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El reto de Sumar: consolidar una voz propia a la izquierda del PSOE

La coalición que lidera Yolanda Díaz abre una nueva etapa política con los desafíos de gobernar y cohesionar el grupo

Yolanda Díaz, la noche electoral junto a la líder de Más Madrid, Mónica García, el portavoz de campaña, Ernest Urtasun, y los máximos dirigentes de Podemos e IU, Ione Belarra y Alberto Garzón.
Yolanda Díaz, la noche electoral junto a la líder de Más Madrid, Mónica García, el portavoz de campaña, Ernest Urtasun, y los máximos dirigentes de Podemos e IU, Ione Belarra y Alberto Garzón.Jaime Villanueva
Paula Chouza

Pasadas las diez y media de la noche del domingo, la euforia se desataba ya en la segunda planta del Espacio Larra de Madrid. En una sala de la céntrica sede provisional de Sumar, los dirigentes, sin su líder, Yolanda Díaz, que apuró hasta las once para llegar, se animaban conforme avanzaba el recuento. De los escenarios previstos, el de esa jornada no estaba entre los más repetidos en las quinielas: quedar cuartos por detrás de Vox con 31 diputados, pero obtener un respaldo suficiente que impidiera a las derechas gobernar. Con la sorpresa en el cuerpo, los nervios y el entusiasmo del equipo de campaña y simpatizantes que aplaudían también el fracaso ajeno, el balance del 23-J en el partido era optimista: se podía revalidar el Gobierno de coalición. Una semana después, la letra pequeña de esos datos y el recuento del CERA, que arrebató el viernes un escaño al PSOE para dárselo al PP en Madrid, dibujan un panorama aún más incierto. Para la gobernabilidad del país, que depende de lo que decidan Junts per Catalunya y Coalición Canaria, y para el futuro del grupo que ha de administrar Díaz abriendo una nueva etapa en la izquierda española. El reto es mayúsculo y todo está por hacer.

Sumar obtuvo en las generales del domingo 3.014.006 votos, el 12,31% de los apoyos, tan solo un 0,08% por debajo de Vox (12,39%) y se quedó a menos de 20.000 votos y dos escaños de distancia de la formación ultraderechista (31 frente a 33). En cuatro comunidades, la plataforma de izquierdas quedó como tercera fuerza —Madrid, Galicia, Baleares y Asturias— y en una, Cataluña, segunda por detrás del PSC. Con todo, los resultados suponen 700.000 votos menos (y siete escaños) que la suma de Unidas Podemos y la confluencia de Más País con Compromís y Verdes Equo en la repetición electoral de noviembre de 2019, un dato que se apresuró a subrayar Podemos el lunes a mediodía, pasadas 12 horas de la celebración.

El analista Juan Rodríguez Teruel, profesor titular de Ciencia Política en la Universitat de València y cofundador de Agenda Pública, hace hincapié en que, en términos de bloques, en estas elecciones a la derecha “le ha ido bien” al llegar al techo de 11 millones de votantes que suele movilizar, pero no tanto al PP, que no consigue “atraer voto útil de Vox”. A pesar de que el censo se está expandiendo, destaca, sin embargo, que hay un “declive del voto a la izquierda”, sobre todo, si se compara con el resultado de abril de 2019, y no con la repetición electoral de noviembre (más de 11,2 millones de votos entonces y 10,77 obtenidos ahora entre el PSOE y Unidas Podemos o ahora Sumar). Con todo, comparado con las últimas generales, el PSOE supera ligeramente el resultado, lo que le permite, opina Rodríguez Teruel, “salvar la cara”.

En un contexto complicadísimo, después de que el 28-M el espacio a la izquierda de los socialistas se desplomara —Podemos e Izquierda Unida desaparecieron de los parlamentos de la Comunidad Valenciana, Madrid y Canarias y se perdieron cinco de los seis gobiernos autonómicos—, el resultado de Sumar contribuye a sostener al bloque. “Teniendo en cuenta la precariedad con la que se enfrentaba a las elecciones, con una candidatura compuesta de retazos, formada por confluencias y escisiones de reacción contra Podemos, Yolanda Díaz ha conseguido sacar el mayor rendimiento posible”, evalúa el politólogo. “De momento, ha sido suficiente para complementar al PSOE”, concluye antes de subrayar que se partía de una situación en la que Podemos estaba “en caída libre”.

Tampoco Sumar logra superar a Vox, aunque después de semanas advirtiendo sobre la importancia de lograr esa tercera plaza, el margen entre ambas formaciones es estrecho. “La subida de los socialistas por encima del 30% ha hecho la competición más bipartidista y ha restado importancia a la tercera y cuarta plaza, que se han quedado compitiendo en torno al 12%, no entre el 14-15% que indicaban los sondeos“, explica José Pablo Ferrándiz, director de Opinión Pública y Estudios Políticos de Ipsos España.

