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CINE
Crónica
Texto informativo con interpretación

Maruja Ruiz Martos, la verdadera pionera del bus de ‘El 47’

Dos años antes de la historia de Manuel Vital, también en un barrio de Barcelona, los vecinos secuestraron un autobús con el mismo objetivo, pero esta vez liderados por una mujer

Maruja Ruiz en el 'Mujeres en lucha' de 1976.
Carmen Domingo

La historia la escriben los hombres, pero la hacen —en más momentos de los que imaginamos— las mujeres. La frase no sé si es de alguien, o he acabado interiorizándola a fuerza de leer historias de mujeres silenciadas con experiencias vitales más que relevantes y reivindicaciones que acabaron beneficiándonos a todos y que no han recibido el reconocimiento merecido.

Desde que se estrenó la película El 47, laureada el sábado con cinco premios Goya —entre ellos el de mejor película—, todos hemos conocido la historia de Manolo Vital, el conductor de ese autobús que, en 1978, lo secuestró, junto con sus vecinos de Torre Baró, para reivindicar su derecho a tener transporte público en su barrio. ¿Y si yo les dijera que, dos años antes, también en un barrio de Barcelona, los vecinos secuestraron un autobús con el mismo objetivo, pero, esta vez, liderados por una mujer?

Maruja Ruiz Martos, la pionera de 'El 47'.
Maruja Ruiz Martos, la pionera de 'El 47'.

Esa mujer es Maruja Ruiz Martos.

Todo empezó cuando, rebuscando entre nuestra memoria histórica feminista reciente, llegué a un documental sueco de 1976, Mujeres en Lucha. En él, mujeres antifranquistas de distintas zonas de España relatan sus experiencias en la lucha contra la dictadura: lucha laboral en Asturias, lucha en la resistencia contra los nazis, lucha comunista y feminista, lucha sindical, lucha vecinal… Entre todos los testimonios —a cual más interesante— se encuentra el de Maruja Ruiz Martos, que formaba —y forma a día de hoy— parte de la Asociación de vecinos del Barrio de la Prosperidad. Uno de los nueve barrios —hoy trece— que integran el distrito de Nou Barris. Situados al norte de la ciudad de Barcelona, crecieron en los años 50, 60 y 70 con la llegada masiva de emigración de toda España, barrios de gente humilde que luchó de forma incansable por sus derechos.

En el documental, una joven Maruja explica acciones de lucha vecinal en las que ha participado entre otros el “rapto” de un autobús en la Prosperidad: “Los vecinos tenían que andar como mínimo media hora de bajada para llegar al centro del barrio para coger el autobús (…) y acudieron a la asociación para que les ayudáramos en las gestiones con el Ayuntamiento”. En vano, que si el peso de los autobuses, que si los amortiguadores, que si más sueldos de trabajadores… La empresa de autobuses sabía que los vecinos sí o sí cogerían el bus para ir al centro sin necesidad de que la línea llegara hasta su barrio. Hasta que un día, Maruja, en Asamblea vecinal propuso que “se raptara el autobús 12″. “Se aprobó. Costó dos o tres asambleas convencer a la gente, pero las decisiones se tomaban en consenso, y al final se aprobó, se secuestró el autobús, subimos unas 50 personas, y demostramos que podía subir al barrio sin problemas”.

La historia nos suena, ¿verdad? Es parecidísima a la de El 47, aunque esta tuvo lugar un par de años antes y con una protagonista… mujer. Una protagonista que, escuchada a día de hoy, no puede más que hacerme pensar en la frase del inicio.

El actor Eduard Cortés, en el papel de Manuel Vital en la película 'El 47'.
El actor Eduard Cortés, en el papel de Manuel Vital en la película 'El 47'. Lucía Faraig (The Mediapro Studio/EFE)

Pero la cosa no acaba ahí. No contenta con eso, poco después, en asamblea se pusieron de acuerdo para raptar el 11. En el barrio había unas barracas y no se conseguían viviendas. Raptaron el autobús y llegaron hasta el Ayuntamiento de Barcelona. A poco detuvieron a Maruja y a otros compañeros y acabaron un par de días en la comisaría de Vía Laietana. Más tarde, tras muchas luchas, acabaron consiguiendo las viviendas.

Se sucedieron las reivindicaciones en aquellos años, el encierro Motor Ibérica por los despidos de trabajadores, la lucha por impedir la edificación de una planta asfáltica que era tóxica, la demanda de semáforos... Hoy Maruja parece que no ha perdido ni las fuerzas ni la conciencia social y política, y no solo sigue en la Asociación y es presidenta de una asociación de Gent Gran de la Prosperitat, sino que además de vez en cuando va a institutos del barrio a explicar a los chicos lo que vivió y a recordarles “que hay que rebelarse” y que “los valores están por encima de la economía”.

Y manteniendo esa coherencia de militante de base del PSUC, “yo es que soy comunista de toda la vida”, cuando en 2011 el Ayuntamiento de Barcelona, siendo entonces alcalde Xavier Trias, le concede la medalla de Honor de la Ciudad, en el acto en el que se otorgaban los premios, la rechazó: “Personalmente no la puedo aceptar de un gobierno que nos está recortando todo aquello por lo que yo he luchado y lucharé”, le dijo al alcalde y se fue del acto.

En cuanto al 47… pues ella también estuvo ahí y se subió junto a Manolo Vital el día del secuestro.

No sé si Maruja nació peleando por lo que cree que es justo, o ha sido la vida la que la ha llevado a ello a base de ver y vivir desigualdades e injusticias, lo que parece claro es que la historia, la nuestra, nuestra memoria histórica, no debe olvidar nunca esas luchas ni a sus protagonistas y que si hay una persona que se merezca una película en la que se explique su vida, esa es, sin duda, Maruja Ruiz Martos.


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