EH Bildu saluda el “salto histórico” de la izquierda soberanista
Otegi echa cuentas incluyendo a Navarra y las regiones euskaldunes del sur de Francia para proclamar: “Somos la primera fuerza de Euskal Herria”
Las ikurriñas habían estado guardadas durante toda la noche, pero comenzaron a asomar entre las decenas de militantes cuando se anunció la llegada del candidato de EH Bildu, Pello Otxandiano, y del coordinador general de la formación, Arnaldo Otegi. Los gritos de “independentzia” brotaron de la multitud y el fervor se desató en la noche electoral de la izquierda abertzale cuando Otegi saludó con el clásico “gora Euskadi askatuta” (“viva Euskadi libre”). La cita electoral no logró cumplir todos los sueños de EH Bildu alimentados por las encuestas. No hubo sorpasso al PNV, solo un empate en escaños, pero su avance resulta incontestable y la alegría se desató en la noche bilbaína. “Hemos tenido un resultado espectacular”, subrayó Otxandiano. “La izquierda soberanista ha dado un salto histórico”.
La distancia entre el PNV y EH Bildu no solo quedó reducida al mínimo en lo electoral, sino incluso en lo puramente físico. Como si quisiera ilustrar sobre el terreno el asedio político a la histórica fortaleza peneuvista, la izquierda abertzale organizó su noche electoral en el mercado del Ensanche de Bilbao, a escasos centenares de metros de Sabin Etxea, la sede de la formación que domina desde hace más de cuatro décadas la política de Euskadi y donde nació su fundador, Sabino Arana. En la improvisada sede electoral, decenas de militantes, en su mayoría por debajo de los 40 años, comenzaron la fiesta muy pronto, entre cervezas y pintxos, un ambiente festivo que a la vez escenificó el nuevo rostro de la formación de Arnaldo Otegi: el rock radical vasco ha dejado paso al pop suave y bailable.
Tantas expectativas habían despertado las encuestas que algunos incluso aspiraban a una triple corona: ganar en votos y en escaños e impedir que PNV y PSE sumasen mayoría absoluta, lo que hubiese multiplicado aún más la fuerza que EH Bildu tendrá en el próximo Parlamento. Finalmente, la euforia no fue completa, pero el fervor de la militancia se desató igualmente cuando, pasadas las 22.30, comparecieron por fin Otxandiano y Otegi. Bildu no consiguió arrebatar la hegemonía al PNV, pero su crecimiento es más que notable y las fuerzas entre las dos formaciones nacionalistas han quedado muy igualadas.
La formación de Otegi se impuso en dos de las tres provincias, Gipuzkoa y Álava, y también en la segunda ciudad, la sede de las instituciones autonómicas, Vitoria. Queda a apenas 30.000 votos del PNV y empata en escaños tras ganar seis. Respecto a las elecciones de 2020, EH Bildu recaudó 83.000 votos más. En Gipuzkoa superó el 40% de los sufragios. Si no logró alcanzar al PNV fue por la resistencia de esta formación en su gran feudo, Bizkaia. Aún así, hace cuatro años en esta provincia los peneuvistas los habían superado en 20 puntos, que en esta ocasión quedaron reducidos a 11. Los dirigentes de EH Bildu subrayaron otras victorias de relevancia simbólica, como la de Eibar, un enclave tradicionalmente mucho más volcado a los socialistas y al PNV.
En el entusiasmo de la noche, Otegi se lanzó a ampliar las cuentas. Recordó que para ellos, “Euskal Herria son siete territorios históricos, no tres”, es decir, contando a Navarra y las regiones euskaldunes del sur de Francia. Y de ahí extrajo una conclusión: “Somos la primera fuerza de Euskal Herria”. En un discurso casi íntegramente en euskera, Otegi aludió también a la estrategia que ha bautizado como del “sirimiri”, es decir, una lluvia fina y paciente que, sin prisas por alcanzar el poder, espera llegar algún día a “convertirse en mar”.
Una parte importante del crecimiento de EH Bildu proviene de los antiguos votos del espacio de Unidas Podemos, reducido esta vez al único diputado de Sumar. Tanto Otegi como Otxandiano lanzaron en sus discursos guiños a esos votantes. El coordinador general de EH Bildu agradeció expresamente los votos procedentes de “la izquierda confederal”. Y el candidato prometió representar en el Parlamento a quienes apostaron en formaciones que se han quedado fuera, en lo que sonó como una alusión a los 23.000 vascos que eligieron la papeleta de Podemos.
Aunque la mayoría de los mensajes sonaron en clave nacionalista, sobre todo entre el grito constante de “independentzia” y el flamear de ikurriñas, Otxandiano también aludió a la apuesta social de su formación, que constituyó el eje de su programa electoral. Así, defendió que Euskadi necesita una política “más de izquierdas y más progresista”. En ese sentido, el crecimiento de Bildu sí ha tropezado con una muralla: la mayoría absoluta que mantienen PNV y PSE.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.