Iglesias: “En España se ha normalizado el fascismo”
El candidato de Unidas Podemos reflexiona sobre la amenaza que representa la ultraderecha y habla del futuro del partido: “Yolanda Díaz aceptará ser candidata”
La entrada de Pablo Iglesias (Madrid, 42 años) en la carrera electoral por Madrid revolucionó la precampaña. El exvicepresidente del Gobierno no logra que Unidas Podemos se dispare en las encuestas, pero su negativa a debatir con Vox ha conseguido marcar el discurso. En esta entrevista, realizada el sábado, reflexiona sobre la amenaza del fascismo en España, el futuro de su partido y el acoso que sufre a diario.
Pregunta. ¿Hay realmente una amenaza fascista en Madrid?
Respuesta. Y en España. Y en Europa también. Cuando nosotros dijimos ‘alerta antifascista’ se nos echaron encima incluso también desde sectores de la izquierda, pero cuando esa palabra la pronuncia Pepa Bueno hay un antes y un después. Y Àngels Barceló, y lo dice [Ángel] Gabilondo. Algunos circunscriben el significante fascismo a experiencias históricas de la Alemania nazi, de la Italia fascista en los años treinta. Lo que hemos visto en EE UU en los últimos años con Trump creo que sí se puede calificar bajo el significante de fascismo. Lo hemos visto en Brasil con Bolsonaro. Y en el caso de España lo que tenemos es una fuerza política en la que algunos de sus elementos proceden de los sectores más a la derecha del PP, pero otros vienen abiertamente de formaciones neonazis.
P. Si esto es así, ¿en Madrid no hay miedo al fascismo? Al menos las encuestas no detectan una enorme movilización contra Vox.
R. Creo que la está empezando a haber, lo que pasa es que uno de los problemas fundamentales que tenemos en este país es que se ha normalizado mediáticamente el fascismo. Que el expresidente de Gobierno Felipe González diga ‘es mucho más peligroso Podemos que Vox’ expresa hasta qué punto estamos en una situación en la que hay una voluntad de normalizar el fascismo. Ojo, ha habido un fiscal en Valladolid que ha dicho que la falta de normalidad democrática en España es que hay comunistas en el Consejo de Ministros y no recibe ninguna sanción del Consejo General del Poder Judicial. El problema es cuando una democracia no adopta mecanismos para defenderse de la ultraderecha, sino que se revela que hay poderes del Estado que lo normalizan.
P. ¿Vox ya no da tanto miedo?
R. Creo que cada vez hay más gente que se da cuenta de lo que esto significa. A mí me alucina que haya alguien que pueda decir ‘no, pero si en Madrid no pasa nada’. Habiendo carteles en el metro copiados de la Alemania nazi que un juez permite. El nazismo no empezó con los campos de concentración. No digo que sean situaciones equivalentes, pero la ultraderecha es uno de los mayores peligros para la democracia en este momento.
P. ¿Usted tiene miedo después de las amenazas?
R. Evidentemente. No es nada sencillo que te amenacen a ti, a tu compañera, a tu padre o a tu madre. ¿Estaría amenazado de muerte mi padre si la portavoz del PP Cayetana Álvarez de Toledo no le hubiera llamado terrorista en sede parlamentaria? A alguien que fue detenido por repartir propaganda en el año 1973 por el Primero de Mayo en el contexto de la dictadura. ¿O que Hermann Tertsch le llamara terrorista y haya perdido todos los pleitos con mi padre y le haya tenido que indemnizar? ¿Si no se hubiera normalizado ese insulto, esa mentira, estaríamos en la situación en la que estamos?
P. ¿Pero cómo es su vida? ¿Siguen acosándolo en su casa a diario? ¿Puede salir?
R. Nos acosan todos los días. Claro que puedo salir, pero siempre con policías. Todos los días viene un grupo reducido de ultraderechistas y se acerca a mi casa y la Guardia Civil les pide la documentación, les llega alguna multa, uno de ellos ha sido condenado por agredir a un guardia civil y, sin embargo, sigue acudiendo.
