La muerte de Isak Andic, el secreto que guarda la montaña de Montserrat
Un año después, la investigación por homicidio al hijo mayor, basada en indicios pero sin prueba directa, mantiene en vilo a una familia y a un imperio de la moda

Jonathan Andic sabía dónde aparcar el coche y qué sendero tomar cuando, la soleada mañana del 14 de diciembre de 2024, condujo a su padre, Isak Andic, hasta una de las innumerables rutas que atraviesan Montserrat, montaña mítica por su silueta singular y emblema del nacionalismo catalán. Habían quedado para hacer, a pie, una breve excursión por el camino de tierra que lleva al monasterio benedictino. No pretendían completar los nueve kilómetros del itinerario porque el fundador de Mango había quedado más tarde. Pero tenían temas de los que hablar. Y a Isak le gustaba eso, mantener conversaciones con amigos y familiares mientras caminaba, como un filósofo peripatético.
Si Jonathan conocía el terreno con precisión es porque, unos días antes, había estado allí, tal como acabó reconociendo ante los Mossos, según fuentes del entorno. ¿Por qué? Como muchas cosas que tienen que ver con el comportamiento del hijo mayor durante esa jornada, sobre la que aún no puede trazarse un retrato completo, esa visita previa invita a una lectura o la opuesta según el prisma con que se mire. Para un investigador puede resultar sospechosa, una pista que abona la hipótesis de un homicidio planeado. Para la defensa, que insiste en que se trató de un accidente, la explicación de Jonathan le exculpa más que le incrimina: acudió con su coche a Collbató (a 40 kilómetros de Barcelona) porque quería estudiar la ruta, preparar la excursión.
En el primer aniversario, este domingo, de la muerte del hombre más rico de Cataluña a los 71 años, la investigación judicial abierta sigue sin poder aclarar qué ocurrió el mediodía del 14 de diciembre. Cuando padre e hijo apenas habían avanzado diez minutos del camino, el empresario se precipitó desde una altura de casi 100 metros y falleció como consecuencia de los traumatismos causados por la caída. ¿Resbaló y cayó al vacío en uno de los pocos puntos del recorrido que, en caso de tropiezo, conllevan un desenlace fatal, pues el camino da a un terraplén sin arbustos a los que agarrarse, y desde el que se observa, peligrosa y lejana, una carretera? ¿Le empujó Jonathan, fruto de un arrebato o tal vez como parte de un acto premeditado?
A despejar esa incógnita se dedican, desde hace un año, los Mossos d’Esquadra, la Fiscalía y la jueza que instruye el caso. Las fuentes consultadas admiten que no será fácil alcanzar una respuesta sólida, definitiva, categórica. Y ese terreno abonado a la duda juega, con vistas a un hipotético juicio, a favor de Jonathan. No hay, por ahora, pruebas directas de un homicidio. No hay cámaras en la montaña de Montserrat, ni un satélite que apuntara al escenario de la tragedia; tampoco ha aparecido un visitante, un runner o un dominguero que, esa mañana, hiciera la misma senda (bastante frecuentada) y se convirtiera en testigo directo. Pero la duda también tiene una cruz para Jonathan: su entorno cree que, aunque se archive la causa contra él, persistirá un halo de sospecha, convencidos como están de que buena parte de la opinión pública ya le considera, pase lo que pase, culpable de parricidio.
De las contradicciones al móvil
Lo que ocurrió en el camino de tierra solo lo saben con certeza la montaña y Jonathan. Y ante el silencio majestuoso de Montserrat, los Mossos han analizado las palabras de Jonathan, que ha declarado dos veces como testigo. Los agentes consideraron que la primera, horas después de la caída, estaba en estado de shock. Las dudas surgieron con su segunda visita, más extensa y tras haber sido asesorado por un abogado. Las contradicciones en las que incurrió llevaron a explorar nuevas vías. Los Mossos no descartaban el accidente, pero ya no era la única hipótesis sobre la mesa.
Desde entonces, un reducido grupo mixto de policías de la unidad de investigación de Martorell (partido judicial al que pertenece Collbató) y de la sede central de Mossos, se blindaron para explorar el camino agreste de las pruebas periféricas. Han recopilado indicios que, unidos, invitan a la sospecha, a la espera de explicaciones que les ayuden a completar la interpretación de los hechos.
