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Los coches de la polémica del director de Emergencias

Enrique López Ventura se defiende de las acusaciones en Bomberos y Sámur por disponer de dos vehículos municipales de alta gama

A la izquierda el BMW X3, con la imagen del Sámur. A la derecha, el mismo vehículo tal y como está en la actualidad.
A la izquierda el BMW X3, con la imagen del Sámur. A la derecha, el mismo vehículo tal y como está en la actualidad.

En la Casa de Campo hay un coche blanco aparcado que ha levantado ampollas en Emergencias de Madrid. Se trata de un BMW X3 que pertenece al Ayuntamiento que se ha puesto a nombre del director general del mismo servicio de emergencias, que engloba al Sámur y a los Bomberos de la capital, Enrique López Ventura. Él no le ve ningún problema. Tampoco que, además del BMW, tenga otro coche municipal, un Toyota Prius, con los distintivos de sus dos departamentos para poder moverse cuando hay una emergencia. Y que tenga una persona, dentro de la plantilla de bomberos, encargada de llevarle y traerle durante la semana. Miembros tanto de Sámur como de Bomberos consultados por EL PAÍS ven en el uso de estos vehículos una prueba de los desmanes de un director que opera de una manera diferente a sus antecesores, que no tenían asignado ni uno ni dos vehículos como ellos afirman que tiene López Ventura. Y tampoco chófer, añaden. El director piensa que “no hay caso”, que no hace “uso indebido de los medios municipales” y que todo tiene un sentido.

López Ventura llegó al puesto de máximo responsable de la dirección de Emergencias de la capital en febrero de 2019, antes de que el gobierno de coalición de Partido Popular y Ciudadanos acordara con el apoyo de Vox un gobierno de coalición e hiciera alcalde a José Luis Martínez-Almeida. Al nuevo director lo eligió Javier Barbero, por aquel entonces delegado del Área de Seguridad y Emergencias de Ahora Madrid, formación antecesora de Más Madrid, que cesó al director anterior y al Jefe del Cuerpo para “impulsar nuevas dinámicas de trabajo”, palabras que él mismo utilizó entonces. Para ese cambio optó por López Ventura, un ex bombero con 35 años de oficio en sus espaldas que ya estaba jubilado. Casi dos años después, las críticas internas se multiplican por lo que algunos de sus propios hombres, que prefieren mantener el anonimato por miedo a represalias, consideran un “carácter megalómano” y “un comportamiento autoritario disfrazado”.

Eso mismo les han llevado a hacer pública la historia del uso de los coches: dos años, tres vehículos. Con cambios de pintura y distintivos incluidos. Cuando el actual director aceptó el cargo, preguntó qué vehículo municipal se le podía asignar. En aquel momento, estaba disponible un BMW X5 que llevaba pintado el distintivo del Sámur. Él mandó modificarlo y añadir también la insignia de los Bomberos. Fuentes internas aseguran que ese cambio costó entre 1.500 y 2.000 euros. “Estos coches son del Sámur. Si yo tengo dos servicios, que además son hermanos, es como si yo pongo una foto de la niña y del niño no. Sin ánimo de ser paternalista”, explica él. “Pero lo que quiero decir es que como soy el responsable de dos servicios y este es un coche de Sámur, dije, ‘es muy fácil’. Ponemos los vinilos y le ponemos el escudo de bomberos. Porque además yo estoy trabajando en una misión compartida, que todo sea conjunto”, explica López Ventura en la misma calle donde tiene los dos vehículos de que dispone actualmente aparcados y que le han convertido en centro de críticas entre sus propios hombres.

“se agenció otro para su uso particular, el BMW X3, que ordenó pintar de blanco para poder moverse de incógnito”

El Ayuntamiento tuvo que devolver aquel BMW X5 porque concluyó el periodo de renting, y López Ventura preguntó entonces por el siguiente. Llegaron los Toyota Prius ecológicos y realizó la misma operación. Cambió los distintivos y se desembolsaron otros 1.500 o 2.000 euros. Además, “se agenció otro para su uso particular, el BMW X3, que ordenó pintar de blanco para poder moverse de incógnito”, según explica una de las fuentes consultadas. Y se convirtió en el centro de las críticas. ¿Por qué el anterior director no tenía ningún coche municipal para su uso y el actual tiene dos?, se preguntan.

Enrique López Ventura (en el centro), junto a José Luis Martínez-Almeida e Inma Sanz, el 27 de noviembre en Cibeles.
Enrique López Ventura (en el centro), junto a José Luis Martínez-Almeida e Inma Sanz, el 27 de noviembre en Cibeles.EFE
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“Yo estoy activable las 24 horas. Normalmente suelo utilizar este coche (el de los distintivos de emergencias), con conductor o sin conductor”, justifica. “Si me preguntan por ese coche blanco, lo mueve el resto de la dirección general. Y esa es la historia. No hay más caso”, añade. “Si tengo que ir a un acto oficial que no tiene nada que ver con la emergencia, pues se usa el blanco. También en viajes administrativos. O vienen los bomberos y se lo llevan. Aquí hay cuatro vehículos. Uno está para la emergencia y el otro para la parte administrativa, y lo puedo usar yo, compañeros que tengo de nuevas tecnologías, varias personas… Una persona que está trabajando conmigo… colaboradores míos. Habrá siete u ocho personas, depende. No es un uso privativo. Ni voy al Mercadona a comprar con ese coche”. Sus críticos, sin embargo, no coinciden con esa versión.

“Yo estoy activable las 24 horas. Normalmente suelo utilizar este coche (el de los distintivos de emergencias), con conductor o sin conductor”

La administración municipal actual ha arropado al director general frente a las críticas y entiende perfectamente las explicaciones de López Ventura. “No tiene dos coches, los tiene la Dirección General de Emergencias, que son cinco personas. Se lo lleva a su casa porque sale antes de las siete de la mañana y a esa hora no hay conductores. Él es bombero y a esa hora suele ir a veces a los parques”, justifica un portavoz del área que dirige Inmaculada Sanz. Varios bomberos consultados también lo niegan. El cambio de guardia, por la mañana, no se produce hasta las 8.45 de la mañana y antes no reciben a nadie porque todavía se encuentran descansando, explican.

Javier Barbero, que fue quien lo nombró, también le avala. “No quiero opinar de un asunto que no conozco como el de los coches”, se excusa, aunque matiza que lo considera un hombre “honesto, trabajador y que conoce el oficio”. Dentro del servicio, sin embargo, consideran que una persona que ha usado tres coches en dos años “define al personaje a la perfección”.

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