_
_
_
_
Coronavirus
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Experiencia personal de una experta en conducta humana: “Necesitamos creer en un mundo justo”

“El virus nos confronta a una vida que, con frecuencia, no ofrece a cada uno lo que consideramos les corresponde”, relata la autora, doctora en Derecho, psicóloga y criminóloga

Susana Laguna, doctora en Derecho, psicóloga y criminóloga.
Susana Laguna, doctora en Derecho, psicóloga y criminóloga.

Si algo está poniendo a prueba la pandemia mundial provocada por la covid-19, además de nuestra resistencia física, es la firmeza de algunas de nuestras creencias y de percibir la realidad. La vida no es justa, pensamos, al contemplar desde nuestro hogar, escenario de aislamiento, cómo miles de personas perecen a manos de un enemigo invisible, rápido y fuera de control, que circula a sus anchas por lo que, hasta ahora, considerábamos un lugar más o menos seguro. Con pasmo y ojos críticos juzgamos también las conductas de aquellos ciudadanos que parecen vivir ajenos al riesgo de contagio y que hacen uso de su limitada libertad al margen de las restricciones. De nuevo, decimos, no es justo, mientras nos preguntamos, ¿por qué?

Lerner nos dio la respuesta en 1965 cuando planteó que los individuos necesitamos creer en la existencia de un mundo justo. Solo así podemos enfrentarnos a un ambiente físico y social, a menudo incierto y desordenado. El mundo no está a merced del azar, no; las cosas buenas les suceden “a los buenos” y las malas “a los malos”. De este modo adquirimos el control de nuestras vidas. Basta con movernos dentro de los márgenes que ese mundo nos permite para sentirnos de nuevo seguros y protegidos, pero el virus amenaza esta creencia y, como un espejo, nos ofrece una imagen muy distinta de la existencia humana. Nos confronta a una vida que, con frecuencia, no ofrece a cada uno lo que consideramos les corresponde.

Los individuos necesitamos creer en la existencia de un mundo justo. Solo así podemos enfrentarnos a un ambiente físico y social, a menudo incierto y desordenado

Otra de las distorsiones más arraigadas en el pensamiento humano es la ilusión de invulnerabilidad, un sesgo optimista por el que vemos poco probable la ocurrencia de sucesos negativos cuando de nosotros mismos se trata. Como sucede con la infravaloración del riesgo al contagio por VIH, a simple vista y por su comportamiento, pareciera que determinados individuos creyeran ser invulnerables a la enfermedad, prescindiendo del uso de mascarilla o infringiendo la indicada distancia de seguridad en el contacto social. Se exponen a la enfermedad porque “las cosas malas les suceden a otros”. Lamentablemente se trata solo de eso, de una ilusión provocada por la esperanza, sin fundamento real, de que el que el virus no les alcanzará. El miedo, mecanismo psicológico sano y adaptativo cuando se mantiene a niveles ajustados a una amenaza real, parece no estar cumpliendo su función, la protección propia y ajena, para desconcierto otros muchos que sienten cómo, casi proporcionalmente, aumenta el suyo.

Quebrar nuestras creencias más básicas, ciertamente sesgadas pero necesarias, nos expone a vivir en un mundo percibido como amenazante e injusto, con el consecuente riesgo de padecer trastornos psicológicos. La gestión de esta crisis sanitaria tiene el reto, por tanto, de proteger también nuestra salud mental, ofreciendo la certidumbre económica, política y social necesaria para que, como ciudadanos, podamos seguir creyendo en nuestra fortaleza ante la adversidad y recobrar nuestra, quizás no perfecta, pero ansiada normalidad.

Susana Laguna es doctora en derecho, psicóloga y criminóloga.

La experiencia personal: anecdotario de los madrileños durante la crisis sanitaria

Algunas de las historias recogidas en La Experiencia Personal, relato coral de los vecinos de Madrid durante el estado de alarma.
Algunas de las historias recogidas en La Experiencia Personal, relato coral de los vecinos de Madrid durante el estado de alarma.EL PAÍS

Todos tendremos una historia que contar sobre cómo vivimos el confinamiento por la pandemia del coronavirus. Este es un relato coral de los vecinos de Madrid a través de textos en primera persona

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_