Junts se descuelga del pacto contra la ultraderecha y Orriols gobernará en Ripoll

La extrema derecha independentista gobernará en Ripoll (Girona). Sílvia Orriols ha sido proclamada alcaldesa durante un agitado pleno, celebrado este mediodía en el ayuntamiento. La líder del partido ultra Aliança Catalana ha recibido los seis votos de su formación, y la oposición ha sido incapaz de concretar el frente común que había negociado durante los últimos días para tratar de apartar a Orriols de la alcaldía. Junts per Catalunya se ha descolgado del acuerdo sellado entre ERC, PSC y la CUP. Sin los votos de Junts, no se ha alcanzado la mayoría necesaria para desplazar a Aliança Catalana. “Ripoll es la esperanza de Cataluña”, ha manifestado Orriols, en su primer discurso como alcaldesa.

La lista que encabezaba Orriols sacó 6 concejales el 28 de mayo, a tres de la mayoría absoluta, pero con el doble de votos que Junts. Aliança Catalana es un partido independentista de marcada ideología islamófoba y, desde la misma noche de las elecciones, tomó forma la posibilidad de articular un cordón sanitario contra la ultraderecha. La unión de Junts, ERC, PSC y la CUP podía sumar una mayoría de 10 concejales, y excluía a los ultras y a un exmiembro de Junts que se ha integrado en un partido independiente y que, este sábado, ha votado en blanco. En la investidura, los ediles de Junts han decidido, finalmente, votar a su cabeza de lista, Manoli Vega. “Tan lícito es que gane una coalición como la lista más votada”, ha manifestado Vega, en el mismo salón de plenos. ERC, PSC y la CUP han aportado 7 votos para la candidata de los republicanos, Chantal Pérez. La legislación electoral exige que para derrotar a la lista más votada, esto es Aliança Catalana, es necesario alcanzar la mayoría del pleno. En Ripoll hubieran hecho falta 9 votos para frenar a la extrema derecha.

La dirección de Junts ha afirmado este sábado que “no comparte” la decisión de los concejales del partido en Ripoll. En un comunicado emitido tras reunirse con carácter extraordinario este sábado por la mañana, la cúpula de la formación ha asegurado que la decisión de los representantes de Junts per Ripoll “trasciende” al propio municipio. El caso de Ripoll ha zarandeado internamente a Junts. La presidenta del partido, Laura Borràs, se declaró contraria a fijar un cordón sanitario contra la ultraderecha independentista: “Yo no soy partidaria. Pienso que si defiendo que contradecir la voluntad popular cuando nos perjudica no es correcto, hacerlo cuando nos favorece, tampoco”. A las pocas horas, la diputada Miriam Nogueras se erigía en portavoz de Junts y corrigió a Borràs: “La posición es incuestionable”, aludiendo a que el partido defiende vetar a la extrema derecha. “Han sido días de mucha presión”, ha revelado Manoli Vega este sábado, y ha tratado de escenificar que en Ripoll los ediles de Junts han actuado de manera discrecional. “La decisión es de Ripoll y para Ripoll”, ha dicho.

La posibilidad de que el partido ultra llegara al poder había generado una gran expectación frente al Ayuntamiento de Ripoll, donde se ha desplegado un notorio dispositivo policial: “Gracias a la policía local de Ripoll y a los Mossos d’esquadra por garantizar el derecho de representación política”, ha manifestado Orriols.

Junts per Catalunya gobernó el último mandato en Ripoll, igual que anteriormente lo había hecho Convergència i Unió de manera holgada. Pero el 28 de mayo dio un vuelco a la composición del ayuntamiento. Junts recibió un mazazo, pasó de 8 ediles a 3, y Aliança Catalana se erigió como fuerza más votada. La lista que encabezaba Orriols sacó 6 concejales, a tres de la mayoría absoluta, pero con el doble de votos que Junts.

“Si hubiera una suma de otras fuerzas políticas que quieren encabezar este grupo, les daremos apoyo en la investidura y luego nos mantendremos al margen, pero siempre desde la oposición”, declaró tras la noche electoral Manoli Vega, cabeza de lista de Junts. En sus manifestaciones, la candidata asumía el pobre resultado en las elecciones y se descartaba para comandar una alternativa a Aliança Catalana. En dos semanas, la situación ha cambiado. “Como segunda fuerza más votada, lo lidero yo”, declaró recientemente. “O salgo yo o sale Sílvia Orriols”, avisó en la previa de la investidura. Salió Orriols.

El PP ya manda en Badalona y Castelldefels

El Partido Popular ha recuperado este sábado dos ciudades que históricamente ya había controlado en Cataluña. Xavier García Albiol vuelve a ser alcalde de Badalona, la mayor ciudad gobernada por el PP en Cataluña. Tras imponerse en las elecciones y conseguir una rotunda mayoría absoluta, el político ha sido investido con el apoyo de los 18 concejales de su partido y la oposición de los 8 ediles restantes. Será el tercer mandato de Albiol, que ya lideró la Alcaldía de la ciudad entre 2011 y 2015 y en el periodo 2020-21, mandato truncado después de que EL PAÍS revelara que aparecía en los papeles de Pandora.

Manu Reyes ha sido investido igualmente en Castelldefels gracias al apoyo de Som Castelldefels, que también formará parte del gobierno consistorial. En total, el que fue primer edil hace ocho años ha sido votado por 15 miembros del grupo, mientras que la socialista Esther Niubó ha obtenido 10. La hasta ahora alcaldesa por el PSC Maria Miranda renunció a seguir en el Ayuntamiento.

Por su parte, el PSC vuelve a mandar en Tarragona y Lleida con Rubén Viñuales y Félix Larrosa, respectivamente. Los socialistas logran recuperar el mando en las dos capitales, después de que durante los últimos cuatro años ambas tuvieran alcalde de Esquerra Republicana. El PSC mandará en minoría, “gobernaré para todo el mundo, soy consciente que no tengo mayoría”, ha manifestado Viñuales en la investidura, mientras Larrosa ha admitido que tendrá “difícil” alcanzar consensos.

En Girona, la CUP ha tomado posesión del cargo. Un pacto independentista a tres, con Junts y ERC, ha propiciado que Lluc Salellas asuma la vara de mando y gane para la CUP, que en Girona se presenta bajo la marca Guanyem, una de las cuatro capitales de Cataluña. El nuevo alcalde ha señalado que el acuerdo a tres representa a “las dos grandes mayorías que hay en la ciudad, la progresista y la independentista”.

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