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Al rescate del patrimonio megalítico: Galicia expropia fincas privadas con dólmenes y menhires

La Diputación de A Coruña financiará la compra en ocho municipios para salvar y acercar a la ciudadanía unas construcciones milenarias castigadas por el vandalismo y el abandono

Dolmen de Arca da Piosa situado en el Concello de Zas (A Coruña).
Dolmen de Arca da Piosa situado en el Concello de Zas (A Coruña).ÓSCAR CORRAL
Sonia Vizoso

Son monumentos con miles de años de antigüedad, diseminados por Galicia y muchas veces sin nadie que los admire, invisibilizados por la maleza o la falta de señalización y hasta vandalizados. Buena parte de las mámoas, dólmenes y menhires que integran el patrimonio megalítico gallego se alzan en fincas privadas y la Diputación de A Coruña ha decidido actuar para garantizar su conservación: expropiar los terrenos en los que se encuentran. “Es una medida de esas que los modernos llaman ahora win-win, porque para los propietarios de estas fincas las piezas son un handicap. Se trata de monumentos catalogados, con un área de protección en la que ellos no pueden hacer nada, ni construir ni plantar”, explica Xosé Regueira (BNG), vicepresidente del organismo provincial.

Los monumentos incluidos en el plan son 14 dólmenes y un menhir ubicados en nueve municipios de A Costa da Morte, una comarca plagada de este tipo de construcciones funerarias prehistóricas. Cuando hayan revertido a manos públicas, los túmulos serán adecentados y señalizados para integrar un museo al aire libre que llevará el nombre de Parque do Megalitismo da Costa da Morte. La Diputación coruñesa financiará la compra de las fincas y los ayuntamientos la ejecutarán a través de una expropiación forzosa o de una adquisición negociada “siempre que responda a precios que no estén adulterados por el propietario”, señala Regueira.

Una empresa especializada ha tasado ya las fincas. Después de cuatro años de trabajo, la diputación confía en que las adquisiciones se cierren en los próximos meses porque los ayuntamientos llevan años en contacto con los propietarios de los terrenos. El plan de crear un parque del megalitismo en esta comarca coruñesa lleva un par de décadas de retraso. Fue impulsado originariamente por la Xunta de Manuel Fraga en 2003, tras la catástrofe del Prestige, y el Gobierno de Alberto Núñez Feijóo llegó a darle el visto bueno ambiental en 2010, pero nunca lo completó. El Gobierno provincial de A Coruña, en manos del PSOE y BNG, decidió retomarlo y ha reservado 500.000 euros para su ejecución. La mitad del dinero se destinará a comprar el suelo y, el resto, a señalizar los yacimientos y a organizar acciones de divulgación.

Los dólmenes afectados están en Vimianzo (Pedra Moura, Pedra Cuberta, Caseta de Berdoias, Pedra da Lebre, Mina de Recesindes, Casa dos Mouros y Arca de Rabós), Carballo (Pedra Moura de Aldemunde), Laxe (A Fornela dos Mouros), Malpica (Pedra da Arca), Mazaricos (Mina da Parxubeira), Zas (Arca da Piosa y Pedra Vixía) y Coristanco (Chan de Embarrada). A estos túmulos hay que añadir el menhir de Erboedo, en A Laracha, cuya expropiación ya ha sido completada por el Ayuntamiento, y el dolmen de Dombate, en Cabana de Bergantiños, considerada la catedral del megalitismo gallego y que también está ya en manos públicas.

Todos estos dólmenes incluidos en el plan están catalogados y excavados, pero los ayuntamientos llevan años recibiendo quejas de los vecinos por las trabas para visitarlos y su mal estado de conservación. Alrededor de los monumentos que integrarán el museo megalítico al aire libre se extiende un enorme patrimonio de la edad de piedra pendiente de estudiar. Solo en A Costa da Morte están catalogadas 480 construcciones funerarias levantadas aproximadamente entre los siglos IV y III a. C. (de las 5.000 que se estiman en toda Galicia), lo que supone un túmulo por cada 2,5 kilómetros cuadrados, según la documentación de la Xunta.

