Pablo Iglesias abandona la política tras el “fracaso” de la izquierda en Madrid
Unidas Podemos obtiene 10 escaños, solo tres más que en 2019, a pesar de la incorporación del líder nacional de la formación como cabeza de lista
Pablo Iglesias se va. El candidato de Unidas Podemos ha anunciado la noche de este martes que abandona todos los cargos institucionales en política. El secretario general de la formación, que con su entrada en la batalla electoral por Madrid se echaba sobre los hombros toda la responsabilidad del resultado, no ha logrado ser el revulsivo que pretendía cuando decidió dejar la vicepresidencia del Gobierno. Tras una campaña tensa, marcada por las amenazas de muerte en su contra, los datos de UP en la región, 10 escaños y 7,21% de apoyo, han precipitado una salida que Iglesias llevaba un tiempo preparando.
“Dejo todos mis cargos. Dejo la política entendida como política de partido e institucional”, ha señalado el candidato en su comparecencia. “Seguiré comprometido con mi país, pero no voy a ser un tapón para la renovación de liderazgos que se tiene que producir en nuestra fuerza política”, ha manifestado rodeado de la plana mayor del partido, incluidas las ministras Irene Montero y Ione Belarra. Iglesias ha asegurado que se ha convertido en un “chivo expiatorio” que moviliza “los afectos más oscuros y contrarios a la democracia” y ha decidido dar un paso atrás consciente de que no contribuye a “sumar” para que el proyecto de Unidas Podemos pueda “consolidar su peso institucional”.
“El éxito electoral impresionante de la derecha trumpista que representa Ayuso es una tragedia para la sanidad, la educación y los servicios públicos”, ha valorado Iglesias. “Auguro que estos resultados van a agudizar los problemas territoriales en España. Nunca Madrid había sido tan diferente”, ha señalado el todavía líder de UP, quien ha alertado de que la “deslealtad institucional de la Comunidad de Madrid hacia el Gobierno de España y otras instituciones se va a intensificar”.
“Hemos fracasado”, ha señalado Iglesias para referirse a los resultados de la izquierda en estas elecciones. “Hemos estado muy lejos de sumar una mayoría suficiente para armar un Gobierno decente”, ha dicho, aunque ha felicitado a la candidata de Más Madrid, Mónica García, que ha superado al PSOE en número de votos.
Después de los retrocesos en Galicia y País Vasco y de salvar los muebles en Cataluña al obtener el mismo resultado que cuatro años antes, en marzo, Iglesias decidió dejar el Ejecutivo de coalición con el objetivo de salvar a la formación en Madrid, “parar al fascismo” y evitar que la ultraderecha “entrara por primera vez” en democracia a formar parte de un Gobierno en España. Las encuestas previas al anuncio de su candidatura situaban a Unidas Podemos por debajo del 5% de voto necesario para obtener representación en el parlamento regional y con él en la lista ese peligro se esfumaba.
Ligera mejora
Con todo, la formación mejora ligeramente los resultados obtenidos en los comicios de 2019 (siete escaños y el 5,6% de los votos), pero muy lejos de los 27 diputados de 2015 y con un cartel bien distinto. Hace dos años, la candidata a la presidencia era una desconocida Isabel Serra, que hubo de asumir el reto tras la espantada de Íñigo Errejón para fundar Más Madrid junto a la alcaldesa Manuela Carmena. Aquel movimiento puso en evidencia la enésima lucha dentro de la izquierda y relegó a Podemos al último puesto en la Asamblea. Ahora, pese a tener a Iglesias al frente, Más Madrid saca más del doble de escaños que UP, y lo hace con una aspirante hasta hace poco desconocida para la mayoría, Mónica García, pero que ha sabido crecer en campaña y hacer sombra al exvicepresidente, quien le ofreció hace semanas una candidatura conjunta que ella rechazó.
