Lo que opinan alumnos de Bachillerato de la serie ‘Adolescencia’: “Exagerada” y pensada para los padres
Una veintena de estudiantes de un instituto de Sagunto analizan en clase la misoginia, la influencia de las redes y las diferencias con el sistema educativo británico a partir de la popular serie de Netflix

Les ha interesado y les ha hecho pensar. También han detectado en su instituto de Sagunto o en su vida diaria actitudes machistas y misóginas como en la serie Adolescencia, aunque el término de origen inglés ese de “manosfera” les pilla muy lejos, nadie lo dice y la mayoría ni sabe que alude al universo de internet marcado por la defensa de una masculinidad antifeminista. En cualquier caso, la serie es “exagerada”, si bien discrepan sobre el grado: “un poco”, “bastante” o “mucho”. Coinciden en que el segundo capítulo que transcurre en un centro educativo en el Reino Unido, donde se respira una gran violencia, contenida o no, los profesores están quemados y las relaciones son muy tensas, es poco realista o al menos es muy diferente a la realidad que viven. “Aquí todo es como más cercano, las relaciones entre nosotros y con los profesores”, dice una estudiante adolescente de la veintena que ha participado en una clase-tertulia de un instituto público para analizar la popular miniserie de cuatro capítulos de Netflix.
“A ver: aquí también pasa. La violencia no es tan grave ni tan generalizada como se muestra, pero aquí que se peguen dos chicos en el patio es hasta normal”, afirma una chica. “Bueno, también es verdad que vemos ese instituto británico desde el punto de vista de los policías gracias al plano secuencia”, apunta un chaval, tras recoger el guante que ha lanzado el profesor Ismael Murria. “Es muy anglosajona y exagera para mantener el interés, se muestran mucho más los defectos, con comportamientos estereotipados”, tercia otro, muy activo a lo largo de la tertulia. “Y los emoticonos de allí no se utilizan aquí, al menos yo no los conocía”, apostilla un compañero sobre las símbolos de las redes, que desempeñan un papel clave en la ficción británica porque a través de ellos se acosa y denigra. Este último logra el asentimiento general de los presentes.
Todos ellos son estudiantes de la asignatura optativa de Literatura y cine del IES Clot del Moro de Sagunto, con un media de edad de 17 años, muchos de la especialidad del Bachillerato artístico. Se han prestado a analizar y hablar de la serie del momento, un auténtico fenómeno planetario y viral. “¿Pero un fenómeno para todos o más bien para los padres?”, se pregunta Josep Máñez, vicedirector del instituto y responsable del programa de educación emocional.

Hace un par de semanas, cuando la serie estaba aún más en boca de muchos por el gran impacto de su estreno, Máñez hizo un breve sondeo entre los alumnos del instituto para ver si los estudiantes adolescentes también participaban del fenómeno. No llegaba a la veintena entre casi 150 los que la habían visto. “Es un fenómenos de los padres, que no ha llegado tanto a los hijos adolescentes”, apunta.
Los adolescentes reunidos confirman la afirmación del profesor, aunque algunos admiten que la habían visto antes de la actividad programada y centrada en los capítulos dos (el instituto) y tres (que trata de la entrevista de la psicóloga a Jamie, el chaval de 13 años acusado de asesinar a Katie, su compañera que le había rechazado y se había burlado de él en las redes). “Sí, es más para los padres, para los adultos, aunque a mi madre le mareó tanto plano secuencia y se sintió incómoda”, dice una chica. “A mi padre le dio mal rollo, pero la vio toda”, añade otro.
El Gobierno británico anunció la pasada semana que difundirá la miniserie de forma gratuita en los institutos en un intento por luchar contra la presencia de discurso radicales y machistas a través de redes sociales. El primer ministro, Keir Starmer, manifestó que le había resultado “muy difícil como padre” ver una serie, que permite arrojar luz sobre un gran número de cuestiones que ahora mismo mucha gente no sabe cómo responder”.
Entre algunos docentes se está compartiendo en sus redes sociales el “material educativo” a partir de la serie elaborado por la psicopedagoga Irene Alegría. Una propuesta “para trabajarla con adolescentes” que puso en marcha al comprobar “la cantidad de familias y docentes que están viéndola”, explica en su cuenta de Instagram.
Los alumnos del IES Clot del Moro han trabajado también con su profesor y ahora debaten sobre si el origen del comportamiento “psicópata” de Jamie viene dado por la genética o por el ambiente, la educación, los contenidos machistas y violentos de las redes que el chaval consume cuando se encierra solo en su cuarto. “En las redes yo he visto, por ejemplo, un vídeo de dos hombres hablando de que las mujeres tienen que estar en la cocina. Te quedas viéndolo hasta el final a ver si suelta una burrada más”, comenta una estudiante. Pero tampoco ven mucho contenido machistas en ese sentido, aseguran varios.
Un chaval reconoce saber quién es Andrew Tate, un exluchador de kickboxing y figura mediática que se menciona en la serie británica y propaga ideas misóginas, cuyo equivalente en España podría ser el influencer Llados, apostilla. También conoce el fenómeno de los incel, célibes involuntarios, pero de oídas, no de su realidad inmediata.
Sí que hay una opinión generalizada de que las redes sociales tienen un influencia enorme sobre la gente joven. En la entrada del instituto hay una pancarta que avisa de que se trata de un centro de libre de móviles. Un alumno que entrena a baloncesto a niños comenta que algunos nanos de nueve años ya van con móviles. Ellos empezaron más tarde a tenerlo: sobre los 14 años, señala la mayoría que alza el brazo ante la pregunta del profesor.
Pero no todo son las redes ni los institutos, también están las relaciones familiares y la educación en casa. En la serie, los padres apenas hablan con Jamie y el progenitor ha intentado inculcar el hijo unos valores asociados a la masculinidad, como jugar al fútbol o practicar boxeo, cuando el adolescente no muestra ningún interés por ellos. Varios estudiantes recuerdan que Jaime no se olvida de la expresión de decepción de su padre ante su torpeza en el campo de fútbol. Y las chicas aseguran que al contrario de lo que muestra la serie, mantiene una comunicación fluida con sus padres, y hablan a menudo con su madre. Los chicos, no tanto, reconocen, pero sí más de lo que lo hacían sus padres con sus progenitores.
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