Podemos conserva su voto en la mesa de los ricos de La Moraleja
El partido morado mantiene el apoyo que recibió Pablo Iglesias en las autonómicas madrileñas de 2021. La jornada de este domingo ha trascurrido entre rostros de famosos, apoderados por turnos y una electora que despierta sospechas
Podemos conserva su fuerza en las autonómicas en la mesa de los más ricos de entre los ricos de La Moraleja: un voto de 581 posibles en las autonómicas. La papeleta maldita en esa mesa, el único voto a la extrema izquierda en la urna de la Comunidad de Madrid, la abrió la presidenta: “Me tocó el haba del Roscón de Reyes”. En las municipales el botín ha sido aún mayor: dos votos.
El enigma del votante rico de Podemos en las autonómicas de 2021 fue objeto de un artículo en EL PAÍS y del pódcast de Spotify Misterio en la Moraleja, premio Ondas en 2022. Lejos de ser una mera anécdota, el ejercicio de averiguar qué pasó con el rico de extrema izquierda en las elecciones de 2021 es una lección de sociología política. ¿Por qué votan los ricos a la derecha?, ¿por qué la izquierda solo recoge migajas en estos colegios?
El misterio del votante solitario ha continuado durante dos años. El pódcast de Spotify averiguó que se trataba de una mujer que no quiso revelar su nombre. En un correo se definió como una tía rara, una pija de izquierdas. “Votar a Podemos es lo más normal que he hecho a ojos de esta gente”. ¿Dará la cara esta vez?
Una buena ayuda habría sido la presencia de un apoderado de Podemos en el colegio, el Liceo Europeo, porque los votantes de izquierda aquí suelen saludar a los apoderados de sus mismos colores, un gesto de complicidad entre miembros de la tribu minoritaria. Pero el partido morado no ha enviado a nadie. El PSOE sí mandó a dos y Más Madrid solo a uno. Ninguno vive en la zona. Vienen de barrios de clases medias de Alcobendas, el municipio al que pertenece esta urbanización lujosa, y se sienten como marcianos que acaban de llegar a la Tierra. “Me ha sorprendido que nadie me ha increpado”, dice el apoderado de Más Madrid, David Rodríguez, un chófer de los autobuses municipales de la capital. “Sí que alguno te mira mal de arriba abajo, o no te devuelven los buenos días, pero por lo general son educados”, añade. Una del PSOE, Cristina Menéndez, cuenta su alegría de la jornada. Una votante se aproximó para pedirle ayuda para encontrar su mesa, a lo que reaccionó rápidamente una apoderada del PP que se acercó para ofrecerse. La votante la rechazó: “No, no. Quiero que me ayudes tú”, dijo señalando a la socialista.
Los 16 apoderados del PP se reparten en turno de mañana y tarde. Al principio de la jornada se hacen una foto de grupo. Los de Vox son solo un puñado. Tan apabullante es el dominio del PP que los apoderados de Vox hacen piña con la izquierda. A la hora del almuerzo se los ve compartiendo mesa disfrutando de la tortilla de patatas y la ensalada a la que invita el colegio. Charlan del misterio del votante podemita, un tema que ha intrigado al vecindario y más allá. ¿Fue un hijo rebelde?, ¿una empleada doméstica?, ¿alguien cabreado con el mundo?, ¿una papeleta equivocada?
Un chaval de 19 años que vota por primera vez habla por muchos aquí cuando dice que la gente vota para proteger sus intereses. Es Carlos Añaños, hijo de un empresario de origen peruano, que ha votado junto a sus padres y hermana. Todos a PP o Vox. Por sus pintas Añaños podría mimetizarse con los jóvenes de otros barrios: melena revuelta, zapatillas surferas con los cordones desatados y camiseta ancha por fuera de los jeans. Pero su imagen engaña. “Votas a quien te conviene”, dice. “No me favorece votar a la izquierda porque lo importante es la empresa”, sentencia.
Un pasatiempo aquí es identificar caras famosas. En cuestión de pocas horas las “estrellas” desfilan por un pasillo del que cuelgan unos planetas de la Vía Láctea hechos por los alumnos: el exfutbolista del Real Madrid Pedja Mijatovic; el expresidente de ese equipo Ramón Calderón; el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete; el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón, el director de la página OK Diario, Eduardo Inda; el novio de Tamara Falcó, Íñigo Onieva o la actriz Sara Sálamo.
“Ha habido menos famosos este año, quizás por la lluvia”, dice la apoderada de Vox Marta Turégano. “Echo en falta a Modric, Marco Asensio, Sergio Ramos...”, enumera. Quizás muchos han votado por correo. Una cosa que sorprende es que a pesar de tratarse de un vecindario de mansiones acorazadas, sin más espacios comunes que unas pocas tiendas y restaurantes, es falso creer que viven aislados al margen de sus vecinos. Muchos se abrazan y charlan afectuosamente. “Nos conocemos todos porque coincidimos en los mismos sitios. Los coles, el golf, el esquí, la caza, los lugares de veraneo...”, dice Íñigo Moreno, otro apoderado de Vox.
El camino hasta la urna revela la fortuna de los votantes porque cada una de las ocho aulas corresponde a una zona de la Moraleja y barrios aledaños. No es lo mismo votar en segundo de Primaria C, donde viven los residentes de los pisos de Encinar de los Reyes, que votar en primero de Primaria B, donde viven los ricos de entre los ricos, los de los casoplones, muchos de más de 10.000 metros cuadrados. Primero de Primaria B es el aula más tranquila porque solo son 581 posibles votantes. Es la sección censal 35. En una larga mesa blanca bajo dibujos de los escolares se encuentran los tacos de los partidos. El que más rápido baja es el del PP. Familias enteras cogen la misma papeleta, incluida las mujeres del servicio.
La manera de vestir es en algunos casos una pista valiosa. Entre tanta votante con bolsos de lujo, sobresale a leguas una mujer con bolso de tela, camiseta de rayas naranjas y pantalón naranja. Es Bea Toquero y ha votado en Primero de Primaria B acompañada de su madre, María Luisa, que lleva un Louis Vuitton.
-¿Por casualidad votaste a Podemos en 2021?
-Sí, pero ahora he votado a Más Madrid.
¡Bingo! Parece que hemos dado con la votante misteriosa. Explica que vive con sus padres y que siempre ha votado a Izquierda Unida. Trabaja de jardinera para Ilunion, la empresa de la ONCE dedicada a limpieza, hoteles o residencias de mayores. Sus padres son del PP, un empresario y una ama de casa, y también su hijo de solo 13 años que le reprocha ‘mamá muy mal’, pero ella le pide respeto a su voto, algo muy personal. “Me parece muy facha votar al PP, igual que a ellos les parece muy mal lo que yo voto. Yo estudié Ciencias Políticas y éramos muy revolucionarios. Nunca he dejado que mis padres me adoctrinaran. Este es un vecindario muy poco abierto. Me fui a vivir al campo en Cáceres, donde tenía unos cerezos ecológicos. Hace tres años me separé y hace poco me he vuelto a vivir a casa de mis padres...”
-Un momento. ¿Entonces no votaste a Pablo Iglesias en el 4M?
-No, no. Voté en Cáceres.
Falsa campanada. Toquero no fue la votante de Podemos en esa urna, donde Isabel Díaz Ayuso consiguió 381 de los 411 votos, pero su caso refuerza una hipótesis muy plausible sobre el voto de los ricos de extrema izquierda: la de que se trata de hijos (o más bien hijas) idealistas que se rebelan contra sus pares y dan la espalda al dinero.
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