Los primeros presupuestos de Aliança Catalana recortan el gasto social en Ripoll
Sílvia Orriols, que se niega a subir impuestos para gastar más, aumenta las partidas para fiestas y tradiciones catalanas


La alcaldesa de Ripoll, Sílvia Orriols, ha sacado la tijera para recortar en gasto social. Los primeros presupuestos municipales aprobados por Aliança Catalana, la formación de ultraderecha que gobierna el municipio gerundense, muestran una disminución de casi todas las partidas vinculadas a servicios sociales. El presupuesto ha crecido un 14% en relación con el de 2023 (el último aprobado), pero gracias a las ayudas de otras administraciones para inversiones. Orriols, que se niega a subir impuestos (como el IBI), ha visto cómo los gastos fijos han aumentado y se ha quedado sin mucho margen de maniobra.
“Son unos presupuestos austeros”, admitió Orriols en el pleno de enero en el que, tras no lograr el apoyo del resto de los grupos (gobierna en minoría con seis ediles), se sometió a una cuestión de confianza. La incapacidad de la oposición para ponerse de acuerdo (Junts per Catalunya abandonó a última hora el pacto para plantear una alternativa de gobierno) permitieron a Orriols seguir gobernando y, de paso, ver aprobadas sin oposición sus cuentas, las primeras que presenta la formación ultra en Cataluña.
De las partidas destinadas a bienestar social, la del Consorcio de Servicios Sociales del Ripollès es la más abultada. Pasa de poco más de 312.000 a 290.000 euros, lo que supone una caída del 7,7%. El Consorcio ayuda a personas en situación de vulnerabilidad y mantiene activos programas específicos para ancianos, personas del colectivo LGTBI, niños e inmigrantes, entre otros. Otra partida presupuestaria, destinada a “atenciones benéficas y asistenciales”, pasa de los 10.700 euros de las últimas cuentas, aprobadas por Junts, a solo 3.000 (un 72% menos). La aportación del consistorio a la Agencia de Desarrollo del Ripollès, que ofrece formación, orientación e inserción laboral, cae otro 17% y se queda en casi 70.000 euros. Càritas, que recibía ya una asignación exigua, ha perdido 500 de los 2.500 euros anteriores.
Los presupuestos se aprobaron de forma automática el pasado 25 de febrero, cuando decayó la opción de un gobierno alternativo. Pero siguen ser estar publicados en la página web del consistorio, con el argumento de que se trata de su aprobación inicial. La alcaldesa ha firmado un edicto en el que informa de que “cualquier persona interesada” puede examinar los números en el ayuntamiento y presentar “las reclamaciones que estime convenientes”. EL PAÍS ha accedido a las cuentas, que prevén un gasto de 15,3 millones, notablemente superior (14%) a los 13,1 millones de las aprobadas hace dos años.
El aumento del gasto no significa que Orriols tenga mucha más capacidad de emplearlo en lo que quiera. De ese dinero, 2,2 millones corresponden a inversiones que dependen en su mayor parte (80%) de subvenciones y ayudas de otras administraciones: la reforma de la sala Eduard Graells, centro neurálgico de la actividad de entidades sociales y culturales (650.000 euros); la mejora del centro de tecnificación deportivo Avellaneda (708.150 euros); o la “red calor” para mejorar la eficiencia energética (615.000 euros). Orriols prevé presentar un proyecto para que el casco antiguo se beneficio del plan de barrios de la Generalitat de Salvador Illa. Mientras tanto, las inversiones que el consistorio destina para rehabilitar y acondicionar el barri vell caen a la mitad, de 40.000 a 20.000 euros.
Limpieza, seguridad y ancianos
Los gastos fijos se comen la mayor parte del presupuesto de Ripoll, y los incrementos generales en esas partidas se explican tanto por el aumento de personal como por las nuevas licitaciones, más caras, de servicios obligatorios. En ese contexto se produce el aumento de gastos en policía y limpieza. Orriols ha situado esos ejes como “prioridad” y en el presupuesto fija la adquisición de una máquina de limpieza por 5.000 euros. En la memoria explicativa, admite la edil que el “funcionamiento de servicios básicos” y el “mantenimiento de los barrios” se ha de ofrecer “con recursos similares” porque hay “muy poco margen” de mejora.
Los presupuestos de Orriols son restrictivos. Caen, por ejemplo, las subvenciones para actividades escolares y extraescolares (de 40.000 a 10.000 euros), pero también las aportaciones al plan de dinamización comercial (de 22.000 a 16.000) o al fomento del turismo. En el pleno, Orriols no presumió de estos recortes, pero sí de otros que también contemplan los presupuestos: a los grupos municipales (de 13.000 a nada) y también los gastos en “prensa y revistas”, que caen un 34%. “Hacemos recortes, pero no en servicios sino en gastos superfluos”, defendió.
Los vecinos mayores de 65 años, uno de los colectivos más cuidados por Orriols, salen algo mejor parados. Las aportaciones a la Fundació Guifré, que gestiona la residencia de ancianos, caen muy ligeramente y se quedan en los 236.150 euros. Sí aumenta la asignación al casal d’avis, el club de jubilados de Ripoll: 14.960 euros, un 60% más.
Además de su discurso de rechazo a la inmigración, la alcaldesa de Aliança se muestra como una firme defensora de las tradiciones catalanas. Ha aumentado, por ejemplo, la aportación al Centro de Iniciativas y Turismo (CIT) de Ripoll (de 23.000 a 27.000 euros) para potenciar el casament a pagès y el pubillatge (una fiesta en la que se recrea el enlace religioso entre los herederos de dos casas acaudaladas) y ha previsto una partida extra en el caso de que el municipio sea seleccionado para el certamen nacional. También ha aumentado la asignación a la colla castellera y ha aportado 44.000 euros al patronato del monasterio de Santa Maria de Ripoll.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma
