Sindicatos educativos y de vivienda publican una guía de actuación para docentes en caso de alumnos afectados por desahucio
El documento insta a los profesores a ejercer de asesores y activistas en problemáticas de vivienda


Malestar emocional, cambios en la conducta, falta de concentración en clase, deberes sin hacer, absentismo, falta de higiene o no llevar el desayuno son algunos de los indicios que deberían hacer saltar las alarmas a los docentes sobre que algo puede estar sucediéndole a un alumno. Uno de los motivos podría ser, que la criatura está viviendo una situación de desahucio. Ante esta chacra que no hay forma de frenar, sindicatos educativos y entidades de vivienda han elaborado una guía destinada al profesorado para ayudarles a detectar este tipo de casos y saber cómo acompañar al menor y a su familia e incluso que lleguen a ser activistas por el derecho a la vivienda.
Las cifras de la situación son alarmantes y hablan por sí solas: la tasa de pobreza infantil se sitúa en el 35%, más del 10% de menores vive en viviendas insalubres, en casi el 70% de desahucios hay niños implicados. Las entidades consideran que “el contexto actual de emergencia habitacional exige una respuesta del sistema educativo, ya que sin una vivienda asegurada no hay lugar para el aprendizaje y el desarrollo adecuado.
Con esta guía -que lleva por título Sin vivienda no hay educación y que ha sido elaborada por Ustec, CGT, la PAH y el Sindicato de Lllogateres- las entidades buscan que las escuelas también se impliquen en esta problemática, sean conocedoras de ella y puedan realizar un acompañamiento más cercano. Así, por ejemplo, se indica que, si un docente detecta un caso, lo comunique al resto del equipo del colegio, y especialmente a profesionales especializados como los educadores sociales o los integradores sociales, para que se pueda organizar una reunión con la familia y que los docentes puedan informar sobre los mecanismos y procedimientos que tienen a su alcance para gestionar la situación.
Según la guía, lo primero que deberían hacer los profesores es aconsejar a las familias afectadas que acudan a una asamblea de vivienda e informar sobre los pasos que deben seguir dependiendo si se trata de un desahucio, la finalización de contrato, pobreza energética o acoso inmobiliario. También se apunta que es necesario dar apoyo al alumno y se dan indicaciones para asistir al acto de lanzamiento. “Consideramos que tiene un gran peso simbólico el hecho de que miembros del equipo directivo estén presentes durante el desahucio a un alumno”, reza la guía.
Se busca que las escuelas sean “espacios de confianza” y “de seguridad” para los alumnos, pero que también pasen a formar parte de la red comunitaria en defensa de una vivienda digna. “Nos negamos a despreocuparnos del dolor ajeno y de los alumnos”, ha sentenciado Cristina Martín, del sindicato USTEC.
La guía se suma a las diferentes plataformas de docentes que se han creado espontáneamente -empezando por Salt, seguida de Barcelona y otros municipios del Vallès y el Maresme- para denunciar las consecuencias académicas y emocionales que provoca en los menores vivir una situación traumática como ser expulsado de su domicilio.
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