El PSOE busca recuperar el pulso de la campaña tras el revés del debate
Los ministros salen a intentar darle la vuelta al posdebate ante un resultado que no esperaban, mientras Feijóo se da un baño de masas para celebrarlo
Ante la enorme dificultad que encontró Pedro Sánchez para jugar en un terreno de debate que se convirtió rápidamente en un campo minado, el Gobierno y el PSOE intentan ahora al menos pelear el posdebate. El Ejecutivo y el partido del presidente han salido en tromba en distintos formatos, desde entrevistas hasta vídeos para las redes sociales y la propia intervención del presidente desde Vilnius, donde participa en la cumbre de la OTAN, para intentar que el foco se ponga no tanto en el durísimo cruce entre los dos políticos, que en muchas ocasiones prácticamente no se entendía por las interrupciones constantes y el solapamiento de voces, sino en lo que dijo Alberto Núñez Feijóo. Sánchez, en línea con todos los demás ministros, habla directamente de “montaña de mentiras” del líder del PP y los socialistas están difundiendo un vídeo con algunas de las cuestiones más claras, como la idea de que los populares se opusieron a la reforma de las pensiones, que implica la revalorización automática de las pensiones con el IPC.
“Los ciudadanos merecen escuchar propuestas, escuchar el balance del mandato. Ese fue mi planteamiento, en pensiones, mercado laboral o derechos y libertades de las mujeres”, dijo Sánchez en Vilnius. “¿Enfrente qué tuvimos? Tuvimos a un señor Feijóo que, ante la absoluta ausencia de proyecto político y de programa, lo que hizo fue plantear una montaña de mentiras, y el uso descarnado de un terrorismo como el de ETA, que desapareció afortunadamente porque lo venció la democracia española hace 11 años”, sentenció el presidente. Sánchez sostiene que sale “satisfecho” del debate pese a la sensación muy extendida dentro de su propio partido de que el cruce no salió como esperaban después de ver las últimas entrevistas del presidente, que habían animado mucho a sus filas, informan desde Vilnius Andrea Rizzi y María Sahuquillo. Mientras tanto, Feijóo se ha dado un baño de masas al mediodía de este martes durante un mitin en Ciudad Real para celebrar el resultado del careo con Sánchez de la noche anterior.
Sánchez intentó reforzar esa idea de las mentiras de Feijóo para salir cuanto antes del bucle de decepción de los progresistas ante un encuentro sobre el que el PSOE había puesto muchas expectativas. “El señor Feijóo incluso dijo que habían aprobado la revalorización de las pensiones, cosa que fue una mentira. Una montaña de mentiras, porque no hay detrás nada, lo que hay es una ausencia total de proyecto político y una inquietante táctica de Feijóo de abrazarse al señor Abascal. Esto es lo que nos estamos jugando el 23 de julio. Nos jugamos por primera vez si seguimos avanzando o si nos metemos en un tenebroso túnel del tiempo que no sabemos exactamente dónde nos podría llevar”, remató.
Sánchez y los suyos intentan, pues, dejar atrás cuando antes el debate, que salió mucho peor de lo esperado. En el Gobierno admiten que fue un cruce muy complicado para el presidente, que se vio desbordado desde el primer momento por el rival. Sánchez había preparado mucho, en especial la parte inicial, la que peor funcionó, porque era la económica, la que más claramente le ofrecía una ventaja. “El PP salió a reventar esa parte desde el principio, porque sabían que era la más problemática para ellos. Y es muy difícil cuando embarran el terreno desde el principio y no tienes un árbitro para resolverlo”, señalan en el Ejecutivo. Sánchez se vio desde el primer momento descolocado por la agresividad de su rival y no encontró la manera de colocar su mensaje.
Sin embargo, en el Gobierno desde la pasada semana ya estaban diciendo que esperaban un Feijóo duro, por eso es aún más difícil de entender por qué Sánchez no llevaba preparada una estrategia frente a ese estilo de su rival. Una de las cuestiones que se reflexionan ahora en los círculos del Gobierno es si no fue un error que esta vez Sánchez no ensayara el debate con un sparring que hiciera de Feijóo y le obligara a probarse en un cruce sin límites. El líder del PSOE preparó argumentos, frases, datos, pero no ensayó exactamente qué hacer en caso de una catarata como la que le planteó el presidente del PP nada más empezar, cuando se vio a Sánchez más descolocado.
El presidente, según distintos miembros del Gobierno, retomó el control a medida que avanzaba el debate, pero el arranque marcó todo el encuentro y ahí se vio a Sánchez muy desbordado. “Cuando alguien va decidido a reventar un debate es muy difícil evitarlo”, señala un miembro del Gobierno. “El problema es el propio formato, si alguien miente delante es muy difícil responder porque tienes que dedicar tiempo a desmontar la mentira y además a plantear tu propuesta. Es más fácil para el que solo tira la mentira y ya”, señala otro miembro del Ejecutivo.
Lo que sí parece bastante claro es que la estrategia no funcionó como se esperaba, y el debate no fue el que tenían planteado durante el fin de semana en La Moncloa. Aun así, en el Gobierno y el PSOE creen que queda mucha campaña por delante y ahora volverán a la ronda de entrevistas de Sánchez y también a algunos mítines importantes.
Muchos en el PSOE están sorprendidos de que en casi ningún momento apareciera el Sánchez que se ha visto en las entrevistas de las últimas semanas, capaz de recuperar el control de la escena y desmontar algunas de las tesis más instaladas del antisanchismo. “Es que un debate no es una entrevista. Feijóo no es un entrevistador al que le puedas pedir que te deje terminar. Si quiere embarrar y no hay nadie para frenarlo, tienes poco que hacer”, responden desde La Moncloa. Ahora quedan dos semanas de campaña, pero con dos cumbres en medio —Sánchez está hoy y mañana en Vilnius por la OTAN y la semana que viene dos días en Bruselas por la cumbre UE-CELAC— y otro debate, a tres, con Santiago Abascal y Yolanda Díaz en RTVE el 19. Los socialistas piensan ya en los siguientes hitos para dejar atrás un debate en el que tenían puestas buena parte de sus esperanzas, pero que no fue ni de lejos lo que habían pensado.
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