Acaba de arrancar el martes, y la mayoría absoluta del PP en la Asamblea de Madrid ya se deja sentir. Una ovación cerrada celebra que Enrique Ossorio haya sido elegido como presidente de la Cámara. A su derecha se sienta Ana Millán. Es la nueva vicepresidenta del Parlamento regional, además de diputada. También, la alcaldesa de Arroyomolinos. Y la vicesecretaria de organización y territorial del PP de Madrid. Esa acumulación de cargos y poder no es excepcional. Porque en la Cámara también se sientan como diputados los alcaldes de Torrejón (Ignacio Vázquez) y Tres Cantos (Jesús Moreno), que a su vez, además de tener escaño, tienen cargos en la organización regional. Que todos mantengan todos esos galones en los próximos días es improbable. Isabel Díaz Ayuso siempre ha defendido que no se acumulen cargos. ¿Acabará dejando el acta o el bastón de mando alguno de esos regidores en las próximas semanas?

“La presidenta no está a favor de la acumulación de cargos, quiere dar el mayor juego posible a todo el mundo”, responde una fuente que cuenta con la confianza de la líder conservadora, enfrascada en estos momentos en decidir la alineación de su próximo gobierno, que lo puede cambiar todo.

“Habrá que ver cómo queda todo en unos días”, contesta otro interlocutor que despacha habitualmente con la presidenta regional. “La inclusión de esos alcaldes en las listas responde no a que son alcaldes sino a que forman parte de la dirección del partido”, añade. E insiste: “Una vez quede todo colocado habrá que ver”.

El dilema que hoy enfrenta Díaz Ayuso hunde sus raíces en tiempos remotos. Es 2015. El PP no vive un momento boyante como el de ahora. Todo lo contrario. Para retener el poder, Cristina Cifuentes intenta convencer a los votantes de que encarna la renovación en un partido asediado por las tramas corruptas de la Gürtel, la Púnica o la Lezo. Pasadas las elecciones, el PP depende de Ciudadanos para gobernar. Y los dos partidos coinciden en una medida ejemplarizante, estética si se quiere: oponerse a la acumulación de cargos entre los diputados.

“Vamos a modificar la legislación autonómica con el fin de impedir que un concejal o alcalde pueda ejercer simultáneamente como diputado autonómico en la Comunidad de Madrid”, llega a prometer Cifuentes.

Díaz Ayuso, que acabará siendo viceconsejera de Justicia esa legislatura, no es ajena al momento.

“Cifuentes suprime privilegios, limita los mandatos, reduce los diputados, abre las listas y elimina la acumulación de cargos en Madrid”, celebra la entonces diputada.

“Listas abiertas, reducción de escaños, no acumulación de cargos, limitación de mandatos: nuestras propuestas. ¿Qué harán PSOE, Podemos o Cs?”, insiste poco después.

Y llega a escribir en sus redes sociales: “Tengo mis dudas y reticencias acerca de la acumulación de cargos y sueldos públicos”.

Que ahora la hemeroteca de 2016 esté en consonancia con las decisiones de la presidenta en 2023 requiere de una dosis de audacia. Primero, porque la situación afecta a tres alcaldes muy significativos: Vázquez ha sido el más apoyado de España en ciudades con más de 100.000 habitantes (66%); Moreno acumula una mayoría absoluta tras otra; y Millán, amiga personal de la líder conservadora, está siendo investigada por una presunta prevaricación administrativa. Segundo, porque los dos primeros tienen opciones de llegar a la Administración regional como consejeros, lo que haría directamente inviable su continuidad como regidores. Y tercero, porque hasta cinco miembros del actual gabinete de Díaz Ayuso han adquirido este martes la condición de diputados, duplicando sus tareas y responsabilidades.

Votar la investidura

Se trata de Oliva García, Daniel Rodríguez, Jonatan Arroyo, José María Ortiz y Juan José Murillo. La ley les permite compatibilizar las dos funciones, según recuerdan en la Real Casa de Correos, al contrario de lo que les ocurría a cuatro directores generales cesados la pasada semana para que pudieran recoger el acta este martes (los de igualdad, juventud, reequilibrio territorial, e información y salud digital).

Pero eso no quiere decir, necesariamente, que vayan a compatibilizar las dos funciones. Así, en el entorno del Gobierno se explica que varios de los colaboradores de Díaz Ayuso querían convertirse en diputados por la simbología que acompaña a votar a favor de la investidura de la presidenta tras obtener la mayoría absoluta, y que no mantendrán necesariamente el escaño después. De hecho, Rafael Núñez, uno de los encargados de los discursos de la presidenta, dejó ese trabajo el lunes para dedicarse plenamente al de diputado a partir de este martes.

La votación de investidura se producirá el próximo jueves. El viernes, previsiblemente, Díaz Ayuso tomará posesión como presidenta regional para iniciar su tercer mandato desde 2019. Y el lunes se producirá la toma de posesión de sus nuevos consejeros. La líder conservadora trabaja en un gobierno del mismo tamaño que el actual (nueve consejerías), aunque en algún momento se ha visto tentada a aumentarlo (a diez carteras).

De los consejeros que le acompañaron en el inicio de la pasada legislatura solo tienen opciones de continuar dos: Paloma Martín y Concepción Dancausa. Pero nada es seguro. Lo mismo ocurre con la elección de los cargos intermedios de la Administración: la campaña electoral para las elecciones generales del 23 de julio, con sus listas electorales, y el trabajo previo para armar los equipos del PP ante un posible desembarco en La Moncloa, lo marcan todo.

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