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tribuna
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Una oportunidad perdida para transformar la ciudad, un presupuesto que devuelve a Madrid a los sesenta

Madrid está perdiendo el tren de Europa, desaprovechando grandes oportunidades presupuestarias por una absoluta falta de proyecto de ciudad.

Una estación de bicis de Bicimad, en el barrio de Retiro, en Madrid.
Una estación de bicis de Bicimad, en el barrio de Retiro, en Madrid.Samuel Sanchez

Si algo podemos decir del Presupuesto General del Ayuntamiento de Madrid 2021 es que es una gran oportunidad perdida para la modernización de la ciudad. Mientras que muchas otras capitales están inmersas en profundos procesos de cambio, que han acelerado aprovechando la situación creada por la covid 19, Almeida es incapaz de dibujar un proyecto de transformación que encare los principales retos que la ciudad tiene por delante en la lucha contra la desigualdad, la transición ecológica o la digitalización de nuestra economía. Y esto sucede a pesar de contar con un enorme margen financiero, gracias al superávit heredado del Gobierno de Manuela Carmena y a la suspensión por parte del Gobierno de Pedro Sánchez de las reglas fiscales para los ayuntamientos, que puede suponer 700 millones más de gasto para Madrid.

Como si hubiéramos vuelto a los años sesenta, el protagonista principal de la ciudad y su presupuesto vuelve a ser el coche. El 100% de las inversiones en movilidad son para el vehículo privado. Ni rastro de carriles bici, ni siquiera el de la Castellana (¡que apoya hasta Vox!), ni de la consensuada extensión de BiciMad, ni de la ampliación de Madrid Central o las zonas de aparcamiento vecinal. Tampoco encontramos ninguna intención de desarrollar la M-35, un sistema de plataformas reservadas para buses rápidos de alta capacidad, que ya se diseñó y se licitó en algunos tramos en el anterior mandato. Lo que sí encontramos son subvenciones a la adquisición de vehículos y hasta 360 millones en tres años para vías de alta capacidad y aparcamientos, que van a atraer más coches a la ciudad. Si excluimos los equipamientos que continúan su construcción desde la pasada legislatura, el coche se lleva la parte principal de las inversiones.

Las cuentas muestran, además, un Gobierno cada vez más ideologizado y escorado a la derecha. Se estanca el presupuesto destinado a la igualdad de género, disminuye la inversión en atención a la población migrante y se retiran las subvenciones a entidades LGTBI, feministas o a la FRAVM, tomando partido por la ultraderecha en su cruzada contra las organizaciones de la sociedad civil madrileña. Precisamente, las asociaciones que han dado de comer a decenas de miles de vecinas en las colas del hambre durante la pandemia son las más castigadas por el alineamiento de Almeida con los planteamientos ultras.

La política de equipamientos se resume en acabar los que había empezado durante nuestro mandato. No se intuye una estrategia o un nuevo impulso. Por ejemplo, si con nosotros se construyeron 13 escuelas infantiles, con el actual Gobierno se van a iniciar dos. Tampoco se actúa sobre la deuda histórica que la ciudad tiene con el sur, que ha tenido que soportar las infraestructuras que no se querían en otras zonas. No solo eso, sino que se aleja el fin de la incineración en Valdemingómez (programado para 2025) y se consolidan las depuradoras de la China y Butarque. Tampoco avanzan las políticas de rehabilitación energética que volvieron al Ayuntamiento de mano del plan MAD-RE y que se estancan justo cuando deberían empezar a coger vuelo, al ser una importante fuente de reducción de emisiones y de creación de empleo verde.

Durante el pasado mandato la deuda del Ayuntamiento se redujo en un 54%, mientras en la Comunidad crecía en un 31%. Ahora la deuda vuelve a crecer y lo hace, sobre todo, debido a unos regalos fiscales que van a ser poco eficaces para sacar a la ciudad de la crisis. Hemos apoyado y apoyaremos las ayudas fiscales dirigidas a los sectores económicos más golpeados por la pandemia, pero no entendemos propuestas de rebajas fiscales que, respecto a 2019, podrían suponer un ahorro de tan solo 16 euros para un piso de 40m2 en San Blas, mientras que otro de 150m2 en Salamanca pagaría hasta 158 euros menos. No podemos encarar las inversiones que necesita la ciudad ni reducir las desigualdades, ni cuidar a los más vulnerables sin que los que más tienen contribuyan en mayor medida. La justicia fiscal es clave para un proyecto de ciudad con futuro.

Madrid está perdiendo el tren de Europa, desaprovechando grandes oportunidades presupuestarias por una absoluta falta de proyecto de ciudad. En un momento en el que las ciudades europeas trabajan en común por ser más verdes, más justas, más inclusivas y más innovadoras, en nuestra ciudad se hace hueco en el gobierno a fuerzas políticas negacionistas, supremacistas y reaccionarias. Lo más positivo, sin duda, es el avance de un incipiente ciclo de movilización ciudadana en favor de la sanidad pública, la calidad de la educación, la movilidad sostenible, la diversidad sexual y de género o del reequilibrio social y territorial. Una parte importante de la ciudadanía tiene muy claro el camino que deben recorrer las ciudades del siglo XXI en un mundo marcado por las crecientes desigualdades, el cambio climático y la digitalización y robotización de la economía. Este Ayuntamiento, aun disponiendo de un presupuesto inflado gracias a decisiones adoptadas por gobiernos progresistas no…, y, por eso, Madrid seguirá anclada al pasado.

Sara Ladra es economista y miembro de la Coordinadora Ejecutiva de Más Madrid.

Rita Maestre es portavoz de Más Madrid en el Ayuntamiento de Madrid.

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