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“La ciencia tiene ideología”

Cuatro científicas charlan con EL PAÍS sobre las necesidades de la investigación en Andalucía y la escasa presencia de este asunto en el debate político

Eva Saiz
De izquierda a derecha, Adela Muñoz, Margarita Paneque, Clara Grima, y en la pantalla, Pilar Aranda, durante la charla mantenida con EL PAÍS en la Casa de la Ciencia de Sevilla.
De izquierda a derecha, Adela Muñoz, Margarita Paneque, Clara Grima, y en la pantalla, Pilar Aranda, durante la charla mantenida con EL PAÍS en la Casa de la Ciencia de Sevilla.Paco Puentes

El mantra del necesario cambio del modelo productivo en Andalucía pasa indefectiblemente por la inversión en Investigación y Desarrollo para romper la inercia de una economía basada en el sector servicios, la construcción y el turismo de masas. En esta legislatura, Andalucía ha sido la comunidad autónoma que más ha incrementado el gasto en I+D (1.600 millones de euros), según datos del INE de 2020 —un 5,8% más que el año anterior―, un aumento que mantiene a la región como la tercera que más invierte, detrás de Madrid (4.200 millones) y Cataluña (3.600), pero que no la saca de los puestos de cola en gasto por habitante (188 euros), solo por delante de Extremadura, Castilla-La Mancha y los dos archipiélagos.

La mayor parte de ese esfuerzo inversor, dos tercios, corre a cargo de las instituciones públicas, de acuerdo con la Estrategia de Investigación, Desarrollo e Innovación de Andalucía 2021-2027, elaborada por la Consejería de Transformación Económica, Industria, Conocimiento y Universidades de la Junta. Según ese informe, con datos de 2019, el gasto andaluz en I+D lo encabezaron las universidades públicas, con 679 millones (un 44,1% del total). Cuatro de las protagonistas de ese ámbito estratégico charlaron con EL PAÍS al inicio de la campaña electoral del 19-J para abordar la situación de la ciencia y la investigación en Andalucía.

Son la rectora de la Universidad de Granada, Pilar Aranda; la delegada del CSIC en Andalucía, Margarita Paneque; la divulgadora y catedrática en Química Inorgánica de la Universidad de Sevilla Adela Muñoz; y la divulgadora y doctora en Matemáticas por esa misma universidad Clara Grima. Las cuatro subrayan que, más importante aún que aumentar la cuantía de los fondos, es reducir la burocracia que implica acceder a ellos para desarrollar sus proyectos. Y abogan por un pacto en la educación que revolucione la forma en la que los niños y adolescentes se acercan a la ciencia para no perder talento —sobre todo femenino― en el camino, visibilizando la importancia de los científicos en la sociedad. “La ciencia es el motor del mundo, nos salva la vida, por eso es importante que todos miremos a la hora de votar la parte del programa electoral de cada partido que se dedica a la ciencia”, afirma Clara Grima. Todas coinciden.

Pregunta. ¿Cuál es el principal problema de la ciencia y la investigación en Andalucía?

Adela Muñoz (A. M.). Creo que todas estamos de acuerdo en que es la cantidad de burocracia para gestionar los fondos. Nos está asfixiando y está echando para atrás a muchos investigadores que no pueden compatibilizarlo con la docencia, la investigación y su vida personal.

Pilar Aranda (P. A.). Nos acucia a todos. La gestión de la investigación se ha complicado porque viene impuesta por la normativa europea, estatal o autonómica, en función de dónde provengan los fondos. Una normativa que nos deja maniatadas a las universidades.

Margarita Paneque (M. P.). Es cierto que en los últimos años se han ampliado los fondos y las convocatorias, pero en ocasiones ha sido imposible gestionarlas por la complicación de la gestión. Es necesario más personal administrativo para liberar a los investigadores.

Nadie piensa en los investigadores”
Pilar Aranda

P. A. En ese aspecto, hay que recordar que cuando se aprobó la ley de contratación pública, se tuvo que hacer una modificación porque no se reconocían nuestras particularidades, lo mismo que ha sucedido ahora con la reforma laboral. Hemos tenido que suspender los contratos de investigación porque no estaban dentro de la ley. Nadie piensa en los investigadores.

P. ¿Cómo se afronta el que este asunto no parezca prioritario para las administraciones?

Clara Grima (C. G.). Con frustración. No soy médico ni estaba al pie de la pandemia, pero en este tiempo parecía que la ciencia era importante. Pero cuando hacen leyes de reforma laboral no aparecemos. Yo pensaba que con la pandemia, el sector científico-tecnológico iba a despertar, pero en nuestra comunidad en cuanto se ha podido, se ha vuelto al turismo y a los bares. Parece mentira que con el potencial que tenemos para desarrollar tecnología, nos conformemos con ser el bar de Europa. El cambio de modelo productivo empieza desde el colegio y a los políticos no les importa nada, ni la educación, ni la ciencia, porque no dan resultados en cuatro años, solo les interesa vender rédito electoral.

P. ¿Ese cambio de modelo productivo es viable con un tejido empresarial como el andaluz, donde apenas hay industria y la pequeña y mediana empresa es mayoritaria?

