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Sánchez y Díaz exhiben complicidad ante Abascal y un ausente Feijóo

Los dos candidatos de la izquierda escenifican su buena sintonía en el debate a tres en TVE, mientras el líder de Vox ignora al Partido Popular

Santiago Abascal, Yolanda Díaz y Pedro Sánchez, en el debate electoral de RTVE este miércoles.Foto: ÁLVARO GARCÍA | Vídeo: EPV
Xosé Hermida

Fue un debate intenso, sobre todo en los duelos entre Yolanda Díaz y Santiago Abascal, pero lejos del griterío de la semana pasada. Pedro Sánchez y su vicepresidenta escenificaron su propósito de seguir conviviendo en la alianza de la izquierda y usaron a Abascal para centrar las críticas al ausente Alberto Núñez Feijóo, en el debate del miércoles por la noche en RTVE. El líder de Vox se erigió en portavoz de la derecha, sin casi menciones al PP y sin aclarar si exigirá entrar en el Gobierno en caso de que la derecha consiga la mayoría.

Abascal fue el encargado de abrir el debate y le bastaron unos segundos para disparar. Sin escuchar siquiera a sus contrincantes, los acusó de mentiras, falsedades, manipulaciones y calumnias. Parecía el peor augurio, pero resultó engañoso. Tanto así que al final del primer bloque, sobre economía, el moderador, Xabier Fortes, se sintió impelido a animar a los líderes a debatir más intensamente y a interrumpirse incluso. Nada que ver con las estridencias y las asperezas del cara a cara entre Sánchez y Feijóo del día 10.

El duelo entre la izquierda y la extrema derecha resultó paradójicamente menos polarizador que el de los dos partidos tradicionales. De un lado, porque el líder de Vox formuló sus ataques, aun los más desaforados, sin exagerar el tono. Y del otro, porque Sánchez, tras el fiasco de su enfrentamiento con Feijóo, evitó esta vez las interrupciones y ofreció claras pruebas de que no estaba dispuesto a caer de nuevo en el espectáculo anterior. Fue Díaz quien buscó con más ahínco y una actitud más combativa el cuerpo a cuerpo con el líder de la extrema derecha. La también vicepresidenta mostró las dos caras de su campaña: intentó mostrarse propositiva, como hizo en la primera semana, y al tiempo buscó el choque, como ha venido actuando en los últimos días.

La candidata de Sumar y el de Vox protagonizaron los momentos más tensos de la noche. Uno, a propósito de la violencia contra las mujeres. Abascal había atacado en tromba con las consecuencias de la ley del solo sí es sí —”117 monstruos en la calle”— y la ley trans, que le llevó preguntar directamente a sus adversarios: “¿Qué entienden ustedes por una mujer?”. No obtuvo respuesta.

Díaz pasó al contragolpe mostrando una foto de dos diputados valencianos que, según ella, se estaban riendo durante un minuto de silencio por el asesinato de una mujer. Ambos se enzarzaron ásperamente y la vicepresidenta espetó: “Yo no le tengo miedo, señor Abascal”. Más adelante volvieron a saltar chispas cuando Díaz exigió al candidato de Vox que pidiese disculpas por haber afirmado falsamente que el reciente asesinato de la propietaria de un comercio en Madrid fue obra de un inmigrante.

El debate era a tres, pero había un cuarto, tan ausente como presente. La silla vacía no existió físicamente, solo de modo simbólico. Fortes lo advirtió al principio. Luego, durante el debate, tardó en hacerse manifiesto. Abascal no decía ni una palabra sobre Feijóo y se limitaba a aprovechar el hueco. Sánchez y Díaz comenzaron dejando claro que para ellos el líder de Vox también actuaba representando a Feijóo. El presidente insistió su idea de que si el actual Gobierno no repite, España se verá abocada a un “tenebroso túnel del tiempo”.

Pero no fue hasta el último de los tres bloques —el de los pactos, tras economía y política social— cuando Sánchez se tomó una pequeña revancha por el cara a cara. “El señor Feijóo no está aquí para no hacerse cargo de todas las mentiras que dijo en el otro debate”, disparó. “Y también porque se avergüenza de comparecer con el señor Abascal. Pacta con él y gobierna con él, pero se avergüenza de comparecer con él”. Díaz tardó un poco más, pero tampoco dejó pasar por alto la ocasión de fustigar a Feijóo. Prometió que será “la última vez que un candidato se ausente de un debate” y que para ello su grupo promoverá una reforma de la ley a fin de hacer obligatoria la asistencia. Entonces aprovechó para sacar el tema que ha venido aireando en los últimos días, la vieja amistad de Feijóo con el narcotraficante Marcial Dorado, y además con la intención de poner en un aprieto al líder de Vox:

—¿A usted le parece normal que el señor Feijóo se relacionase con un narcotraficante?

—Lo que no me parece normal es decir esto de un ausente.

Abascal apenas se refirió al PP en toda la noche. Al principio quiso dejar sentado que su política económica no es la de los populares y, cuando llegó el turno para hablar de pactos, censuró que Feijóo hubiese dedicado parte de su cara a cara con Sánchez a exigir a este que le deje gobernar si el PP es la lista más votada. Sobre las intenciones de Vox tras el próximo domingo o el posible deseo de Abascal de entrar en el Ejecutivo no dejó la menor pista.

Sánchez subrayó su propósito de repetir el acuerdo con Díaz. La sintonía entre ambos fue muy evidente toda la noche, tratándose de tú y por sus nombres de pila. La candidata de Sumar lanzó alguna pulla al socialista para enfatizar que no comparte sus posiciones en temas como la vivienda o la edad de jubilación. Pero las discrepancias nunca salieron del tono amable, retratado en momentos como este, cuando Sánchez afirmó:

—Tenemos que seguir avanzando, pero con los pies en el suelo.

—Yo los tengo, Pedro.

—Lo sé. Te conozco, Yolanda.

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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