El Cabanyal tiene un plan para preservar su identidad
El PEC , a punto de aprobarse definitivamente, prevé un crecimiento de población y de vivienda controlado y edificios de pocas alturas en la primera línea
El Cabanyal-Canyamelar, el barrio marítimo de Valencia condenado hace años a la degradación por la prolongación de una avenida que lo partía por la mitad y arrasaba con cientos de viviendas, ya tiene pintado sobre el plano su futura fisonomía. Esta zona, pegada a la playa y muy atractiva para el turismo y los inversores, seguirá siendo la de las noches a la fresca y las cenas a la puerta de casa. Al menos es la intención de la Concejalía de Desarrollo Urbano de la capital que, tras seis años de tramitación, varias exposiciones públicas y negociaciones con los vecinos, ha aprobado este lunes de forma provisional su nuevo plan urbanístico, que todavía debe pasar por el pleno municipal y por la Generalitat valenciana.
Este enclave urbano, con casas de dos o tres alturas, coloridas fachadas de cerámica modernista e idiosincrasia marinera, estuvo durante años seriamente amenazada en la última época de gobierno del PP, empeñado en prolongar la avenida de Blasco Ibáñez hasta el mar a costa de darle un buen bocado al barrio, de despersonalizarlo. Una plataforma vecinal movilizada convirtió la destrucción del Cabanyal en una causa internacional y, pese a las expropiaciones, desalojos y abandono público que sufrieron sus calles, el Ministerio de Cultura, entonces dirigido por Ángeles González Sinde, dio con la clave para proteger el barrio de la piqueta. Durante los años previos, la población de este modesto barrio marinero bajó en picado por las pocas expectativas de futuro para los vecinos de toda la vida.
En 2015, el nuevo gobierno municipal de Compromís, PSPV y Podemos e independientes, derogó, como había prometido en campaña electoral, el viejo plan, se puso a redactar uno nuevo, y mientras tanto creó unas normas transitorias para que el barrio pudiese funcionar hasta que tuviese un plan definitivo. “Muchos de las dotaciones públicas incluidas en el plan están en marcha o licitándose”, ha asegurado la vicealcaldesa y responsable del urbanismo, la socialista Sandra Gómez. Los vecinos, cansados de esperar tantos años a la recuperación, no han cesado de presionar ni han ahorrado críticas al nuevo Ayuntamiento cuando ha hecho falta. De hecho, la primera redacción del plan se cambió sustancialmente ante la oleada de alegaciones de los vecinos. Ahora, el grueso del planeamiento es aceptado por los vecinos, aunque siempre queda algún fleco.
El Plan Especial del Cabanyal (PEC) aumenta los espacios verdes en un 47%, con la creación de itinerarios peatonales que cruzan el barrio de este a oeste, solventa el déficit de dotaciones municipales —el anterior gobierno no invirtió durante años en la zona que iba a ser derruida— e intentará atraer a no más de 1.900 nuevos vecinos para evitar la gentitricación y turistificación de este área tan golosa de la ciudad por su cercanía al mar. Ya en las normas de transición, el Gobierno local limitó la reconversión de casas en apartamentos turísticos a solo un 10% por cada manzana de edificios y limitado a las plantas bajas o al primer piso si en los bajos había un comercio. El PEC impedirá también la agrupación de edificios en primera línea para evitar que se asienten hoteles en esa zona.
Precisamente para evitar la expulsión de más vecinos, Urbanismo ha pintado en el plan la construcción de un máximo de 1.150 nuevas viviendas (entre públicas y privadas), de las que hasta 700 serán de protección pública (VPP), en su mayoría de alquiler “accesible”, ha remarcado Gómez. Se construirán en torno al parque de Doctor Lluch, rodeado de solares y casas por rehabilitar, en la parcela de Astilleros, pues se derriban los bloques portuarios, y en el conocido como PAI de las Piscinas.
“La inmensa mayoría de vecinos quieren quedarse en el barrio pero el problema son los precios de las casas”, reconoce la vicealcaldesa. Los residentes del barrio, que ha adquirido fama en el resto de España y Europa, no quieren ser “un barrio de moda” porque los precios de los inmuebles se han disparado y los expulsa de sus casas, han denunciado en varias ocasiones. Sin ir más lejos, el periódico británico The Guardian incluyó hace dos años un reportaje elogioso del barrio y lo situaba entre los 10 más cool de Europa.
Con el nuevo planeamiento se ganan además 64.000 metros cuadrados de zonas verdes, rediseñando algunos de lo espacios ya existentes o creando nuevos. Una de las grandes operaciones será la remodelación del actual Paseo Marítimo, que se “naturalizará” y se fusionará con la playa.
En cuanto al suelo terciario incluido en el PEC, el Ayuntamiento lo ha concentrado en un sola parcela, con 12.000 metros cuadrados de techo, donde cabe un edificio de hasta 15 alturas, en torno al cual ha habido polémica. El consistorio lo ha colocado cerca de la zona de restaurantes en la playa de Las Arenas, al lado de la Marina. El plan especial contará con 1.600 fichas de protección de viviendas y edificios diseminados por este núcleo marinero.
“Desde hace muchos años el Cabanyal-Canyamelar y todo el frente marítimo de la ciudad no teníamos otros plan que el de la destrucción de nuestro pueblo histórico. Ahora, tenemos, por fin, una carga magna de rehabilitación y reconstrucción urbana”, ha señalado la Asociación de Vecinos del Cabanyal-Canyamelar en redes sociales.
La vicealcaldesa Sandra Gómez ha agregado que defiende la “identidad cultural e histórica propia” del barrio frente, ha subrayado, el modelo dirigido a “destruir”, “expropiar” y “gentrificar” del PP con el plan en el que se incluía la prolongación de la avenida Blasco Ibáñez hasta el mar.
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