_
_
_
_

Una mala encuesta y presión en las redes: así salió Junts del pacto para echar a la alcaldesa ‘ultra’ de Ripoll

El temor de los de Puigdemont a que Aliança Catalana crezca a su costa frustra la moción de censura

Fachada del Ayuntamiento de Ripoll.
Fachada del Ayuntamiento de Ripoll.Albert Garcia
Jesús García Bueno

El pacto entre los partidos de la oposición de Ripoll (Girona) para echar a la alcaldesa ultra Sílvia Orriols, líder de Aliança Catalana, se daba este lunes por descontado. Aunque no se habían cerrado todos los flecos, las negociaciones avanzaban en un ambiente propicio, a buen ritmo y sin sobresaltos. Los partidos disponían aún de cierto margen de maniobra —el plazo para presentar la moción de censura expiraba el 24 de febrero—, pero ya habían coincidido en la necesidad de crear una alternativa estable, rigurosa, duradera. El PSC había mostrado su disposición a entrar en el gobierno municipal junto a Junts y Esquerra y con el apoyo externo de la CUP. Las cuatro formaciones podían hacer valer su mayoría (9 de 17 concejales) en un ayuntamiento que Orriols gobierna en minoría (seis ediles y 30% de los votos). Todo cambió en pocas horas. El martes a mediodía, Junts anunció que no apoyaría el pacto. ¿Qué había ocurrido?

Orriols, que también es diputada en el Parlament, parecía dar la batalla por perdida el lunes por la mañana. Ya solo le quedaba la presión en los medios y en redes sociales. En Catalunya Ràdio, Orriols calificó el pacto de “golpe de Estado” perpetrado por “cuatro resentidos”. En X, lanzó una amenaza directa al expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont: “Yo caeré en Ripoll, pero tú caerás en Cataluña”. Por la tarde, la periodista Pilar Rahola (persona muy cercana Puigdemont) salió al rescate con un vídeo en El Nacional en el que advertía, en sintonía con Orriols, de un “pacto antinatura” y señalaba a la formación del expresident: “¿Qué hace la gente de Junts o Esquerra votando con el PSC o la CUP? Dejen que gobierne, y si la gente de Ripoll considera que lo ha hecho mal, ya dejarán de votarla”. Expulsarla de la alcaldía ahora, añadía Rahola, solo la reforzaría de cara a los comicios de 2027.

El ambiente de la negociación en Ripoll se enrareció la tarde-noche del lunes. “Algún problema estaban teniendo en Junts”, admite una alta fuente socialista conocedora de los encuentros. Los malos augurios llegaron también a oídos de Esquerra, hasta el punto de que el líder del partido, Oriol Junqueras, llamó al secretario general de Junts, Jordi Turull, para constatar unas dudas que no eran nuevas. A la división interna sobre la conveniencia de apoyar la moción se sumaron los malos resultados de una encuesta entre vecinos de Ripoll que no parecían muy satisfechos con el movimiento del partido.

La resolución del conflicto se precipitó el martes por la mañana. Aunque Puigdemont no se ha pronunciado públicamente sobre el asunto, Catalunya Ràdio difundió que el expresident habría expresado sus reservas a la iniciativa. Ese presunto veto, junto a la presión creciente de sectores del independentismo en redes sociales, han acabado decantando la balanza.

El cálculo electoral ha tenido un peso determinante. Aliança Catalana, que ahora tiene dos diputados en el Parlament, representa una amenaza de futuro para Junts. Con un discurso extremo sobre el control de la inmigración, la formación ultra ha forzado a los herederos de Convergència a asumir, a su vez, postulados más intransigentes sobre esa materia, en una dinámica similar a la que ha seguido el PP con Vox en el conjunto de España.

El debate sobre los cordones sanitarios a la extrema derecha, además, está más vivo que nunca en Europa. Y las opiniones expresadas por personalidades del independentismo invitan a pensar que algo se ha movido. Hace unos días, el expresident Artur Mas animó a Junts a “hablar” con Aliança porque “no existen los votos buenos y malos”. Y Jordi Domingo, recién elegido presidente del Consell de la República —el órgano creado por Puigdemont tras su huida a Bélgica— ha asegurado en una reciente entrevista al diario Ara que no pondrá “ninguna línea roja” a la formación “porque la prioridad es la independencia”.

Aunque se conjura para combatir el “discurso del odio” y “derrotar en las urnas” a Orriols en 2027, lo cierto es que, con su decisión, Junts permite la aprobación de los presupuestos de la alcaldesa. Y facilita que siga implementando medidas que han generado tensión social y división en el pueblo, tal como los concejales de Junts en Ripoll no se han cansado de repetir en cada pleno. Lo ha hecho con especial insistencia la portavoz, Maria Soldevila, que este martes, en la rueda de prensa del partido desde Ripoll, ha cedido protagonismo a un concejal más joven, Ferran Raigon, quien ha negado que la decisión haya venido impuesta desde Barcelona o desde Waterloo.

Las dinámicas de partido sí parecen haber pesado más que la política local en un pueblo de 10.700 habitantes que lleva demasiado tiempo en el foco. Cuna de los jóvenes yihadistas que perpetraron los atentados de Barcelona y Cambrils en 2017, Ripoll se convirtió en el municipio más grande gobernado por Aliança Catalana en 2023. Orriols, que creció con un discurso islamófobo y victimista, reclamó gobernar. La oposición trató de impedírselo pero, como ahora, fracasó. También la sede central de Junts tuvo entonces un peso específico. Laura Borràs, a la sazón presidenta de Junts, abogó por permitir que gobernase en solitario. “Contradecir la voluntad popular cuando nos perjudica no es correcto”, dijo antes de expresar su rechazo a un cordón sanitario, un pensamiento que sigue vigente en el partido y que ha vuelto a imponerse en Ripoll.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_