Cartel que indica dónde está el dolmen de Arca da Piosa, en el Concello de Zas (A Coruña.
Cartel que indica dónde está el dolmen de Arca da Piosa, en el Concello de Zas (A Coruña.ÓSCAR CORRAL

En Zas, un municipio de 4.500 habitantes, son dos los dólmenes emplazados en terrenos privados, ambos declarados Bien de Interés Cultural (BIC). El más imponente y mejor conservado es el Arca da Piosa, donde el poeta Eduardo Pondal, autor de la letra del himno gallego, sitúa la tumba del guerrero celta Brandomil. Está ubicado en una finca forestal propiedad de la multinacional Ence. El otro, el de Pedra Vixía, está en muy mal estado, con solo dos muros que resisten en pie en el predio de un particular. El Ayuntamiento está solo a la espera de que la Diputación de que A Coruña le comunique el precio de tasación para poner en marcha las expropiaciones. “Esperamos que sean amistosas. Son montes y no valen mucho porque tienen limitaciones urbanísticas muy fuertes. Si quieren hacer plantaciones o cortas allí, tendrían que hacerlo con medios manuales y contratar a un arqueólogo que esté presente por si aparece algo”, expone el alcalde de Zas, Manuel Muíño.

Cartel que indica la dirección en la que debería estar el dolmen, que está escondido por la vegetación.
Cartel que indica la dirección en la que debería estar el dolmen, que está escondido por la vegetación.ÓSCAR CORRAL

Monumentos destrozados con barrenos

Los abuelos de Juan Fernando Maroñas compraron hace 40 años una finca con dolmen. Bueno, con solo una parte de esta construcción milenaria, ya que a la necrópolis de Pedra Vixía, en Zas, solo le quedan dos piedras. Recuerda que su familia siempre le contó que las que faltan las usó el anterior dueño del terreno para una obra en su casa. Sobre el plan para que el Ayuntamiento le compre la parcela, avanza que “todo es cuestión de hablarlo”. “A nosotros no nos ha traído ningún incordio tener el dolmen ahí. Limpiamos de vez en cuando y viene gente a verlo. Hace años hasta nos pidieron permiso para hacer excavaciones y no pusimos ningún problema. Tengo claro que no nos va a quitar de pobres, pero es un lugar muy bonito que estaría bien que restauraran”, afirma Maroñas.

Al episodio que apunta Maroñas de cómo el dolmen de Pedra Vixía fue expoliado, el maestro e investigador del patrimonio, Evaristo Domínguez, añade un par de datos. Aquello ocurrió a mediados del siglo pasado y como las piedras eran demasiado pesadas para ser trasladadas, el autor del destrozo no dudó en partirlas, metiéndole al monumento nada menos que un barreno. Algo similar le hicieron por la misma época al dolmen de Pedra da Arca, en Malpica, añade Domínguez. Y al de Pedra Moura de Carballo, que solo conserva cinco de las siete losas originales, le quitaron una de ellas para construir un puente.

Cartel de la ruta de Brandomil, en Galicia.
Cartel de la ruta de Brandomil, en Galicia.ÓSCAR CORRAL

Domínguez lleva años pateando A Costa da Morte en busca de vestigios megalíticos. En 2004, junto a un equipo de la Universidad de Santiago, llegó a encontrar 300 mámoas en la comarca. Le da “auténtica pena” que esta riqueza esté abandonada y “desaprovechada” y espera que el plan de la Diputación coruñesa para crear un museo al aire libre, al menos con los monumentos más importantes, y salga adelante y revierta la situación. Domínguez considera fundamental que estas construcciones milenarias se señalicen, que se creen rutas con guías para divulgarlas. En otras partes de Europa llevan muchos años haciéndolo así, incide. “Hace 15 años un amigo me enseñó la entrada de tres euros que había pagado en la Bretaña francesa para poder ver un dolmen que ni de lejos era como el de Dombate”, recuerda en alusión al célebre túmulo del municipio coruñés de Cabana de Bergantiños.

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Sobre la firma

Sonia Vizoso
Redactora de EL PAÍS en Galicia. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago. Lleva 25 años ejerciendo el oficio en la prensa escrita y ha formado parte de las redacciones de los periódicos Faro de Vigo, La Voz de Galicia y La Opinión de A Coruña, entre otros. En 2006 se incorporó a El País Galicia.

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