A. M. En Andalucía falta iniciativa empresarial, pero en las jornadas a las que he asistido donde había pymes todas coincidían en las dificultades de la burocracia para ejecutar, sobre todo cuando tienen poco personal. Hay poco tejido productivo y no tenemos cultura del emprendimiento.

M. P. Yo he conocido una convocatoria que ha tardado dos años en resolverse, una empresa no puede estar dos años esperando a ver si le han dado una subvención, al final acaban abandonando.

A. M. Eso requiere un pacto por la educación y la investigación.

En Andalucía no hay cultura empresarial en I+D+i, para eso hace falta un pacto por la ciencia y la educación”
Adela Muñoz

P. ¿Ven esa inquietud de impulsar un pacto por la ciencia en los partidos que se presentan a estas elecciones?

P. A. Llevamos tiempo escuchándoles decir que es necesario un pacto por la ciencia, pero no está en la agenda.

C. G. ¿Quién está hablando de educación en esta campaña? No vende.

A. M. Precisamente porque no vende debería apartarse de la política.

C. G. No se trata de que un partido o el Gobierno se apunte un éxito, esto va de que sus hijos y todos tengamos un futuro mejor.

P. ¿Se ha perdido la oportunidad de rescatar la importancia de la ciencia que la pandemia había traído a un primer plano?

C. G. La ciencia nos ha salvado de una catástrofe. Y la campaña en general solo va de tú has hecho esto y no has hecho lo otro. Todos tenemos ideología, pero en cosas tan importantes como la ciencia, con tantos problemas a los que nos tenemos que enfrentar, como el cambio climático, otros virus, las bacterias superresistentes, la falta de alimentos… a lo mejor, lo que hay que hacer es sentarse y hacer ciencia.

Si no aplicamos las leyes de igualdad los algoritmos van a estar dominados por el hombre blanco, protestante y heterosexual”
Clara Grima

P. ¿La ciencia tiene ideología?

C. G. Claro. La politización de la tecnología es un problema muy gordo. Si no aplicamos las leyes de igualdad, los algoritmos van a estar dominados por el hombre blanco, protestante y heterosexual.

A. M. Las niñas se van de las áreas científico-tecnológicas en primaria, y es en los colegios e institutos donde tienen la llave primera para desviar esa tendencia.

P. A. Las mujeres se desvían del mundo técnico, pero el hombre se desentiende del mundo de los cuidados y la educación. Debemos trabajar globalmente en la igualdad. El porcentaje de mujeres en Informática e ingeniería es muy bajo, pero el de varones en Ciencias de la Educación o Medicina también.

C. G. La influencia social hace mucho. Si un niño ve que en su cole todo son maestras, rápidamente asocia ese rol con la mujer, por mucho que sus padres les digan otra cosa. En Matemáticas, en el año 2000 había un 60% de mujeres matriculadas en la carrera; desde que se ha asociado a la tecnología, la proporción es de 70% hombres, 30% mujeres. Ahora que las matemáticas parecen una profesión más competitiva y más remunerada, los chicos quieren ser matemáticos y las niñas dan un paso atrás.

P. A. Los perfiles profesionales van cambiando, por eso en la Universidad debemos atender las demandas de la sociedad y no las del mercado. Estamos legislando y haciendo planes de estudio para perfiles profesionales que en 10 o 15 años pueden haber cambiado.

En la Universidad debemos atender las demandas de la sociedad y no las del mercado”
Pilar Aranda

P. ¿Son capaces las universidades de tener esa agilidad para adaptarse a esas demandas?

P. A. El aprendizaje a lo largo de la vida es fundamental. No solo la universidad. Ahora las empresas tecnológicas demandan filósofos. Nuestro sistema debería ser más flexible, ese es un reto.

C. G. La formación debe ser integral. Cuando uno piensa en dedicarse a la ciencia no se le puede sustraer la filosofía como parte de su formación, porque ahora mismo muchos de los problemas que tiene la tecnología son filosóficos.

La cultura de la ciencia aporta un conocimiento esencial para tomar decisiones acertadas para enfrentarse a la vida”
Margarita Paneque

P. ¿Hasta qué punto es importante la tarea de divulgación para que los políticos tengan en cuenta a los investigadores?

C. G. La sociedad tiene que saber lo importante que es la ciencia, porque es el motor del mundo, la que nos salva la vida. Por eso todos los que vamos a votar tenemos que saber, cuando miremos un programa electoral, la parte que se dedica a la sanidad pública y a la dependencia, pero también a la ciencia.

M. P. En el CSIC a la divulgación nos gusta llamarla cultura científica, porque se trata de un conocimiento esencial para tomar decisiones acertadas para enfrentarse a la vida. A los profesores de primaria y secundaria hay que darles herramientas para permitir ese desarrollo en los niños.

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Sobre la firma

Eva Saiz
Redactora jefa en Andalucía. Ha desarrollado su carrera profesional en el diario como responsable de la edición impresa y de contenidos y producción digital. Formó parte de la corresponsalía en Washington y ha estado en las secciones de España y Deportes. Licenciada en Derecho por Universidad Pontificia Comillas ICAI- ICADE y Máster de EL PAÍS.

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