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La defensa de Zaplana alega que la acusación es un montaje y compara a la policía judicial con la franquista

El letrado del expresidente de la Generalitat desprecia la instrucción y la investigación realizada por el juzgado

El expresidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, a su llegada a la Ciudad de la Justicia de Valencia este martes.
El expresidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana, a su llegada a la Ciudad de la Justicia de Valencia este martes.Mònica Torres
María Fabra

“Nunca he sido partidario de las teorías conspiratorias pero realmente aquí no se puede creer la versión oficial”. A partir de esta premisa el abogado del expresidente de la Generalitat Valenciana y exministro Eduardo Zaplana ha defendido este miércoles la inocencia del dirigente del PP como si las acusaciones no fueran más que un guion televisivo. El letrado ha criticado la instrucción realizada por la jueza y la actuación de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, “propia del régimen anterior al 78″. Ha dicho que todo fue un montaje, “desde el principio” y “sin control judicial”, y ha dado credibilidad a las palabras del excomisario José Manuel Villarejo que declaró que fue el expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy, quien, con la ayuda del director general de la Policía Juan Cotino, urdió el plan de acusar a Zaplana para evitar que le disputara el liderazgo del PP. Al final de su exposición, el abogado volvió a arremeter contra la policía judicial y su sesgo, una visión, según ha dicho, “de otros tiempos, en los que se decidía quiénes eran los buenos y quienes eran los malos en los cuartelillos”, ha mantenido.

Zaplana se sienta en el banquillo acusado de los presuntos delitos de prevaricación, cohecho y blanqueo, entre otros delitos, por los que Anticorrupción pide una pena de 17 años de cárcel.

“Un montaje”, “una verdad artificial”, “no se ha buscado en ningún momento la verdad”, ha repetido el abogado, que ha echado mano del prólogo de la ley de enjuiciamiento criminal, escrito por el jurista Alonso Martínez, tío del Conde de Romanones, para encontrar más descripciones a lo que considera que ha sido el caso: “al compás que adelanta el sumario se va fabricando inadvertidamente una verdad de artificio que más tarde se convierte en verdad legal, pero que es contraria a la realidad de los hechos”, ha leído.

El abogado ha cargado personalmente contra los agentes de la Guardia Civil que realizaron los informes que acusan a Zaplana y la trama de mover hasta 20 millones de euros cobrados por la adjudicación amañada de los concursos de las ITV y del plan eólicos valenciano al grupo empresarial de los Cotino. “Los peritos son cualquier cosa menos objetivos”, ha dicho, y les ha acusado de tener un sesgo “en todos los atestados”. “Han hecho lo que han querido a lo largo de la instrucción”, ha dicho. A su juicio, en la causa solo existen “indicios imprecisos y abiertos”.

La defensa ha ido tratando de desmontar cada acusación. Considera que no hubo prevaricación porque Zaplana no participó en la adjudicación de las ITV, aunque el presidente de mesa de contratación y su jefe de gabinete entonces, Juan Francisco García, afirmó que estuvo “predeterminado” y los Cotino aseguraron que pagaron por llevarse el contrato. “¿Dónde está el pago de mordidas? En el olfato de la Guardia Civil y ese día el olfato les funcionó mal y vieron delitos donde no los había”, ha dicho sobre el cohecho y el blanqueo de capitales que, según la fiscalía, se realizó cuando se repatrió a España el dinero de origen ilícito a través de su amigo de la infancia, Joaquín Barceló, que se autoconfesó testaferro de Zaplana.

Durante su interrogatorio, Eduardo Zaplana justificó que los documentos que se le incautaron relativos a algunos de los bienes que, aun no estando a su nombre se le atribuyen, no eran suyos sino con sus amigos. En esos escritos figuran los nombres y la operativa de algunas de las empresas acusadas de sacar y reintroducir el dinero en España. Según el expresidente autonómico son documentos que le entregaron sus amigos, con el único fin de recibir consejo y no porque fuera partícipe del entramado. “Zaplana era amigo de sus amigos y si le pedían un favor, lo hacía”, ha asegurado su abogado defensor.

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“Esta defensa ha demostrado la inocencia de Eduardo Zaplana”, ha dicho su letrado, que ha concluido que las adjudicaciones “no fueron objeto de predeterminación alguna por nadie y que Zaplana nunca fue beneficiario de las sociedades que recibieron dinero” de los Cotino, que pagaron sobornos por los contratos.

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