el beneficio común”, explica. Calcula que un 20% de los aproximadamente 100 compañeros que participaban, acabaron dejando de repartir los alimentos “mientras los de arriba seguían insistiendo en que esas horas no se iban a cobrar”.

El bombero considera que ni siquiera el grupo que se encargó de las labores de desinfección tenía que haber cobrado ni computar su trabajo como horas de fuego. “Echar horas en tareas de desinfección no es comparable con jugarte la vida echando horas en un incendio”, comenta. Almagro participa en los repartos entre mediados de marzo y mediados de mayo. Pero acaba enviando aquel correo a sus superiores para denunciar que “el fondo de estas iniciativas” era bueno, pero “la forma en las que se ha realizado, no”. En el mensaje, recuerda que los compañeros realizaron labores de fontanería en el montaje del hospital de emergencias de Ifema de manera voluntaria y sin cobrar. ¿Quién gana con esto? “No podemos mancillar el nombre de una entidad que lleva más de un siglo como es Bomberos de Madrid”.

Donaciones a la ONG de los bomberos

La ONG Bomberos Ayuda no está detrás de estos repartos, aunque muchos de los que colaboran con ellos se embarcaron en la iniciativa de origen solidario. El presidente de la ONG, Hugo Martínez, sabe que las horas del grupo de desinfección se han pagado, pero dice que no está al tanto de que eso vaya a ocurrir con las de reparto de alimentos, en el que él es uno de los que participó. Sabe, eso sí, que ha habido polémica. La comida empezó a ser distribuida desde el dispositivo de Bomberos Madrid y una vez que terminó ese despliegue siguió con él Bomberos Ayuda, añade. La ONG ha recibido algunas donaciones de compañeros que han participado en las labores de desinfección y colabora en la actualidad con el reparto de menús solidarios del restaurante Casa Carmela en Orcasitas.


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