P. ¿Y eso cómo se le explica a unos niños de casi tres años?
R. Pues no se lo explico. No se lo explico y no quiero que se enteren. Pero yo no puedo salir a un parque a jugar con mis hijos sin llevar policías conmigo. Y por supuesto, pendiente de que llegue un periodista de Ok Diario y saque fotografías. Les tuvimos que cambiar de escuela infantil y llevarles a la del Congreso de los Diputados, porque la cuidadora nos dijo ‘yo no puedo con el acoso este constante, me dan miedo’. A Soraya Sáenz de Santamaría le hicieron un escrache 20 minutos con un enorme dispositivo policial, se produjeron detenciones y fue un día. Eso no es comparable a lo que nos están haciendo a nosotros. Es verdad que cuando a alguien no le toca directamente, empatiza menos. Pero hay que entender cómo opera la historia y que no se van a quedar en eso. Se están produciendo agresiones físicas homófobas en Madrid y en España. Es fundamental que la gente despierte y eso tiene que tener una traducción electoral el día 4.
P. ¿Qué peso ha podido tener esta situación personal tan complicada en su decisión de abandonar el Gobierno y tal vez encaminarse a su salida de la política?
R. Desde el verano, yo tenía clarísimo que había que construir una transición en el liderazgo de Unidas Podemos. Era evidente y sobre todo al haber llegado al Gobierno, que se empezaba a construir una figura que funciona mejor que yo, que puede darnos más votos con un estilo que es mucho más positivo y mucho más interesante para esta época que es Yolanda Díaz. No estaba previsto que esa transición se produjera tan pronto, pero la convocatoria de elecciones en Madrid me hizo pensar que tenía mucho sentido acelerarla.
P. ¿Cuánto ha pesado la parte personal en su salida? ¿Siente que han podido con usted?
R. Uno tiene que ser consciente de cómo cambia su posición. Esto los deportistas lo entienden perfectamente. Yo durante un tiempo era más efectivo en esta posición, que implicaba más protagonismo, más balones, pero van pasando los años y uno se ha llevado algunas patadas y se ha llevado algunos golpes y a lo mejor hay que ir un poquito más atrás y jugar de centrocampista en lugar de jugar de delantero. Era consciente de eso y claro que los ataques y la presión desgastan a cualquiera.
P. ¿Y qué pasa si Yolanda Díaz no acepta liderar esa candidatura de Unidas Podemos, hay un plan b?
R. Aceptará. Porque además no tiene que decirme que sí a mí. Es muy difícil, y yo eso lo he vivido personalmente, decir que no a cientos de miles de personas. Lógicamente, Yolanda tiene que utilizar los tiempos, se tiene que proteger y nosotros la tenemos que proteger y cuidar, porque a partir del día 4 van a intentar hacerle daño por todos los medios.
P. España tenía la ultraderecha más débil de los grandes países europeos. Ahora está como tercer partido y puede llegar al Gobierno en Madrid. ¿Cree que también es una reacción a Podemos?
R. El fascismo ha sido siempre una reacción a los avances democráticos y eso es una realidad. En España ha habido dos grandes pulsiones que han definido la política de la última década. Una pulsión que tiene que ver con el 15-M, que es una pulsión democratizadora, y seguramente Podemos es la traducción electoral de ese anhelo. Luego está la cuestión territorial. Lo que implica el 1 de octubre, aquel discurso del Rey tan agresivo en el que interviene de manera inequívoca en la política, crea todos los ingredientes para que esas ideas de extrema derecha que ya se estaban manifestando en el Partido Popular y en Ciudadanos tengan un nuevo sujeto que diga ‘oiga, yo soy esto y sin matices’ y además con notables apoyos mediáticos que hacen que esas ideas empiecen a circular. Claro que los impulsos de transformación del Estado en España han generado que se produzca una reacción ultra y antidemocrática, que es eso básicamente lo que es el fascismo.
P. Pero lo llamativo es que también se produjo entre los jóvenes. Es un voto que está funcionando entre los jóvenes. Es como si fuera el discurso antisistema de ahora frente al discurso antisistema que era Podemos o el 15-M hace unos años.
