¿Quién se atreve a hablar de miedo?
Qué bonita Madrid, qué calma tan necesaria, qué lentitud tan sumamente hermosa. Qué ciudad tan emocionante, llena de ancianos y de perros, de nadie más
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He salido a la calle por primera vez después de dos meses en casa. He estado a gusto, no voy a mentir. Mi casa es mi lugar de trabajo y de emoción y por eso la cuido y la preparo para momentos de reclusión. En ella hago el amor, lo deshago cuando hace falta, escribo y brindo con mis amigos. También me abrazo con mis perros, disfruto de la tranquilidad del silencio y lloro sin que nadie quiera evitarlo. Siento que llevaba años preparándome para un confinamiento, aunque es cierto que todo cambia cuando la puerta ha de cerrarse de manera obligatoria y no porque uno lo elige. Entonces la película ...
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