Un cocido que homenajea al Rastro y fabadas a domicilio
Malacatín, Asturianos y Casa Gerardo ofertan platos de cuchara típicos para los días de frío
Dar un paseo por el Rastro mientras se saborea una tapa de un cocido histórico, probar una fabada tradicional de un restaurante asturiano con estrella Michelin sin salir de casa o encargar un menú casero para dos en uno de los sitios favoritos de los gourmets madrileños. En días de frío, platos de cuchara.
Cocido madrileño centenario por cuatro euros. “Somos un restaurante antiguo, no viejo”, dice José Rodríguez. Pertenece a la cuarta generación de Malacatín (Calle de la Ruda, 5. Tel.: 913 655 241) uno de los templos más castizos del cocido madrileño que acaba de poner en marcha su Cocido & Go. Los domingos y festivos, de 12 a 16 horas, vende por cuatro euros una bandeja individual para tomar por la calle con todos los ingredientes picados de su famoso guiso y según la receta familiar de este restaurante de 150 años. Hay que recogerla en la puerta del local y, por un euro más, ofrece un vaso con su caldo. “Mi abuelo alucinaría si viera a la gente por la calle de la Ruda con un cocido en una bandeja que desprende humo los días de frío”, dice Jose. “La idea era homenajear al Rastro con algo muy nuestro y que la gente lo pudiera degustar mientras camina entre los puestos y recorre nuestras calles. El Rastro nos da mucho a los comercios y también a los vecinos que económicamente no les influye, pero quieren preservar los negocios del barrio. Por eso, pensamos en esta tapa para todos a precios populares”, cuenta.
Además, desde septiembre y por petición de muchos clientes, también llevan su cocido completo a domicilio (21 euros por persona más el transporte). Y para los que quieran algo intermedio, ofrecen una estupenda degustación individual del mismo guiso para tomar en una mesa alta del restaurante (5,50 euros y dos euros más con caldo), para recoger allí (6,50 euros y dos euros de caldo) o en delivery sin salir de casa (8 euros y 2,20 euros de caldo en Deliveroo). José asegura que continúa elaborando este plato durante cinco horas con la misma receta que su abuela y con productos de diferentes zonas geográficas: morcilla asturiana, chorizo de León, codillo y tocino ibérico de Granada y garbanzos de Zamora. “Me salgo del cocido purista. No uso zanahoria ni sirvo en tres vuelcos a no ser que el cliente nos lo pida”, afirma. Que los fogones de Malacatín sigan en activo es algo que hay que celebrar y qué mejor manera de hacerlo que probando su mejor obra. Tienen opciones para todos los bolsillos.
Fabada de estrella Michelin asturiana a domicilio. Casa Gerardo lleva desde 1885 como referente de la gastronomía asturiana y por primera vez se puede comer su fabada recién hecha en Madrid, y en casa. Se pide en La Gran Familia Mediterránea (en la plataforma Just Eat), el restaurante fantasma creado este año por el cocinero Dani García. “Dani es un enamorado de la fabada y me propuso que formara parte de su proyecto”, cuenta el chef asturiano Marcos Morán. Por 15,50 euros uno no se puede teletransportar a la localidad de Prendes donde está ubicado su restaurante Michelin, pero sí encargar una ración de fabada con los mismos ingredientes y receta con los que este chef asturiano la elabora en Asturias. “Estuve tres semanas haciendo pruebas hasta que me quedé plenamente satisfecho del resultado”, explica Morán. “Dani nos está dando una lección de valor a todos los cocineros. Nos está diciendo que quien no juega no gana y se está atreviendo a hacer cosas que antes eran impensables”, asegura. La colaboración entre estos dos amigos no ha hecho más que empezar y pronto anunciarán novedades.
También reconocido con numerosos galardones y la admiración de los gourmets madrileños está el establecimiento Asturianos (Calle de Vallehermoso, 94. Tel.: 915 335 947). Ahora no solo se puede disfrutar de la deliciosa cocina de doña Julia Bombín en exclusiva dentro en su local, también llega a los hogares. Para ello, sus hijos han creado una caja con un menú para dos personas con las creaciones de Julia más alabadas por su clientela. “Mi madre tiene 77 años y es como si fuera una cocinera japonesa que lleva toda su vida haciendo seis platos. Todo el mérito es de ella y mandamos los platos envasados al vacío para no depender del transporte y dar de comer igual que si estuvieras en el restaurante”, explica Alberto.
La caja se puede encargar a domicilio todos los días de la semana, menos los sábados que cierran, llamando al restaurante o a través de la plataforma Macarfi. Cuesta 50 euros e incluye unas sardinas marinadas en vinagre de sidra con sopa de tomate, verdinas con marisco y carrillada estofada al vino tinto que se calientan al baño maría y de postre, su clásico flan de queso. Así mismo, ofrecen los platos por separado, su famosa fabada y los vinos que elaboran en Bodegas Canopy. No hay mayor abrigo que un buen guiso.
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