Los Mossos han buscado algunas respuestas en Mango: preguntaron qué había pasado con el teléfono que Jonathan llevaba el día del suceso. Unas semanas después de la caída, el hijo pidió un nuevo móvil a la empresa, aunque tardó unos meses en recogerlo y lo activó el 26 de marzo, confirmó la compañía. Ese es el teléfono que, el 9 de septiembre, los Mossos requisaron al hijo tras interceptar su Mercedes cuando salía de la sede de Mango, en Palau-solità i Plegamans, y que están analizando. ¿Por qué ese cambio? Según el entorno de Jonathan, solo quería el nuevo modelo de iPhone, pero olvidó recogerlo hasta que lo perdió o se lo robaron en un viaje al extranjero.
A una enrevesada investigación por indicios, se suma la complejidad del perfil de sus protagonistas. Isak Andic era una de las mayores fortunas de España, con un legado a repartir, divorciado y con una nueva pareja, con la que llevaba años: Estefanía Knuth. Ella fue una de las primeras personas a las que llamó Jonathan después de la caída de su padre, y acudió inmediatamente al lugar. En su declaración policial, Knuth reveló que padre e hijo cargaban con una historia delicada del pasado: Isak dejó en manos de Jonathan la dirección de la compañía, en 2014, pero tuvo que regresar un año después para reflotarla. La sucesión no funcionó, y dejó tocada la relación profesional de padre e hijo. Además, una vez se abrió el testamento —la última de varias versiones que había dejado por escrito el fundador de Mango—, Knuth quedó disconforme con los cinco millones que le legó, e inició una disputa con los herederos (los tres hijos a partes iguales) en la que reclama más de 70.
Declaración a la vista
A un año del fallecimiento de Isak Andic, la investigación en manos del juzgado de instrucción número 5 de Martorell (Barcelona) recorre ahora su último tramo. Las fuentes consultadas coinciden en que, tras analizar su móvil, no queda otra que escuchar a Jonathan formalmente como investigado en sede judicial. En el único comunicado sobre el caso, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) dijo que existía una causa declarada secreta, “residenciada” en la policía, en la que “procesalmente”, hasta el momento, “no se ha dirigido ni se dirige contra ninguna persona concreta”.
Una vez los Mossos completen el atestado con las pruebas indiciarias que han recopilado, la jueza decidirá si archiva el caso o sigue adelante y, eventualmente, lo envía a juicio. Para ello, deberá escuchar antes la opinión de las partes: la Fiscalía y la defensa de Jonathan. El equipo que asesora al hijo del fundador de Mango está centrado en hacer acopio de materiales (análisis del terreno por la lluvia en días previos, estudio de los accidentes acontecidos en Montserrat) que refuercen la hipótesis del accidente y, por tanto, ayuden a desvirtuar la del homicidio. Su objetivo es que el caso se archive y ni siquiera llegue a juicio.
La presión del caso Andic alcanza a todas las partes. Mango vive pendiente de un daño reputacional que pueda afectar el negocio, algo que por ahora no ha ocurrido: pilotado por Toni Ruiz, el imperio de la moda ha sorteado el primer año sin su fundador con gran solvencia. La familia, por su parte, vive el proceso con angustia pero “unida en la adversidad”, según fuentes del entorno: las hermanas (Judith y Sarah) y el tío de Jonathan (Nahman, cofundador de Mango) le han mostrado su apoyo incondicional y, sobre todo, le han manifestado que creen en su inocencia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Más información
Archivado En
Últimas noticias
Andalucía y Comunidad Valenciana, en alerta roja por lluvias torrenciales
La UE pacta las cuotas de pesca de 2026 (y esto podría afectarte más de lo que imaginas)
Más producción, más riqueza… y un reparto cada vez más desigual
Miniguía para seguir las elecciones de Chile y comprender por qué juegan un papel crucial en el país
Lo más visto
- Guardiola elimina la prohibición de que los jefes de servicio de la sanidad pública ejerzan en la privada y sube un 59% la derivación de pruebas
- Sin duchas ni camas adecuadas, y con obras en marcha: así estrenaron 30 niños extranjeros el centro de acogida de La Cantueña de Ayuso
- Los 50 mejores libros de 2025
- Rusia eleva la presión sobre la UE con una demanda para evitar que financie a Ucrania con sus activos congelados
- El jefe de la misión de rescate de María Corina Machado: “Fue una de las operaciones de mayor riesgo en las que he participado”






























































