El profesor de inglés no aparece en clase
Los alumnos sufren las carencias de los centros públicos, a los que le falta todavía entre el 8% y el 10% del profesorado, según directores y sindicatos
Vanesa Pinto, de 14 años, leía a mitad de la mañana My Hero Academia, un cómic de manga al que está enganchada desde hace un tiempo. Trata de un adolescente que quiere ser un superhéroe, consigue heredar el superpoder de la fuerza y accede a una especie de academia donde estudiará con otros superhéroes cómo hacer frente a los supervillanos. Jueves, 11.30. En ese momento Vanesa está, supuestamente, en clase, en el instituto Pedro Duque de Leganés, pero a distancia, concretamente desde su sofá y con su cómic en la mano.
Es un ejemplo de los efectos colaterales de una semipresencialidad llevada a cabo con carencias en los centros públicos madrileños, de la falta de profesorado, de medios y de las promesas incumplidas, hasta el momento, por el Gobierno de Ayuso. Pero sucede algo peor, en su instituto y en otros tantos: miles de alumnos no conocen al profesor de una de sus asignaturas porque, sencillamente, no han podido contratarlo. Así que los alumnos se mueven entre la presencialidad, la semipresencialidad (a veces incompleta como el caso de Vanesa) y la nula presencialidad.
“Me levanto, desayuno, abro la aplicación [que utilizan los centros para la educación a distancia] y veo si hay tareas. Pero nunca damos clases on line”, reconoce la adolescente. La mañana en casa, por tanto, depende de sí misma.
Todavía faltan 1.900 docentes de Secundaria, sumando las 1.500 vacantes que no se han cubierto este año y los 400 que entraban en el cupo de los 10.610 prometidos por la Comunidad de Madrid, según datos de un sondeo realizado por la asociación de directores de institutos públicos Adimad.
Isabel Galvín, de CC OO, asegura que hay una verdadera crisis del profesorado y “falta entre el 8% y el 10% de la plantilla en Secundaria y FP, dependiendo de la zona”. De hecho, dice, hay centros donde todavía esperan la llegada de 10 profesores. En Infantil y Primaria, continúa, los datos no mejoran mucho, y falta entre el 5% y el 10% de la plantilla. El problema, al final, se repite, con cuatro especialidades, las que más está costando encontrar a la Administración: inglés, matemáticas, economía y lengua. También pasa con algunas especialidades de FP. Y después, con los docentes de física y química, dibujo, geografía e historia o plástica."Está siendo un auténtico desastre", avanza Mari Carmen Morillas, presidenta de la FAPA Francisco Giner de los Ríos, que engloba más de 800 asociaciones de padres de centros madrileños y recibe diariamente quejas y consultas de padres preocupados por la situación que están viviendo sus hijos.
¿Están perdiendo clases? Sí, responde, porque esas horas, sin profesores, se quedan en blanco. “Los alumnos las utilizan para hacer deberes de otras asignaturas”, dice Morillas. “Desde la FAPA vamos a elaborar un modelo de queja para distribuir a las AMPA para que las dirijan a las diferentes direcciones de área”, avanza.
Fuentes de la Consejería de Educación admiten la dificultad que está suponiendo este año contratar profesorado, dice que “no hay cifras exactas de los que faltan” y añade que “no es una cuestión de voluntad política ni presupuestaria”. De hecho, dicen que en septiembre cubrieron 3.700 bajas. “Pero lo que estamos sufriendo no es un problema único de Madrid”, recuerdan.
Vanesa, en 3º de la ESO, rota cada semana los días que le toca semipresencialidad. Una le toca los lunes, miércoles y viernes, y la siguiente martes y jueves. Ella no ha tenido todavía clases de música, porque no ha llegado su profesor. A sus hermanas, Ana, en 1º de la ESO, y Susana, en 4º, les pasa exactamente lo mismo. Van las tres al mismo instituto de Leganés y la más pequeña no ha tocado el inglés hasta ahora y la mayor la plástica.
“¿Cómo me voy a creer a este Gobierno que nos dice que todo va bien?”, se queja su madre, Marisa Rodríguez. En ese instituto, el Pedro Duque, faltan todavía cuatro profesores: el de inglés, el de dibujo, el de música y el de física y química.
Pero lo de Leganés no es un hecho aislado. Se repite por toda la región. Patricia del Amo, de 44 años, es profesora de lengua y literatura en el instituto Calderón de la Barca, en Madrid, en el límite entre Carabanchel y Usera. Cuenta que a día de hoy falta otro profesor de lengua y uno de matemáticas en su centro, y hasta la semana pasada cubrían la falta de seis compañeros. Ella es tutora de una clase de 1º de la ESO y, de manera altruista, informó al curso de al lado, cuyo tutor todavía no ha llegado. “Lo hice porque los pobres chavales estaban superperdidos”, explica.
La semipresencialidad para ella “es una falacia”, pero no porque los profesores “no quieran dar las clases on line, es que en ese momento las están dando presenciales y no se pueden desdoblar”, explica Del Amo. Mientras, admite con pesar, los chicos que les toca estar fuera del centro acaban en el parque de al lado. “Los horarios al final son un lío. Los padres ya no saben qué toca, y ellos acaban en la calle”, lamenta.
La diferencia con los centros privados o concertados, dicen los directores, se verá a final de curso. Sobre todo para aquellos alumnos que compitan en la prueba de acceso a la universidad (Evau). “Y esto es por la falta de profesorado de plantilla, es decir, que tienen sus alumnos, sus evaluaciones...”, denuncia Esteban Álvarez, presidente de Adimad, que recuerda que la mayoría de centros no tiene conectividad a Internet, por lo que realizar las clases a distancia se convierte “en un imposible”. “Y no hablamos ya de sustituciones por bajas por covid o cualquier enfermedad, porque a día de hoy no se están cubriendo”.
La dificultad de contratar
Los contratos del profesorado para hacer frente a este curso comenzaron a realizarse a principios de septiembre, con el curso ya empezado, lo que para la comunidad educativa, formada por directores, padres y sindicatos, solo tiene una lectura: “Llegaron tarde”, dice Isabel Galvín, de CC OO. Ella recuerda que llevaba desde julio pidiendo a la Administración que abriera las bolsas extraordinarias. Pero no lo hicieron. “De hecho, como su pretensión entonces era empezar el curso con presencialidad total y sin contratar profesores... Ahora se ven las consecuencias de un problema de fondo, porque esto es consecuencia de la política educativa de muchos años”.
Lo cierto es que las bolsas ordinarias se vaciaron rápido, después las extraordinarias, cuyos docentes han huido además a otras comunidades con la misma necesidad que Madrid y donde pagan algo más y la calidad de vida también mejora. Ahora, tras agotar las bolsas ordinarias y las extraordinarias, la Administración está recurriendo al paro, a través del SEPE, donde realizan actos públicos que deben seguir una baremación en los que se pone en evidencia un sistema donde faltan esos profesionales.
El martes pasado, por ejemplo, de 170 plazas para profesores de inglés que se ofertaban solo se cubrieron 35. De lengua y literatura contrataron a 21 de 200 que se necesitaban. Y eso que con el último real decreto del Ministerio de Educación se accedió, como medida extraordinaria, a contratar a docentes que no hubieran realizado el máster necesario para impartir enseñanza.
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