El colegio catalán que ha reducido ya el uso de ordenadores: “A los alumnos de ESO no se les entendía la letra”
La Escola Pia de Caldes de Montbui (Barcelona) recupera los libros en parte de las actividades de ESO. “Todo lo que se puede hacer en papel, se hace en papel”
![Escola Pia de Caldes](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/2JNJB7EA2JCA5BKLJZZ3SSGJAI.jpg?auth=f9a56be08d844b2013cf8d944f112e9260386aed4d8b5b29a3642e1d057a618a&width=414)
Hasta el año pasado, los alumnos de Escola Pia de Caldes de Montbui (Barcelona) empezaban a trabajar con los ordenadores en 4º de primaria y lo usaban para buscar información, ordenar los apuntes, consultar las actividades… “Aplicamos la lógica del adulto, de usar el ordenador para guardar y ordenar las cosas, y esto posiblemente fue un error”, admite Lorena Jiménez, directora pedagógica de ESO y bachillerato de la escuela. En los últimos cursos de primaria, estos dispositivos “se usaban diariamente, aunque no todo el rato”, pero las docentes del centro empezaron a notar ciertos efectos nocivos. “Veíamos que llegaban a la ESO y no se les entendía la letra y tenían poca destreza motriz”, explica Montserrat Travé, tutora de 1º de ESO. “Tampoco sabían enfrentarse a una hoja en blanco, poner el título, dejar márgenes o hacer una letra legible. Y cuando llevaban un rato escribiendo decían que se les cansaba la mano”, añade Jiménez.
Dando un paso más hacia la abstracción, las profesoras apuntan que el aprendizaje en papel o con la pantalla también afecta a cómo el alumnado estructura su mente. “El ordenador genera inmediatez, el responder sin pensar mucho”, apunta Travé. “Cuando el alumno te presenta una hoja escrita tan desestructurada piensas, ¿y cómo estará su cabeza? Porque la hoja de papel te ayuda a ordenar los pensamientos, a crear estructuras, destacar lo importante…”, complementa Jiménez. Entonces, la conclusión fue: “Tenemos que volver a poner bases sólidas”.
Y así fue como desde este curso decidieron reducir la presencia de ordenadores. Por un lado, ya no se entrega el dispositivo hasta 5º de primaria, y la idea de la escuela es continuar atrasándolo progresivamente. En la ESO, “todo lo que se puede hacer en papel, se hace en papel”. Para algunas asignaturas y actividades se han recuperado los libros y el bolígrafo. El ordenador no se ha aparcado completamente, pero ahora los alumnos ya no lo sacan de la mochila como rutina, sino que solo cuando lo indica el profesor y en tareas que sí lo requieran. “El ordenador ha venido para quedarse, pero en su justa medida”, resume la tutora.
Este precisamente es el criterio -una digitalización razonable- que defiende el Departamento catalán de Educación y que lo ha llevado a crear la Comisión para la digitalización responsable en los centros educativos, con la misión de analizar el uso que se hace actualmente de estos dispositivos, así como los efectos que tienen sobre los alumnos. Y ello tras un rápido proceso de tecnificación de los centros, especialmente a raíz de la pandemia, y con el envío masivo el pasado curso de 32.000 pantallas interactivas de última generación, lo que supuso un coste de casi 100 millones de euros (pagados con los fondos Next Generation). La comisión también debe proponer medidas de corrección, teniendo en cuenta los efectos nocivos de las pantallas, tanto a nivel pedagógico como de salud mental de los alumnos. Educación quiere tener listo, de cara al próximo curso, unas recomendaciones sobre el uso de estos dispositivos, y ya avanzó que se limitarían en la etapa de infantil.
Desde la Escola Pia de Caldes valoran positivamente la decisión de la Generalitat de iniciar una reflexión sobre cómo se está haciendo esta digitalización. “Se ha querido abandonar la clase magistral para poner al alumno en el centro del aprendizaje, y hemos dejado al alumno ante el ordenador para que sea autónomo, pero al final es el ordenador el que se han convertido en el centro del aprendizaje”, lamenta Jiménez. Las docentes también admiten que, en las clases de ESO, con 30 ó 35 alumnos, es difícil de controlar a qué acceden los alumnos cuando están delante del ordenador tanto tiempo. “Hay que recuperar la interacción entre profesor y alumno, crear un debate y una reflexión en clase es algo insustituible”, defiende Travé. Y añade. “Nos hemos pasado de frenada con la digitalización sin reflexión. Pero no podemos pasar de un extremo a otro. Los cambios deben hacerse de forma progresiva y acordados. Y no se puede culpar a la tecnología de todos los problemas”.
A pesar del poco tiempo transcurrido de los cambios iniciados en el centro educativo de Caldes, las profesoras admiten que empiezan a notar mejoras en la caligrafía de los alumnos por la mayor práctica en estos meses. Las docentes también comentan que los alumnos de los primeros cursos de la ESO han aceptado bien los cambios, pero no así los de bachillerato: “Tenían la inercia de sacar el ordenador cuando llegaban y ahora ya no es así”, añade. En cuanto a las familias, ahora que se acerca el periodo de preinscripción y puertas abiertas, el centro asegura que hay padres que ya empiezan a preguntar sobre el uso que se hace de las pantallas.
![Clase de Biología en 1º de ESO en la Escola Pia de Caldes, donde los alumnos sí usan el ordenador.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/FMG4OXPIK5HAPJZZT4KBPB6KXY.jpg?auth=c198836dad042296f70610f6bd291cc84bb9474547cdb0bdea546453b0524788&width=414)
Móviles controlados, pero no prohibidos
Las docentes de la escuela, en cambio, no comparten la propuesta que Educación puso sobre la mesa el pasado martes de extender la prohibición de los móviles a toda la ESO. Defienden que hay actividades marcadas por el currículo -como realizar un vídeo para un proyecto- en las que se usa el móvil, especialmente en los últimos cursos, cuando los alumnos ya son más maduros. “Hay que ser coherentes. No se puede exigir que los alumnos adquieran la competencia digital y quitarle los instrumentos. Si tienes que educar sobre el móvil tienes que hacerlo con el móvil. Hay que encontrar un encaje”, remata Jiménez.
Educación dictó para este curso unas instrucciones para prohibir su presencia en infantil y primaria y limitarlo en la ESO solo a actividades pedagógicas. En esta escuela concertada decidieron ya hacer un par de años eliminarlo completamente de los dos primeros cursos. “Así respetamos a aquellas familias que deciden atrasar la entrega del primer móvil a sus hijos. Y un año con el niño sin móvil es un año ganado”, apunta la directora pedagógica.
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