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El Rototom Sunsplash de Benicàssim monitoriza sus emisiones para neutralizar la huella de carbono

Será el primer festival de España que mide y verifica su impacto sobre el medio ambiente a través de la Asociación Española de Normalización y Certificación

Rototom Sunsplash
Concierto en el festival del música Rototom Sunsplash, de BenicàssimCarlo Crippa (Rototom Sunsplash)

El festival internacional reggae Rototom Sunsplash de Benicàssim será el primero en España en medir y certificar su huella de carbono para poder revertir el impacto ambiental que deja cada edición. A través de un equipo de 15 profesionales coordinados por la empresa Global Omnium analizará durante su 27ª edición, del 16 al 22 de agosto de 2022, los niveles de consumo energético y localizará sus focos de emisiones de gases de efecto invernadero distribuidos por el recinto de conciertos. Además, recopilará datos primarios, realizará un cálculo del techo de emisiones y de otra serie de mediciones en tiempo real gracias al big data o inteligencia artificial para obtener un certificado de conformidad de CO2 reconocido por Aenor, la Asociación Española de Normalización y Certificación.

“Lo que no se puede medir, no se puede mejorar. Y eso es lo que nos anima a dar un paso más en nuestro compromiso con el planeta. Saber la huella que dejamos nos permite reducirla y avanzar hacia el reto de emisiones cero”, explican desde el festival, que en su última edición, la de 2019, se declaró libre de plástico al eliminar por completo el uso de este material, tanto en el recinto como en la acampada. “Rototom Sunsplash será el primer festival en España en lograr este certificado y uno de los pioneros a nivel europeo”, confirma Juan Luis Pozo, director del área de sostenibilidad corporativa de Global Omnium.

Se trata de medir el impacto real de la actividad del festival en el entorno, ver cuál es la huella de carbono, para poder reconvertirla en acciones con impacto positivo. Este grupo de profesionales monitorizará todas las actividades necesarias para celebrar el festival, desde que se idea la edición hasta la fase de desmontaje de la infraestructura.

Con más de 200.000 asistentes cada verano —procedentes de hasta 76 países en su último encuentro— la cantidad de datos medibles se dispara. Así, junto a la cantidad de público y el medio de transporte elegido para llegar a Benicàssim; se pondrá la mirada en otro tipo de fuentes generadoras de datos para sondear el impacto medioambiental. Por ejemplo, en el área de producción, se controlarán los desplazamientos que han sido necesarios para cerrar contratos con artistas; los viajes de los propios artistas para actuar en el festival, incluidos los de regreso; qué sistema de iluminación se utiliza y cuántas emisiones genera; qué huella dejan los diferentes servicios en el interior del recinto: desde la limpieza al merchandising o la restauración. Se cuantificarán también los consumos durante el festival: energía, agua y electricidad; el volumen de residuos y su revalorización; la actividad en el aparcamiento y la cantidad de vehículos estacionados, analizando sus hábitos de desplazamiento, entre muchos otros. Precisamente los desplazamientos están detrás, indican desde Global Omnium, del 90% de las emisiones de carbono a la atmósfera en cualquier evento.

Todo ello se completará con encuestas sobre hábitos sostenibles entre el público. “Cuando mides algo, puedes concienciar. Es sorprendente cómo de un año a otro, por experiencias en otro tipo de eventos, la gente se replantea cosas, se interesa por cómo puede mitigar o compensar la huella que su actividad deja en el planeta”, añade Pozo.

“Nuestro objetivo es aprender de esta primera medición para implementar mejoras. Al final no debe bastar con marcarnos un porcentaje de reducción de emisiones de cara al próximo año, que es importante, sino en ver cómo compensar esa cantidad de CO2 que no vamos a poder eliminar en 12 meses, a través por ejemplo de campañas de plantación de árboles, de apoyo a la limpieza de los océanos, etc”, aclaran desde el festival.

Para ampliar sus políticas de sostenibilidad con la medición de su huella de carbono, la organización del Rototom Sunsplash ha delegado el proyecto, a través de Tuawa, a Global Omnium, la misma compañía seleccionada por el Ayuntamiento de Valencia para el desarrollo de la Estrategia de Turismo Sostenible de la ciudad, que se desarrollará a lo largo de cuatro años. Su actividad principal es la gestión del ciclo integral del agua aunque tiene un amplio bagaje como operador turístico al gestionar instalaciones como el Oceanogràfic de la capital del Turia o el Acuario de Sevilla.

En 2019 el festival reggae retiró por completo las botellas de agua de plástico, tanto en las barras como en las máquinas expendedoras de bebidas: alrededor de 230.000 unidades, junto a 15.000 de refrescos, sustituidas por barriles reciclables conectados a grifos o por envases de lata en la acampada. Como alternativa para el público, amplió las casetas de recarga de agua y extendió su sistema de ósmosis a todos los bares y barras.

El certamen vuelve a abogar este año por su sistema de vasos reutilizables y con fin solidario. Toda la recaudación de los vasos será este 2022 para la Asociación Conquistando Escalones —fundada por afectados de Distrofia Muscular de Cinturas 1F-D2, causada por una mutación que les hace inmunes al VIH— junto a CASDA (Asociación Ciudadana contra el SIDA de Castellón).

Según datos de la última edición, la de 2019, las acciones de recogida selectiva implementadas por el festival evitaron la emisión de 15,94 toneladas de CO2 a la atmósfera y el consumo de 60,05 megavatios hora y de 322,44 metros cúbicos de agua.

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