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Díaz Ayuso frente a Vox: críticas de guante blanco para captar a sus votantes y salvar un pacto de gobierno

La presidenta se desmarca de la campaña contra los menores no acompañados sin mencionar a la extrema derecha

Isabel Díaz Ayuso y Rocío Monasterio, el miércoles 21 de abril en el debate electoral de Telemadrid. En vídeo, la intervención de la presidenta sobre los menores no acompañados.Vídeo: EUROPA PRESS/J. HELLÍN. POOL / QUALITY
Juan José Mateo

Hay dos palabras que Isabel Díaz Ayuso no pronuncia durante el debate electoral de candidatos: Rocío Monasterio. Destacada en todas las encuestas como la ganadora de las elecciones del 4 de mayo, la líder del PP sabe que no tiene asegurado gobernar la Comunidad de Madrid, y que es posible que necesite el apoyo de Vox para retener el poder. En consecuencia, su campaña frente a la extrema derecha está siendo de guante blanco. Mientras intenta seducir a todos los votantes posibles del partido ultra, la presidenta regional evita confrontar con Vox incluso cuando está en desacuerdo con su estrategia. Para muestra, además del debate, un acto de este jueves, en el que Díaz Ayuso ha puesto en la diana a Monasterio por intentar centrar su campaña en la inseguridad y los menores extranjeros no acompañados que llegan a la región... sin mencionar a Vox.

“Lamento profundamente la forma que tienen de hablar de Madrid”, ha dicho Díaz Ayuso para referirse, genéricamente, a sus rivales electorales. “No describe la realidad. Madrid no es xenofobia, es integración. Madrid no es inseguro, los delitos están bajando, es una ciudad acogedora e integradora, especialmente de la inmigración”, ha seguido. “Lamento que se intente trasladar la inseguridad a los mayores. Esto no es Madrid”.

Una intervención casi calcada a la que hizo durante el cara a cara del miércoles, en el que también se refirió al cartel de Vox en el que se compara de forma torticera el coste de acoger a los menores no acompañados (españoles y extranjeros) y las pensiones.

“Hay 269 menas en una población de siete millones”, detalló. “Estamos obligados por ley a atenderlos e integrarlos. Quien diga que puede acabar con este problema está mintiendo”, añadió. “Es una competencia estatal, de seguridad, y tienen que ser el presidente del Gobierno, y el Ministerio del Interior, que es el que está en las fronteras, quienes se responsabilicen de que estos menores estén en sus hogares y no deambulando por las calles”, opinó. “Mientras estén en Madrid hay que integrarlos. Estamos obligados a ello. Por supuesto, por una cuestión de caridad. Tampoco es cierto que para los mayores se dedique un dinero y para los menores otro. No dejamos a nadie atrás. Las cifras no son ciertas”.

Un mismo electorado

De nuevo, Díaz Ayuso intervino sin mencionar explícitamente a la extrema derecha. Sus razones tiene. PP y Vox compiten por seducir a un mismo electorado. Eso estrecha la posibilidad de la crítica mutua, y complica sus estrategias electorales. El reto, además, se multiplica en el caso del partido ultra, obligado a competir con un rival disparado en las encuestas, y sin otro mensaje claro para sus votantes que el de prometer su apoyo al PP, lo que en sí mismo es una invitación a votar al PP. Por eso Monasterio intentó confrontar en el debate con Díaz Ayuso, prometiendo acabar con la supuesta inseguridad en las calles y con las restricciones de horarios, o lo que es lo mismo, multiplicar la libertad que pregona la aspirante conservadora.

“Todos los que hoy están aquí comparten tres cosas: se han puesto de acuerdo para restringir las libertades, para aprobar un toque de queda arbitrario, todos se indignan cuando anunciamos que un mena cuesta 4.700 euros y todos han votado juntos para incrementar las subvenciones a partidos”, enumeró Monasterio. “Sin seguridad no hay libertad”, dijo la candidata de Vox, retorciendo el lema electoral del PP (”comunismo o libertad”. “Necesitamos tener la seguridad de poder trabajar sin nuevas restricciones, sin toques de queda, la seguridad de que nuestros hijos, nuestros mayores, puedan caminar por las calles sin ser atacados”, añadió. “Seguridad para que con su voto se evite la entrada de la izquierda en Madrid, y sobre todo, para que quien gobierne [en referencia a Díaz Ayuso], lo haga sin arrodillarse ante las políticas de la izquierda”.

La presidenta de la Comunidad desoyó su invitación al choque. Lista para enzarzarse con el resto de rivales en cualquier momento, incluyendo a Edmundo Bal, el representante de Cs (al que recriminó que no llevara ningún consejero de su partido en su lista), Díaz Ayuso no entró al trapo de Monasterio. Todo está calculado, y su estrategia es seducir a los votantes de Vox, y no expulsarlos subrayando sus diferencias con la política que permitió su investidura en 2019. De ello puede depender que la derecha retenga el poder en Madrid tras el 4 de mayo.

“Aspiro a no tener socios”, ha dicho este jueves la candidata del PP. “Desde luego, a la hora de elegir siempre preferiré a partidos que están a mi lado, o partidos con los que he estado”.

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Sobre la firma

Juan José Mateo
Es redactor de la sección de Madrid y está especializado en información política. Trabaja en el EL PAÍS desde 2005. Es licenciado en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y Máster en Periodismo por la Escuela UAM / EL PAÍS.

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