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Patio de butacas
Crónica
Texto informativo con interpretación

Clásicos pioneros y películas larguísimas

Este mes los cines de Madrid recuperan títulos como ‘Z’, de Costa-Gavras, o ‘Sátántangó’, de Béla Tarr. También se podrá volver a ver en pantalla grande ‘Viridiana’

Una escena de la película 'Sátántangó' de Béla Tarr
Una escena de la película 'Sátántangó' de Béla Tarr

Entre las joyas que las salas de Madrid recuperan en octubre, dando la oportunidad de verlas en pantalla grande, el Cine Doré continúa el ciclo Cine Prohibido, con películas que de un modo u otro han sido censuradas a lo largo de la historia. Hay muchas joyas en ese menú, como La parada de los monstruos (Todd Browning, 1932), que cuenta las desventuras de una tropa de freaks de circo, o Viridiana (Luis Buñuel, 1960), la única Palma de Oro del cine español, que se exhibirá el día 28.

Luis Buñuel (de pie) ajusta una toma con las manos en el rodaje de una secuencia de 'Viridiana'.
Luis Buñuel (de pie) ajusta una toma con las manos en el rodaje de una secuencia de 'Viridiana'.© RAMÓN MASATS (VEGAP, Madrid, 2017)

Y una excelentísima película: Z (Konstantinos Costa-Gavras, 1969). Este filme se basa en la historia real del asesinato del líder griego de la Unión Democrática de Izquierdas, Grigoris Lambrakis en 1963 a manos de un grupo policial con conexiones con el Estado. A pesar de que la historia, el director y la actriz protagonista (Irene Papas) son griegos, no se hace mención al lugar donde sucede la acción. Grecia en aquel momento se encontraba bajo una dictadura militar que la película disecciona y explica desde la lejanía, con enorme inteligencia.

Una de las características más estimulantes de esta historia de Costa-Gavras es la combinación de thriller de alto contenido político con los mecanismos de la investigación criminal. Un juez (Jean Louis Trintignant) es el encargado de investigar las extrañas circunstancias en las que ha fallecido Z (Yves Montand), un líder de izquierdas, pero para ello ha de ahondar en las cloacas del poder. Es un retrato de la corrupción que hiela la sangre, especialmente en su radical y breve epílogo. La película fue la primera en conseguir estar nominada al Oscar a mejor película y a mejor película de habla no inglesa… y este último lo ganó. Aunque Z retrata la realidad griega, es en realidad una coproducción francesa y argelina, lo que curiosamente la convierte en la primera película africana en ganar un Oscar en esa categoría. Así son los datos. El director de fotografía es Raoul Cotard, habitual de Godard, y los diálogos están a cargo de Jorge Semprún, que fue ministro de Cultura del Gobierno de Felipe González entre 1988 y 1991, y que también trabajó para directores como Alain Resnais, Mario Camus o Joseph Losey. Se proyectará el viernes 30 de octubre, a las 18.30, en el Doré.

Y del título más corto de la historia, pasamos a algunas de las películas más largas de la historia.

Fotograma de la película 'Z', de Konstantinos Costa-Gavras.
Fotograma de la película 'Z', de Konstantinos Costa-Gavras.

Quizá la película larga más célebre sea Empire (Andy Warhol, 1964), el plano fijo de ocho horas del Empire State Building desde, aproximadamente, las ocho de la tarde hasta las tres de la madrugada. Andy Warhol suena a referencia manida pero algunas de sus ideas, especialmente las cinematográficas, siguen apuntando un camino interesantísimo, estimulante y, sobre todo, útil. Útil para nosotros como espectadores, como personas ávidas de ver.

Empire nos plantea la pregunta de qué es una película o, más bien, para qué sirve. ¿Es una película un producto para sentarte atento durante todo su metraje y analizar los datos que recibes? ¿O es una experiencia que se relaciona contigo y con la realidad que la rodea? Obviamente no es ninguna de estas dos cosas de un modo puro, pero, en general, el modo en el que las películas están pensadas nos lleva más hacia el primer escenario que hacia el segundo. Empire sobrevive como un ejemplo de otra posibilidad: una película que no está hecha estrictamente para verse. Y ahora vive relegada a los museos y a las listas de curiosidades, en lugar de otros ambientes para los que es perfecta: por ejemplo, las fiestas. Pero saber que existía una película de la que se podía apartar la mirada y volver más tarde a ella cambió mi modo de ver cine y mis expectativas sobre él. Este mes no se proyecta Empire, pero sí otra célebre película larga: se puede ver Sátántangó (Béla Tarr, 1997) en la Cinética de Matadero (sábado 10 de octubre, 17.00 horas, sala Plató).

Sátántangó dura 460 minutos, es decir, 7 horas y media. Es una ordinariez empezar a hablar de una película mencionando su duración pero es casi inevitable. No es solo una de las películas más largas de las que oiréis hablar, sino que contiene el plano más largo de la historia del cine: 10 minutos y 14 segundos. Su director es el húngaro Béla Tarr, un nombre clave del cine europeo que ya ha realizado lo que él ha llamado su testamento fílmico, su última película: El caballo de Turín (2011), con Tilda Swinton.

En 2010 la programaron en el Cine Doré, con dos descansos. Tuve la oportunidad de verla y fue una experiencia descomunal. Está llena de imágenes fascinantes, en un blanco y negro potente, con planos preciosos de personajes caminando y bailando y de animales (vacas, un gato o un búho) que se han quedado grabadas a fuego. Y en uno de los descansos fui al baño de la segunda planta del Cine Doré y esa experiencia es un recuerdo igual de nítido que escenas como la estampida de caballos.

No se parece a Empire más que en la duración y en el blanco y negro. Tiene una estructura compleja y aunque a mitad del segundo tramo cerré los ojos un poquito, pude disfrutarla, pues todavía quedaban cinco horas. En el mundo frenético de las notificaciones puede resultar complicado encontrar la disposición para verla si uno la trata como un texto del que está haciendo un dictado, es inabarcable como dictado. Pero como experiencia… ¡Id a verla por la experiencia aunque sea!

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