Los nuevos bares abren con tienda gourmet
En estos locales recién inaugurados se pueden comprar buenos productos de pequeños artesanos o tomárselos allí mismo.
Los padres de Ramón Coalla abrieron una tienda de ultramarinos en 1955 en Gijón. “Hace ocho años, con la idea de hacer algo divertido inauguramos un nuevo formato de tienda con barras para degustar los mismos productos que te podías llevar a casa”, cuenta. Tuvo una gran acogida en la ciudad asturiana y reconocimientos a nivel nacional. Coalla se alzó con el premio a los mejores profesionales de España en 2004 según la Guía Gourmetour o con el galardón Club de Gourmets a la mejor tienda gastronómica de España en 2017, entre otros. Y en 2019 montaron otra en Oviedo. “Ha funcionado tan bien en Asturias que por pura inquietud y ambición empresarial hemos querido venir a Madrid”, explica Ramón. La semana pasada, tras meses de retraso por la pandemia, abrieron en el número 203 de Serrano su templo gastronómico madrileño de 400 metros cuadrados.
Coalla está dividido en dos plantas. En la de arriba hay una amplia variedad de vinos y mesas para sentarse. Y abajo, además de las barras que funcionan como un bar de tapas, se pueden comprar productos delicatessen de conservas, embutidos, salsas, repostería, mermeladas artesanales, cremas como la Asturcilla (Nocilla asturiana de ingredientes ecológicos) o quesos que lucen en paredes y vitrinas.
“No somos fundamentalistas del producto asturiano. Buscamos lo mejor sin importarnos de dónde es. Nos interesa trabajar con pequeños productores que cuidan los detalles. Aquí hemos querido apoyar a los quesos madrileños porque los hay muy buenos”, explica Ramón.
La carta de Coalla está organizada por tapas, conservas, charcutería, postres y ofrece lo mismo que en sus tiendas del norte. “No nos hemos comido mucho la cabeza. Si funciona allí, ¿para qué cambiarlo?. Presumimos de no saber cocinar pero sí de saber cuáles son los mejores productos y cómo mezclarlos”, afirma. De las tapas para compartir destacan la de morcilla matachana y sardinas Güeyu Mar (7 euros), el carpaccio de vaca asturiana de Casa Milia (7,90 euros) o los tacos de salmón ahumado Domínguez (16 euros). También tienen tablas de queso (a partir de 12, 50 euros) y una selección muy cuidada de vinos por copas con interesantes generosos, espumosos, blancos, rosados, tintos, cervezas y vermuts. Al preguntar a Ramón por algo que solo se puedan encontrar en Coalla en Madrid se le iluminan los ojos y responde: “Podría decir que diferentes cosas de varios lugares del mundo pero me hace especial ilusión que, por primera vez, se puedan tomar en la capital los bombones helados artesanos de La Ibense”, admite. Su envoltorio ‘vintage’ está a la altura de su contenido y no defrauda en sabor. En pocos días Coalla tendrá terraza en la Plaza República del Salvador y reparto a domicilio. Les acaban de entregar la furgoneta y están deseando estrenarla.
Recién salida del horno también está La Franchutería (Vallehermoso, 52), un bar con tienda de productos artesanos liderado por dos jóvenes franceses en Arapiles. Laura vendía cables en una gran multinacional y Alex era comercial de maquinarías agrícolas. Ambos llegaron a Madrid hace siete años gracias a un programa de su gobierno y descubrieron que les unían las mismas pasiones: la gastronomía y el consumo responsable.
“Hacíamos enoturismo a pequeñas bodegas familiares, anotábamos nuestras favoritas y hace dos años decidimos dar forma a un proyecto común. Comenzamos a ir a ferias y a visitar a productores para catar lo que hacían, recopilar los mejores y dejamos nuestros trabajos para enfocar nuestro sueño”, cuenta Alex. El 26 de agosto inauguraron este espacio con terraza dedicado a productos españoles y franceses elaborados por pequeñas familias que miman la materia prima.
En su carta hay tostas de embutidos ibéricos de Guijuelo, tablas con diferentes productos como la mixta para dos personas de queso, embutido y paté (11,50 euros) o latas de conservas artesanas como las de sardinillas procedentes de pesca de bajura sostenible Pan do Mar (7 euros). Los vinos están representados en mapas de los dos países y en las alacenas del local exhiben breves descripciones de la filosofía de cada viñedo y del resto de productos. Además, cuentan con cervezas artesanas y destilados de la Comunidad de Madrid como la ginebra Monti y Santamanía.
La sorpresa llega con el ‘rillette’ y la mousse de pato al coñac (7,50 y 10,50 euros respectivamente). “Queríamos que fueran franceses pero encontramos a un productor en Palencia que los elaboraba de manera natural y son exquisitos”, admite Alex. “Como franceses que somos, el pan era muy importante para nosotros y lo encontramos de masa madre y fermentaciones largas en el obrador cercano Vanille Bakery Lab (Donoso Cortés, 8)”, dice Laura. Llevan menos de un mes y ya conocen el nombre de algún vecino. Alex sonríe y dice: “Si repiten es buena señal”.
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