La mayoría del PP en Galicia peligra a una semana de las elecciones
La fuerte subida del BNG amenaza la hegemonía popular, según una encuesta de 40dB. para EL PAÍS y la SER
La batalla gallega se ha complicado para el PP. La mayoría absoluta de los populares, que parecía inabordable hace un mes, está en el aire a una semana de las elecciones autonómicas del 18 de febrero, según una encuesta de 40dB. para EL PAÍS y la Cadena SER. La candidatura que encabeza el actual presidente, Alfonso Rueda, sigue siendo la favorita, pero muestra una tendencia a la baja tras consumirse la primera mitad de la campaña, por lo que un puñado de votos podría privarlo de la hegemonía que mantiene desde hace 15 años en el Parlamento autonómico. Enfrente se confirma la extraordinaria pujanza del BNG, asentada en la alta valoración de su líder, Ana Pontón, que amenaza con arrinconar al PSdeG-PSOE. Todos los datos internos de la encuesta se pueden consultar en las webs de EL PAÍS y la SER.
Con la campaña a pleno rendimiento, el clima político en Galicia ya no es el mismo que hace un mes. A comienzos de enero, 40dB. sondeó por primera vez las expectativas ante el 18-F y sus resultados apuntaban a una resistente mayoría del PP, que se mostraba en condiciones de repetir su arrasadora victoria de 2020, cuando Alberto Núñez Feijóo logró 42 de los 75 escaños del Parlamento autónomo. Desde entonces, los populares han cedido dos puntos en intención de voto y con el 45,2% ya no tienen segura la mayoría de 38 diputados necesaria para garantizar su continuidad en la Xunta. Todo depende de las oscilaciones de una pequeña cantidad de sufragios y del reparto provincial. El sondeo coloca al PP en una horquilla entre 36 y 40 asientos en el Parlamento, con una mediana justo en la cifra fronteriza de los 38. En la hipótesis peor para Rueda, la alianza entre nacionalistas y socialistas ―con años de experiencia de gobiernos conjuntos en diputaciones y ayuntamientos― sumaría los apoyos para hacerse con el Gobierno de la Xunta. El trabajo de 40dB. se desarrolló entre los días 2 y 7, con lo que recogió el efecto del único debate entre los candidatos.
Uno de los datos más llamativos del sondeo es el elevado número de entrevistados, el 46,5%, que prefiere un Gobierno de coalición entre las formaciones de izquierda. Supera claramente al 29% que apuesta por que siga el PP en solitario y el 7,5% que desearía un pacto entre populares y Vox de muy remotas posibilidades, ya que la encuesta vuelve a situar como extraparlamentaria a la extrema derecha. Hay otra posibilidad que la investigación demoscópica deja abierta: que el PP salve el Gobierno gracias al apoyo de Democracia Ourensana, la formación populista y “microliberal” del histriónico alcalde de esa ciudad, Gonzalo Jácome, que podría alcanzar un único pero valioso diputado.
Los populares habían anticipado estas elecciones a febrero ―su mandato acababa en julio―, presumiendo un triunfo asequible. Su cálculo era consolidar uno de sus más históricos feudos ―han gobernado durante 36 de los 42 años de autonomía― y dar un impulso a Feijóo ante las elecciones europeas de junio. Un fiasco en el 18-F comprometería seriamente el liderazgo nacional del político gallego, que abandonó la Xunta hace apenas dos años después de 13 de ejercicio del poder. Esa hipótesis ha dejado de ser inverosímil. Y en buena medida se debe a la imponente crecida de los nacionalistas.
Según los datos de 40dB., el BNG ha avanzado más de cinco puntos en un mes y ahora se sitúa en el 30%, por encima de su techo del 25% logrado en 1997 por el histórico Xosé Manuel Beiras. El sueño de Pontón de convertirse en la primera mujer y la primera nacionalista en presidir Galicia ya no suena descabellado. Con una horquilla de entre 22 y 25 escaños (ahora tiene 19), cualquier eventual alternativa estaría encabezada por ella. El Bloque parece estar capitalizando una parte sustancial del voto de izquierda. Podría hacerse con casi uno de cada cuatro electores que en 2020 apoyó al PSdeG y con cerca de la mitad de los que entonces se decantaron por la marca local de Unidas Podemos, cuyos herederos (Sumar y Podemos) volverían a quedarse como entonces fuera del Parlamento. Además, está logrando atraer a antiguos abstencionistas, hasta un 11% de los que dieron la espalda a las urnas en las anteriores autonómicas.
El crecimiento del BNG no se entiende sin la potencia que ha adquirido Pontón. Otro de los puntos más llamativos de la encuesta es cuando se pregunta por las preferencias para presidir Galicia: Rueda se impone a la nacionalista por el escaso margen de 33,2% a 30,4%. Y hay más. Pontón tiene la aprobación de prácticamente la mitad de los encuestados, mientras que Rueda no llega al 38%. Incluso más del 21% de los votantes del PP dice tener una opinión buena o muy buena de la líder nacionalista.
Los socialistas aguardan el 18-F con sensaciones contradictorias. Desde el punto de vista de la política nacional, la oposición a Pedro Sánchez saldría muy debilitada si el PP pierde la mayoría. Pero sus compañeros gallegos quedarían en una situación incómoda como subalternos del BNG. La encuesta coloca a la candidatura de José Ramón Gómez Besteiro ante el peligro de lo que serían los peores resultados históricos del PSdeG. Pasaría del 19,4% al 15,6% de los votos, y de sus 14 diputados actuales a entre 10 y 13. El electorado socialista es, con mucho, el más dubitativo. No llega al 60% la porción de sus votantes que dice que acudirá seguro a las urnas, cuando todos los demás superan el 70%. “La última semana será decisiva para movilizarlos”, repiten en el equipo de Besteiro. Sánchez y su Gobierno se están volcando. El presidente estuvo el sábado con Besteiro en Vigo y, aun sin criticar al BNG, defendió que el voto más útil no debe ser solo para quien promueve el cambio, sino para quien “sabe gobernar el cambio”, es decir, los socialistas, con mayor experiencia de gestión.
Más complicado aún se presenta el horizonte de Sumar, que lidia contra la barrera del 5% para entrar en la Cámara gallega y la fortísima competencia del BNG. Yolanda Díaz, en apoyo de su candidata, Marta Lois, combina su apuesta por un Gobierno tripartito con el empeño por diferenciar su opción. Al Bloque le reprocha que votase contra la reforma laboral y al PSOE sus resistencias a medidas como los impuestos a las grandes compañías. En cuanto a Podemos, que el sábado recibió el apoyo de Ione Belarra e Irene Montero, ni esta encuesta ni ninguna otra le concede la menor opción.
En el PP se nota un viraje. Lo muestra la evolución de Feijóo. Hace una semana dijo que la elección era “o Rueda o Sánchez”. Ahora afirma que “Galicia es mucho más que Sánchez”. Aquella estrategia de llevar la campaña al terreno de la política nacional con la amnistía por bandera se va apagando. La demoscopia apunta a que no parece surtir demasiado efecto.
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