R. Vox es absolutamente prosistema. Trata de influir en la judicatura, en sectores de las fuerzas y cuerpos de seguridad. No tienen nada de antisistema. Al contrario, quieren encabezar una reacción de aparatos del Estado frente a las transformaciones. De hecho, no deja de ser llamativo que tengan clarísimo desde el principio que la democracia estorba. Tienen clarísimo que no pueden ganar las elecciones junto al PP y volver al Consejo de Ministros. Por eso han normalizado hablar de la ilegalización de partidos políticos: Podemos, ERC, EH Bildu. Entonces sí. Hay cosas que estamos viendo en sectores del poder judicial que deberían alarmar a cualquier demócrata. Y también en las fuerzas y cuerpos de seguridad, que son minoritarias, pero que deberían alarmar a cualquier demócrata. Que un grupo de exmilitares diga que hay que fusilar a 26 millones de rojos o los niveles de impunidad de lo que vimos con el exlegionario que era miembro de la seguridad privada de Vox, disparando con fuego real a fotos de miembros del Gobierno, de Pedro Sánchez, de [Fernando Grande-]Marlaska, de Irene Montero, mías, de [Pablo] Echenique. Y que un juez diga que eso no es susceptible de ningún reproche jurídico. Mucho ojo con lo que está pasando.
P. Este sábado se publica que dos escoltas suyos fueron detenidos en las protestas contra el mitin de Abascal en Vallecas.
R. Mis escoltas son policías, y no están detenidos. Cuando Abascal rompió un cordón policial y provocó una carga, un miembro de nuestro partido, que es de Vallecas, fue detenido. No cometió ningún delito, esto quedará en nada. Que esto salga precisamente hoy revela la preocupación que tienen algunos.
P. ¿Qué ha hecho bien Ayuso para doblar, según las proyecciones, los resultados que tuvo en 2019?
R. Respondería con una pregunta: ¿qué hizo bien Trump para tener más votos en las segundas elecciones que se presentó que en la primera? Nada. Esto no tiene que ver con hacerlo mejor. Al contrario, lo que ha hecho Ayuso en muchos casos bordea lo criminal y ya veremos cuando esto se investigue, como la famosa orden de no traslado a las residencias de mayores.
P. ¿Pero qué explicación tiene el éxito de Ayuso?
R. Cuando existe un ecosistema mediático en este país, cuando existe un duopolio con los intereses económicos que hay detrás…
P. Pero el ecosistema mediático que usted suele dar como explicación del éxito de la derecha es el mismo ecosistema mediático en toda España y no es el mismo resultado.
R. Menos en Cataluña. Y por eso el mapa de partidos en Cataluña es completamente distinto, o en el País Vasco.
P. En la Comunidad Valenciana ustedes gobiernan con el mismo ecosistema. Y en La Moncloa. Algo tendrá que ver la izquierda madrileña en todo esto, ¿no?
R. Sí, de hecho en Madrid, a la izquierda nos ha ido bien cuando hemos ido unidos. Al mismo tiempo 25 años de Gobierno genera redes clientelares muy poderosas. Y luego la izquierda tiene un problema de movilización hasta ahora en Madrid. Si en los barrios y pueblos de la gente trabajadora hay niveles de participación similares a los de Pozuelo o a los del barrio de Salamanca, los de La Moraleja, entonces eso cambiará. Creo que lo estamos consiguiendo.
P. ¿Han sabido capitalizar sus logros dentro del Gobierno de España?
R. Creo que sí. Creo que la gente se da cuenta. Nos han visto pelear para adelantar el ingreso mínimo vital, para que la cobertura de los ERTE fuera como ha sido, para que hubiera un escudo social que impidiera los desahucios sin alternativa habitacional, que impidiera los cortes de suministros. Pelear para que se limitara la publicidad de las casas de apuestas. Creo que eso la gente nos lo reconoce y saben que con nosotros en el Gobierno de la Comunidad de Madrid es muy difícil que el programa de izquierdas muy bonito se quede en eso, en un programa de izquierdas muy bonito.
P. ¿Va a dejar la política para volver a la televisión?
R. Cuando eso llegue, y tendrá que pasar todavía mucho tiempo para eso, está claro lo que yo sé hacer. Soy profesor de Ciencias Políticas y me lo pasaba muy bien presentando La Tuerka. Cuando llegue ese momento me gustaría hacer cosas parecidas y tener muchas horas para leer, que ahora tengo pocas.
P. ¿Ve posible un cambio de ciclo, un ascenso de la derecha en toda España?
R. Es imposible que el PP y Vox pudieran sumar mayoría. Por eso era tan importante para el sistema que una fuerza como Ciudadanos pudiera actuar como bisagra. Pero parece que van a desaparecer porque todo su espacio cultural se lo ha comido la derecha. Ese espacio del centro ya no es tal. Ahora hay una derecha en modo Trump y una ultraderecha en modo fascista. Es muy importante que todo el mundo se dé cuenta de que la situación, si no la frenamos democráticamente, es para estar preocupado y es peligrosa.
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