“Tengo el estilo musical que el texto me dicta”
Julio Bustamante, veterano referente de la escena musical valenciana, saca nuevo disco en el que los sueños desempeñan un papel central, porque al fin y al cabo “se vive igual dormido que despierto”
Su rostro hierático, su mirada observadora y onírica y su hablar pausado son signos de su identidad. No en vano, Julio Bustamante, veterano referente de la música valenciana, busca el vacío, una especie de meditación personal que podía practicar en algún garito del Carmen hace décadas y ahora en un bar del barrio de Marxelenes, donde vive desde hace 20 años. “Busco quedarme en vacío porque es donde salen buenas ideas, puedes encontrar el vacío que es un premio, y volver a pensar en cosas de una manera mas virgen”, explica el cantante, guitarrista y escritor, de 70 años, que acaba de publicar un nuevo disco, Sueños emisarios. Lo presenta en el teatro Micalet de Valencia este sábado.
¿Por qué Sueños emisarios? “Hay una canción que se llama así y la cogí como título. He reunido algunas canciones que son sueños en sí mismas y luego canciones que hablan de los sueños. Quería hacer énfasis sobre la importancia de los sueños en mi vida. Vivimos igual cuando estamos durmiendo que cuando estamos despiertos; mientras dormimos también surge la comunicación, la inspiración y los descubrimientos. Me interesaba escribir sobre esto”, explica en un bar, debajo de su casa. “Se vive bien en este barrio; es como un pueblo, la gente se conoce y estamos al lado del centro”, apostilla.
Él ha cumplido su “sueño cotidiano” de hacer música, su “manera de estar en el mundo”, desde que empezó a los 14 años y desde que pudo vivir de ella desde finales de la veintena. Mamó la música desde la cuna. Su padre, Antonio Balanzá, era aficionado y fue uno de los pioneros del jazz en Valencia como cronista y promotor cuando en “los años cuarenta y cincuenta era materia indebida”, apunta.
Bustamante, cuyo nombre real es Julio Antonio Balanzá Cano, iba para compositor solo, pero “el oficio se quedó obsoleto” y tuvo que ponerse también a cantar. “Y a causa de hacer canciones, me fui metiendo en los relatos, en las novelas, para aprender más sobre la escritura, y no porque me quisiera convertir en novelista. Escribir canciones es lo mismo que escribir cualquier otro texto”, cuenta.
Por eso, aplaude sin reservas el Nobel que le concedieron a Bob Dylan, si bien también se lo hubiera dado ex aequo a otro de sus referentes, Leonard Cohen. “Los grandes siempre está ahí y siempre hemos aprendido y gozado con ellos”, afirma.
Nunca ha abandonado el folk, que es la base de su música, pero su estilo es múltiple, como demuestra en su último disco. “He pasado por muchos estilos y pasaré por más y los ampliaré. “Siempre empiezo por el texto, alguna vez sale premio y salen las dos cosas al mismo tiempo, y eso me lleva a abordar estilos diferentes. También he adoptado libros de otras gentes, de Carlos Marzal, Sam Shepard, Italo Calvino, todo eso me lleva a la aventura. No tengo un estilo, tengo el estilo musical que el texto me dicta”.
Encantado con la reivindicación de su música que desde hace un decenio están haciendo grupos e intérpretes españoles con 30 años menos que él, Bustamante incide en que él también aprende de ellos. Su carrera se ha desarrollado entre Valencia y Madrid. Vivió y conoció las movidas de ambas ciudades, si bien la capital de España “se llevó el gato al agua”, cuando había grupos y músicos buenos por todas partes. A él le sigue gustando el folk, la bossa nova, el jazz o el pop, un estilo tan libre que lo permite todo. Su último disco, Sueños emisarios es una buena prueba de ello.
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