Desde su renuncia en el Congreso de los Diputados y el Consejo de Ministros, que decidió consciente del desgaste que ha sufrido su figura en los últimos años, Iglesias había abierto la puerta a nuevos liderazgos. El primero ha sido consumado ya dentro del Gobierno de coalición al aupar a la titular de Trabajo, Yolanda Díaz, a la vicepresidencia tercera y señalarla como futura cabeza de lista en unas generales. El segundo, al frente de la secretaría general del partido, debería esperar aún dos años, fecha del próximo congreso, y en cualquier caso sería una mujer la encargada de tomar las riendas de la formación, según había manifestado el propio candidato a lo largo de la campaña. Con el anuncio de la noche del martes los plazos saltan por los aires y a partir de este miércoles se abre una etapa para decidir el futuro de la dirección, una cuestión compleja después de que Iglesias haya construido estos años un Podemos cerrado en torno a su liderazgo. Hasta ahora, era el único de los fundadores que resistía al frente de la organización. Carolina Bescansa, Luis Alegre e Íñigo Errejón fueron apartados en diferentes etapas por discrepancias con él.
El paso atrás del líder de la formación constata también el fracaso en la estrategia de las últimas semanas. Unidas Podemos diseñó una campaña para la “mayoría trabajadora”, volcada en las ciudades y distritos más castigados de la Comunidad, que buscaba elevar la participación en estas zonas tradicionalmente abstencionistas, pero el escrutinio muestra que pese a haberlo logrado, los feudos de la derecha se movilizaron mucho más. “Los datos son altísimos, pero no hemos conseguido el objetivo que buscábamos”, ha reconocido Iglesias. “Al contrario, se ha consolidado la victoria de la derecha y la presencia institucional de la ultraderecha”, ha añadido.
Unidas Podemos tampoco ha sabido rentabilizar electoralmente los éxitos dentro del Gobierno, otra de las líneas argumentales esgrimidas tanto por el cabeza de lista como por las ministras de UP. “Somos garantía de que con nosotros lo firmado se cumple”, repetía el exvicepresidente en cada una de sus intervenciones públicas. Los ERTE, el ingreso mínimo vital, la paralización de los cortes de suministros o la ley de vivienda que aún se negocia para poner límite al precio de los alquileres.
Lo que sí supo hacer Iglesias fue marcar el discurso en campaña. Lo logró primero con el inesperado anuncio de su candidatura, y después, cuando arrastró al resto de aspirantes de la izquierda a la disyuntiva entre democracia o fascismo. En estas dos semanas, el candidato ha recibido sendas misivas con amenazas de muerte. Una de ellas iba dirigida también a miembros de su familia. El exvicepresidente lleva más de un año soportando el acoso diario de un grupo de ultras en la puerta de su casa e incluso el pasado verano se vio forzado a suspender unas vacaciones en Asturias después de un episodio similar en la residencia que habían elegido para su descanso. La complicada situación personal, el haber traspasado ya el liderazgo electoral a Díaz y los malos resultados en Madrid, la comunidad que vio nacer a Podemos, han acelerado la transición también al frente del partido.
En su discurso de despedida, el exvicepresidente ha destacado la necesidad de renovar la formación “sin ninguna figura que pueda contribuir a ensombrecer” los nuevos liderazgos. “Creo que Isa Serra se ve acompañada ahora de un equipo enormemente potente para hacer oposición en la Asamblea y aspirar a construir una alternativa a la derecha”, ha añadido Iglesias, para quien el partido debe cumplir ahora con la “promesa de feminización de su propuesta política”.
El todavía secretario general de Podemos ha repasado los logros de la formación en sus siete años de vida. “Estoy enormemente orgulloso de haber liderado un proyecto político que cambió la historia de nuestro país, que terminó con el bipartidismo”, ha manifestado Iglesias, quien ha repetido que cuando “uno deja de ser útil tiene que saber retirarse”. El exvicepresidente ha terminado su intervención recitando unos versos del cantautor Silvio Rodríguez: “Yo no sé lo que es el destino. Caminando fui lo que fui”. “Hasta siempre”, se ha despedido Iglesias entre abrazos y aplausos del resto de candidatos y miembros de la dirección del partido.
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