_
_
_
_
La experiencia personal
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El camino hacia la “emergencia exprés”

La precariedad de recursos con los que cuentan los servicios sociales no ofrece una respuesta diferente a los sectores más vulnerables, escribe el sacerdote Javier Baeza

Cola de personas para recoger alimentos en el comedor social en la parroquia San Ramón Nonato, en Puente de Vallecas.
Cola de personas para recoger alimentos en el comedor social en la parroquia San Ramón Nonato, en Puente de Vallecas.Álvaro García

Recordamos cómo, cuando éramos niños y andábamos con la familia en una casita al borde del río, tras la comida, siempre aparecía el enfado: "Hay que dormir la siesta” decía mama, “no se puede bajar al río hasta dentro de dos horas”. Los niños nos esforzábamos en intentar comprender algo irrazonable. Si hasta hace un momento el curso del agua podía ser interrumpido por la algarabía infantil, ¿por qué, tras comer, eso se tornaba imposible?. Nada, a simple vista en el cauce, había cambiado.

Es lo mismo que nos ocurre con esos anuncios a bombo y platillo, a través de las redes sociales, que hace nuestro actual equipo de gobierno del Ayuntamiento de Madrid.

“Solo es cuestión de organizarte”, dicen a madres que llevan toda su vida sobreviviendo en la pobreza

Nos anuncian la “ayuda de emergencia exprés” pero, hasta la fecha, no somos capaces de averiguar cómo acceder a ella. Interminables llamadas a distintos dispositivos de servicios sociales. Es difícil que te atiendan telefónicamente. En una mañana, pasamos casi tres horas, en el distrito de Puente de Vallecas, para finalmente ser atendidos por alguien al otro lado de la línea telefónica. Nos dicen que no saben cuál es el camino para acceder a estas ayudas. Que “suponemos” será el mismo que siempre, a través de las trabajadoras sociales. Y eso en otros tantos servicios sociales de otros barrios.

Y, como siempre, las familias se encontrarán con los mismos muros -si ya tienes una prestación de RMI de 585 euros para tres personas no necesitas trescientos más para comer todos los días-. Volverá el insaciable juicio: “Solo es cuestión de organizarte”, dicen a madres que llevan toda su vida sobreviviendo en la pobreza.

Eso, si consigues una cita previa y tu trabajadora social te llama y tu móvil no tiene las llamadas restringidas por falta de pago. Pero han pensado en todo, y como tenemos una Administración -además de mediática- moderna, ofrecen la posibilidad de hacer dicha gestión por vía telemática. ¿Cuántas personas de las que acompañamos tienen esa capacidad de gestionar asuntos vitales vía internet? Por no hablar de aquellas cuya conexión telemática es el wifi de la EMT.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Cuando has llegado hasta aquí, surge el problema de la documentación. Resulta que muchas personas y familias, por distintas y lógicas razones, no están empadronadas en el municipio. Si no estás empadronado, nada. Y aunque mil veces el Ayuntamiento lo haya anunciado, sigue sin facilitar el empadronamiento en los centros de servicios sociales. Entonces, estás ayudas no son para los ciudadanos de Madrid, son para los empadronados en Madrid.

La precariedad de recursos con los que cuentan los servicios sociales y la escasa presencia de trabajadores públicos, más allá del anuncio que el Ayuntamiento de Madrid vocea, no ofrece una respuesta diferente, operativa y real a los sectores sociales más vulnerables y necesitados.

El anuncio que están esperando las familias empobrecidas es que pasan a ser el centro de las políticas sociales y que desde ellos, y no para los publirreportajes, se articulan las políticas sociales del Ayuntamiento ofreciendo un recorrido real y eficaz para salir de la pobreza: existe el río y nos podemos bañar.

Javier Baeza es sacerdote en San Carlos Borromeo, en Vallecas

La experiencia personal: anecdotario de los madrileños durante la crisis sanitaria

Algunas de las historias recogidas en La Experiencia Personal, relato coral de los vecinos de Madrid durante el estado de alarma.
Algunas de las historias recogidas en La Experiencia Personal, relato coral de los vecinos de Madrid durante el estado de alarma.EL PAÍS

Un relato coral de los vecinos de Madrid a través de textos en primera persona.


Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_