El Parlament se activa para poder abordar una inminente investidura de Salvador Illa

El calendario del Parlament se desmarca del letargo calorífico que vive Cataluña. El esprint final de las negociaciones entre el PSC, ERC y los comunes por la investidura del socialista Salvador Illa ha coincidido con el pico de una ola abrasante, récord histórico de calor en Barcelona. Y al Parlament ahora solo le queda estar a expensas de la votación que, este viernes, los militantes de ERC tienen en sus manos para decidir si corroboran el pacto entre socialistas y republicanos. Oriol Junqueras, exlíder de Esquerra y aspirante a volver al mando del partido tras el congreso de otoño, ha esquivado un posicionamiento público sobre el acuerdo y dice entender las “dudas” que pueda tener parte de la militancia sobre la conveniencia de avalar una presidencia del PSC. Dice mostrar “todo el respeto por el trabajo hecho por el equipo negociador encabezado por Marta Rovira y por el contenido del preacuerdo”, pero no aclara cuál será el sentido de su voto.

Si el viernes hay luz verde de la militancia de ERC, Josep Rull, el presidente de la Cámara autonómica, iniciará automáticamente una ronda de contactos con los grupos parlamentarios para abordar el debate de investidura del próximo president de la Generalitat. La concreción de la fecha del pleno se tomará de acuerdo con la Diputación Permanente del Parlament, una suerte de sala de verano de la institución, donde la suma de PSC, ERC y los comunes tiene mayoría. La voluntad es agilizar toda la tramitación de la convocatoria y afrontar la investidura a partir de la semana próxima para atenuar las posibles interferencias que pueda generar en el acuerdo tripartito un súbito regreso de Carles Puigdemont a Cataluña.

Josep Rull afronta su primer verano como presidente del Parlament sin margen para pensar en vacaciones. El reciente acuerdo alcanzado entre PSC y ERC, al que también se han sumado los comunes, activa la agenda de los diputados en el arranque de agosto, un período que normalmente es calmo en el Parlament. Este martes se constituyó la diputación permanente, el órgano que se queda de guardia hasta el día 15 de agosto, pero no hay parón estival en el escenario político catalán. Los acontecimientos pueden desarrollarse en cascada a partir del viernes por la noche, una vez se conozca el resultado de la votación de las bases de ERC. La ejecutiva del partido esperaba el apoyo público de Junqueras. El pasado lunes, la diputada Marta Vilalta explicó en RAC1 que confiaba que el antiguo presidente pudiera sumarse al acuerdo que, de aprobarse, permitirá la investidura del socialista Illa como president de la Generalitat.

Si la militancia republicana ratifica el acuerdo que ha alcanzado la dirección del partido con el PSC, el líder de los socialistas trasladará a Josep Rull su intención de someterse a la investidura. Illa ganó las elecciones del 12 de mayo, con 42 diputados, y el apoyo de ERC y comunes le asegura alcanzar la mayoría del Parlament, fijada en los 68 escaños.

Antes de abordar la fecha del pleno, Rull tiene que pasar consulta con los grupos parlamentarios. El trámite podría solventarse de manera telemática, pero Rull prefiere formalizarlo con encuentros personales. Luego, procede convocar a la Diputación Permanente para fijar qué día se convoca a los diputados para votar la investidura de Illa.

El PSC no tiene intención de demorar ningún paso. La voluntad es solventar la investidura a partir del miércoles de la semana que viene. En la ecuación entra el impacto que pueda tener el anunciado retorno de Carles Puigdemont. El líder de Junts, fuera de Cataluña desde 2017 para evitar ser juzgado, se ha comprometido a regresar para estar presente en el debate de investidura, pese a que de momento queda al margen de la aplicación de la ley de amnistía. Tanto el propio Puigdemont como su abogado, Gonzalo Boye, han manifestado que asumen el riesgo de una posible detención.

Con el Parlament en manos de un presidente de Junts per Catalunya, Josep Rull, el efecto que llegue a tener la posible detención del jefe del partido pone en jaque la celebración del pleno de investidura. En el mes y medio que lleva en el cargo, Rull ha señalado repetidamente que no piensa permitir la acción de la policía en el recinto parlamentario y subraya que está comprometido con la inviolabilidad de los miembros del Parlament. “Ningún diputado puede ser perseguido por expresar sus opiniones o por ejercer libremente su voto”, ha declarado.

Existen dudas de carácter técnico acerca del margen de maniobra que puede tener Rull sobre el devenir de un pleno que será convocado por la Diputación Permanente. Sin embargo, un arresto de Puigdemont en su camino hacia el Parlament podría incitar a Rull a decretar el aplazamiento de la investidura bajo el argumento de que se han vulnerado los derechos de un diputado. Puigdemont fue el cabeza de lista de Junts en las elecciones del 12 de mayo y logró 675.000 votos. La ley fija que hay de plazo hasta el 26 de agosto para investir a un president de la Generalitat. Si el Parlament no lo logra, habrá repetición de elecciones en Cataluña el 13 de octubre.