_
_
_
_

Las familias retrasan la entrega del primer móvil a su hijo: “He vuelto a instalar el fijo”

Muchos institutos aseguran que notan un cambio de tendencia y que hay estudiantes de 1º de ESO no tienen teléfono

Primer móvil hijos
Una alumna del instituto Vedruna Gràcia deja el móvil en la taquilla de la clase al empezar la jornada.massimiliano minocri

La hija de Marina ha empezado 1º de ESO este curso. Este es el momento en que muchos adolescentes reciben su primer móvil. Pero en su caso no ha sido así. Marina hace tiempo que la alerta de los peligros del teléfono y la joven ya se había hecho a la idea de que no lo tendría. “Fui a una conferencia sobre los riesgos del móvil, tanto a nivel cognitivo como el peligro de las redes. Volví escandalizada”, explica la madre, que desea esperar a que su hija tenga 16 años para regalarle el dispositivo. “Cuanto más tarde mejor”, añade. Como la joven vuelve sola a casa del instituto, la madre ha encontrado una solución con tintes retro para contactar con ella: “He vuelvo a instalar el fijo en casa y le dejo la lista de teléfonos de la familia. Los estamos usando mucho”, explica. El no tener móvil tampoco está suponiendo una barrera en las relaciones sociales. “Le dejo mi teléfono para que hable con las amigas, todas hacen lo mismo, hablan entre ellas a través de los teléfonos de las madres”. Pero en esta difícil decisión contó a su favor con la nueva normativa de la Generalitat que restringe el uso de móviles en los institutos y con varias familias que hicieron lo mismo. “Esta es la clave porque el niño ya no se siente como el diferente”.

El caso de Marina no es único. Algo está cambiando durante este último año. La campaña de concienciación impulsada hace un año por la plataforma Adolescencia Libre de Móviles, que promovía retrasar hasta los 16 años la entrega del primer teléfono, coincidió en el tiempo con la iniciativa de muchos institutos de prohibir el uso de los móviles, a pesar de que entonces no estaba regulado. Fue a partir de estos movimientos que la Generalitat se vio forzada a aprobar una normativa a finales del curso pasado para prohibir la presencia de móviles en primaria y limitarla en la ESO solo para uso académico.

Todo ello ha creado un caldo de cultivo para que muchas familias se atrevan a dar el paso. Es también el caso de Noemí, con tres hijas de 17, 14 y 11 años. Las dos mayores tuvieron el móvil a los 12, “cuando empezaron a ir solas al instituto y porque parecía que tocaba”, admite la madre. La pequeña, que está cursando 6º de primaria, tendrá que esperar más. “Todavía no lo hemos decidido, pero a los 12 no será. La idea es a los 14, cuanto más podamos retrasarlo, mejor. Ella ya se está haciendo a la idea y no lo pide. El problema son las mayores, que presionan para que se lo demos”, tercia Noemí. A pesar de esta oposición doméstica, la madre cuenta como apoyo otras familias que han tomado la misma decisión. “El revuelo del año pasado nos ayudó a tomar conciencia, y también los expertos que explicaban con evidencias los riesgos”.

Y la decisión de las familias se empieza a notar en las aulas. Aunque no existe una estadística oficial, a finales del curso pasado la plataforma envió una carta a las familias de alumnos de 6º de primaria de cinco escuelas del barrio de Sants de Barcelona para pedirles el compromiso que no darían el móvil a sus hijos en el paso del instituto, y la misiva la firmaron entre el 60 y el 100% de las familias, según el centro. Y la tendencia empieza a ser evidente en los institutos, según ha podido comprobar este diario a través de consultas a una decena de centros. Uno de ellos es el Maria Espinalt, ubicado en el barrio barcelonés del Poblenou, donde surgió la iniciativa de las familias para atrasar la edad del primer móvil. El jefe de estudios del instituto, Rafael Navarro, admite que ha notado que el paso de dar el teléfono se está desplazando hacia 2º de la ESO. “Hace cinco años parecía el regalo obligado cuando entraban en el instituto, ahora no tengo esta sensación”, coincide la directora de del Instituto Tarragona, Marta Vallinoto.

Desde el instituto escuela Antaviana de Barcelona aseguran que han notado un cambio importante, también por el estreno de la nueva normativa: “Lo que vemos es que muchos alumnos vienen sin móvil y algunos lo dejan en la taquilla de la clase durante la jornada, incluso durante el momento del comedor. Los alumnos están empezando a hacer itinerancias sin el móvil, se está rompiendo esa dependencia casi sagrada al teléfono”, abunda Carme Salinas, jefa de estudios del centro.

El cambio se ha notado incluso en institutos como el Torre Vicens de Lleida, pionero en la restricción de los móviles (la aplican desde hace seis años). Toni Martí, jefe de estudios del centro, explica que en las jornadas de puertas abiertas o las reuniones con familias han notado un “cambio positivo”. “Antes te encontrabas con más familias que cuestionaban nuestra decisión de prohibir los teléfonos. Ahora hay más padres que te aplauden la decisión e incluso te admiten que ello les facilita el trabajo de limitarlo también en casa”, apunta Martí.

Laia Pemán, directora del centro privado Aula Escuela Europea, que hace años que tiene vetada la presencia de estos dispositivos, explica que en su escuela los móviles empiezan a aparecer en quinto y sexto de primaria porque es cuando empiezan a ir solos a las extraescolares. Pemán ha observado que en esta etapa “la reflexión ha dejado de ser tan automatizada”, de manera que las familias empiezan a cuestionarse la decisión, y cree el cambio lo notarán en un par de años, cuando estos alumnos lleguen a la secundaria.

Montserrat Travé es tutora de ESO desde hace 30 años. Asegura que, hasta hace poco tiempo, para los alumnos de 1º “no tener móvil creaba una sensación de vergüenza, los niños no lo querían decir para que no se rieran de ellos”. Pero hace dos años empezó a notar cambios. “En la reunión de inicio de curso con las familias me preguntaban preocupadas si necesitarían el móvil para estudiar porque su hijo no tenía. Y después otra familia decía ‘el mío tampoco’, ‘ni el mío’. Y quedé gratamente sorprendida porque eran muchos alumnos que no tenían móvil y sus familias no tenían intención de dárselo ese año. Tuve una sensación positiva de que las cosas están cambiando, y en muy poco tiempo”, explica esta docente de la Escola Pia de Caldes de Montbui (Vallès Oriental).

Travé atribuye el cambio, no tanto a la normativa, ya que en su centro ya estaban prohibidos, sino al cambio de mentalidad. “Han salido muchas noticias sobre los efectos nocivos, el bullying, los suicidios… Las familias están más sensibilizadas y también reclaman ahora a los centros una reducción de pantallas, y que haya una coherencia”, destaca.

Un abordaje del uso de las pantallas es precisamente la nueva línea de lucha de la plataforma Adolescencia Libre de Móviles, que este martes comparecieron en el Parlament para pedir apoyo institucional a su movimiento. La presidenta de la asociación, Marina Fernández, criticó que Cataluña sea una de las pocas comunidades autónomas que permite el uso del móvil para fines educativos y exigió la “restricción total” de móviles en secundaria para “dar una coherencia” al retraso de la entrega del móvil. La entidad también reclamó poner el foco en las tecnológicas para prohibir el acceso a las redes sociales hasta los 16 años y declararlas “un problema de salud pública”.


Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_