Por comunidades, la nueva plataforma que engloba 16 formaciones —ocho de ellas tendrán representación finalmente en el Congreso— logra retener voto de partidos nacionalistas y regionalistas. Es el caso de ERC en Cataluña, donde la coalición de Díaz sobrepasa a los de Gabriel Rufián (aunque quedan empatados en escaños) o en Valencia, al integrar a Compromís en la coalición. El comportamiento en País Vasco es distinto. Allí, igual que en Navarra, donde pierde la única representante que tenía, Sumar obtiene un modesto quinto puesto. En Euskadi, la actual coordinadora autonómica de Podemos, Pilar Garrido, no revalida el escaño y en ese territorio el espacio pasa de tres diputados a uno, el del ex secretario general de Podemos en la comunidad, Lander Martínez, lo que también ha generado esta campaña tensiones internas.

Rodríguez Teruel explica: “A diferencia de Cataluña, donde el independentismo está plagado de contradicciones y han tenido una competición que no está bien resulta, en el caso del País Vasco, Bildu ha sabido plantear y aprovechar su aportación al Gobierno desde el Parlamento”. Cataluña y País Vasco, apuntilla, “son dos ejemplos contrarios de cómo ven los votantes de los partidos independentistas la utilidad de su voto”.

En el caso de la Comunidad de Madrid, Sumar obtuvo el domingo pasado más de 550.000 votos y quedó como tercera fuerza con seis diputados (uno menos que la suma de UP y Más País en 2019). Menos de dos meses antes, Más Madrid (integrado ahora en la coalición de Díaz), repitió como segunda fuerza y entre esa candidatura y la de Podemos e IU el espacio obtuvo 774.000 apoyos. Al margen de la difícil comparación entre comicios —que cada actor político hace o no, según convenga a su relato— y de la existencia de voto dual —electores que no eligen la misma papeleta en autonómicas que en generales—, Rodríguez Teruel explica la diferencia en la “incapacidad del PSOE madrileño en representar un espacio de voto que, en cambio, Pedro Sánchez encarna mucho mejor”.

El futuro de la coalición

Más allá de los datos, el futuro Gobierno del nuevo espacio se adivina complejo. Los contactos entre las familias del grupo ya han comenzado y las fuentes consultadas reconocen que la convivencia del grupo será “difícil”. Los partidos integrados en la plataforma empiezan ya a tomar posiciones. Lo hizo el lunes Ione Belarra al romper la tregua y desmarcarse con un mensaje en el que destacaba que Sumar había perdido 700.000 votos respecto a 2019 y que, por tanto, la “estrategia de renunciar al feminismo [en referencia al veto a Irene Montero en las listas] e invisibilizar” a Podemos no había “funcionado”. Al día siguiente, reclamaron autonomía política, esto es: un puesto en la mesa de negociaciones, un ministerio y elegir ellos a sus representantes, tanto en el Congreso como en un hipotético Gobierno con el PSOE.

Tras los comicios, la organización fundada por Pablo Iglesias pasa de ser el actor predominante de UP a quedarse con cinco diputados en un grupo parlamentario de 31. El mismo número que Izquierda Unida y que Catalunya en Comú. El partido de Díaz, con 10 escaños, es el más numeroso, el que se lleva más recursos y tendrá las principales portavocías en el Parlamento. Más Madrid y Más País obtienen entre ambos dos diputados (Tesh Sidi e Íñigo Errejón), igual que Compromís. Chunta Aragonesista y Més se hacen con un escaño cada uno.

El adelanto electoral obligó a ponerse de acuerdo a las organizaciones en un tiempo récord, pero hay tareas pendientes, como la que señaló este viernes el exministro Alberto Garzón, que abogaba por reforzar Sumar como un espacio “autonómo y diferenciado” del PSOE los próximos años. Para Juan Carlos Monedero, cofundador de Podemos, muy crítico con el proceso desde la designación “a dedo” de Iglesias a Díaz como sucesora, lo fundamental ahora es que cada partido “haga una reflexión interna”. El politólogo se refiere a “conferencias políticas” o incluso asambleas de partidos para que cada formación debata “todo lo que no se ha discutido hasta ahora”, afirma. Monedero cree que de esas reuniones ha de salir la decisión acerca de la necesidad o no de construir un Frente Amplio al estilo del conformado en Uruguay hace ya más de medio siglo, y a partir de ahí, empezar a trabajar en su articulación para hacer del grupo actual algo más que una marca electoral.

Antes, el partido de la vicepresidenta (Movimiento Sumar) anunció esta semana la convocatoria de su Asamblea que, en cualquier caso, no se celebrará hasta que se resuelva una eventual investidura de Sánchez, un poco más complicada desde el viernes por la necesidad del sí de al menos tres diputados de Junts. Las conversaciones no cesan, pero se desarrollan fuera de foco. De la posibilidad de revalidar Gobierno, un elemento que empuja a la cohesión interna, dependerá, en cualquier caso, todo.

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Sobre la firma

Paula Chouza
Periodista de Política en EL PAÍS. Participó en el lanzamiento de EL PAÍS América en México. Trabajó en el Ayuntamiento de A Coruña y fue becaria del Congreso de los Diputados, CRTVG o Cadena SER. Es licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela, Máster en Marketing Político y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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