Trabaja duro, exige tus derechos
Regalar sin exigir alimenta la patología neoliberal que está detrás de muchos de nuestros desequilibrios sociales
Dar 20.000 euros a los jóvenes que cumplan 18 años es neoliberal. Que la propuesta venga de una política (Yolanda Díaz) o un economista (Thomas Piketty) de izquierdas da igual. Porque el neoliberalismo, que es desatar al individuo de la sociedad, lo defiende la nueva derecha desde los tiempos de Thatcher, enfatizando la ruptura de las relaciones laborales (¡despido libre!) y las obligaciones hacia el Estado (¡bajad los impuestos!). Pero también la nueva izquierda surgida de las cenizas de Mayo del 68 se puso como objetivo liberar a las personas de las servidumbres hacia la comunidad (¡abajo la mili! Y cualquier otro deber). Se quebró el viejo lema socialdemócrata: “Trabaja duro por los demás y exige tus derechos”. Y nos quedamos solo con la segunda parte, los derechos. Y es fabuloso, pero insuficiente. Todo derecho debe venir acompasado de un deber correspondiente.
Dar un cheque a los jóvenes (otra cosa es financiarlo; supongo que, a pesar de la buena voluntad, recaería en las generaciones futuras a través de la deuda pública) con la mayoría de edad, en lugar de pedirles el sacrificio del servicio militar, epitomiza el triunfo del liberalismo desencadenado. Y, si funcionara, no habría nada que objetar. Pero regalar sin exigir alimenta la patología neoliberal que está detrás de muchos de nuestros desequilibrios sociales, de la galopante desigualdad económica a la angustia psicológica.
Una virtud innegable de la propuesta de Díaz es que pone el foco en el mayor problema estructural de España: la emancipación (tardía y dificultosa) de nuestros jóvenes, que se van de casa 10 o 12 años más tarde que en otros países. Y ofrecer recursos económicos es parte de la solución, pero, si no se compensa con una obligación, el remedio puede ser peor que la enfermedad.
Mi propuesta alternativa sería una versión del modelo nórdico: créditos a los jóvenes avalados por el Estado. Un dinero mensual para que todo joven pueda independizarse a los 18 años. Eso favorecería salir del nido familiar, buscar oportunidades educativas y laborales más allá de unos kilómetros a la redonda, y madurar económica, social y psicológicamente. Los españoles y españolas ganarían ¡una década! de autonomía personal. Y, en cuanto la persona joven tiene trabajo, devuelve el crédito en cómodos plazos. Me es imposible imaginar una política más rentable para España. @VictorLapuente
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