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Marie Claire aguarda un último maná inversor que frene su cierre y el despido de 260 trabajadores

La textil con sede en Vilafranca traslada al comité de empresa su intención de declarar el concurso de acreedores previo a su extinción si no logra nueva financiación para relanzar la marca

Marie Claire
Fábrica de Marie Claire.

La textil Marie Claire, con sede en Vilafranca, un pueblo de 2.200 habitantes en el interior de Castellón, busca de nuevo a la desesperada una “inyección de financiación” que evite su cierre y el despido de los 260 trabajadores en plantilla antes de que concluya el mes de junio. Un nuevo último cartucho (que, según la propia plantilla, “suena más a utopía que nunca”) que logre alentar el “proceso de reestructuración financiera y operativa” en el que se halla inmersa la firma y que tomaría el relevo a los 21 millones de euros de dinero público prestados ya por el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) para afrontar deudas y pagos a proveedores.

Un montante el aportado por el IVF que, “como préstamo, se tiene que devolver”, recuerda Manuel Illueca, director general de la institución financiera y presidente de la Sociedad de Garantía Recíproca de la Comunidad Valenciana. “Podemos ser laxos con los plazos [de devolución] en función de la situación que atraviesa la compañía, pero nunca hablamos de una quita de la deuda”, sostiene.

“Ese es el problema: el dinero que se debe, tanto a la Generalitat, que nos ha ayudado mucho, como a proveedores, y que lo condiciona todo. Ahora ya queda poco por hacer, y creemos que hasta aquí hemos llegado; es realmente triste”, reconocen desde el comité de empresa.

Fundada en 1907 y especializada en la producción de medias y lencería íntima, Marie Claire ha sido un pulmón para el empleo no sólo para Vilafranca sino para las comarcas de Els Ports y el Maestrat y para los municipios vecinos de la provincia de Teruel como Iglesuela del Cid o Mosqueruela.

En el comunicado remitido reconociendo su encrucijada financiera, la dirección de Marie Claire no menciona ni la entrada en concurso de acreedores y ni el ERE de extinción trasladado a los delegados sindicales si no obtiene la inversión prevista y que supondría un jaque mate para una comarca bajo el yugo de la despoblación. También un golpe seco, reconocen sus trabajadores, para el mantenimento de servicios que ahora se prestan en el municipio, como el del SAMU o el instituto. “La ubicación de la empresa es estratégica, y su cierre arrastrará muchas más cosas en las que no pensamos ahora pero que pasarán”, lamentan los trabajadores.

También trata de esquivar verbalmente este desenlace el ayuntamiento de Vilafranca, que apela a la necesidad de unir esfuerzos, tanto desde la dirección de Marie Claire como desde las administraciones, “para encontrar una solución financiera que evite el cierre y el mantenimiento de los puestos de trabajo”. El consistorio ha convocado un pleno extraordinario para aprobar una declaración institucional en apoyo a la continuidad de la compañía.

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El desánimo cunde de forma palpable entre la plantilla, que afronta la situación sin eufemismos. En la tarde del martes fueron convocados en asamblea por el comité de empresa, tras la reunión previa del organismo con la dirección y en la que ésta trasladó su intención de dar con esa inyección monetaria o de iniciar el concurso de acreedores como paso previo al ERE de extinción si no se conseguía. La próxima semana se convocará la mesa de negociación con los sindicatos.

“Nos desconciertan los comunicados enviados después de la asamblea de anoche, y que no hablaban del cierre, porque en esa reunión nos dijeron claramente que cierran, dado que la posibilidad de que la empresa se salve, de que venga un inversor y ponga el dinero necesario, es del 1%”, explica un trabajador, que prefiere no dar su nombre. “Estamos produciendo normal, como cualquier día, así que, si acabamos el día 20 de junio, no tiene sentido”, indica.

Sobre los ánimos, de plantilla y vecinos, es tajante: “La gente está echa polvo. Todos dependemos de esto. ¿Dónde recolocas a 260 personas? ¿Y ese dinero que necesitan para qué, para sobrevivir unos meses más?”, apostilla.

“Sobrevivir”. La palabra se repite en las conversaciones con empleados y delegados sindicales. Porque los últimos años de Marie Claire han ido más de eso, que de vivir, reconocen desde el comité de empresa.

Las negociaciones de la compañía con sus principales acreedores y la “búsqueda activa de inversores interesados en respaldar el proyecto de relanzamiento de la marca” que recoge Marie Claire en su comunicado es el último episodio de un proceso cíclico repleto de vaivenes. Tras años de caída de ventas y pérdidas, Marie Claire fue adquirida en abril de 2021 por la empresa Think Textil, que tiene a Inditex como principal cliente, en una operación avalada por el Instituto Valenciano de Finanzas (IVF) a través de un plan de financiación de lucha contra la despoblación. El ajuste implicó el cierre de la planta logística ubicada en Borriol y la concentración de la actividad en las instalaciones de Vilafranca. En junio de 2022, la compañía formalizó con la Generalitat una operación de financiación por valor de 12 millones de euros aprobada en el marco del Fondo Valenciano de Resiliencia para empresas estratégicas afectadas por la crisis.

Se unen los “factores externos que han dificultado aún más la recuperación” de la compañía, como la pandemia, que provocó una “reducción drástica del consumo de pantys a nivel mundial que, a día de hoy, no ha alcanzado el 50% de los niveles precovid”, o la crisis logística y de materias primas que ha incrementado los costes de fabricación, agravados por el aumento en los costes energéticos, y que llevó a Marie Claire a ajustar los horarios de fabricación y reducir la jornada laboral en la fábrica a cuatro días para optimizar la producción y el lanzamiento de sus productos al mercado.

La compañía tiene una plantilla de 260 trabajadores: 220 en la planta de Vilafranca y el resto distribuidos en oficinas y departamentos comerciales de Castellón y Valencia. 110 de los empleados están, hasta el próximo mes de junio, en un ERTE temporal.

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