Trapero revela que el CNI informó a los Mossos sobre su relación con Es Satty tras los atentados de Barcelona
El exjefe de los Mossos defiende la actuación policial y lamenta que las teorías de la conspiración “no hacen ningún favor a las víctimas”
Josep Lluís Trapero, exjefe de los Mossos d’Esquadra, ha revelado este miércoles que el Centro Nacional de Inteligencia (CNI) informó a la policía autonómica sobre sus relaciones con el imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, poco después de los atentados de Barcelona y Cambrils del 17 de agosto de 2017. En su comparecencia en la comisión de investigación del 17-A en el Congreso de los Diputados, Trapero ha asegurado que cuando los Mossos identificaron la vinculación de Es Satty con los atentados —su nombre apareció entre los escombros de la explosión ocurrida la víspera de los hechos, la que acabó con su vida—, el CNI comunicó que “se había entrevistado con esa persona, pero hacía tiempo que ya no tenían contacto”.
Las explicaciones de Trapero casan con la documentación de la agencia recientemente desclasificada por el Gobierno. Los documentos revelan que agentes del CNI se entrevistaron en tres ocasiones con el imán en la cárcel de Castellón, donde cumplía una condena por tráfico de drogas. Los encuentros se celebraron en 2014, poco antes de que el hombre que tres años más tarde se convertiría en cerebro del 17-A saliera en libertad. En plena oleada de atentados terroristas en Europa, el CNI exploró la posibilidad de que Es Satty se convirtiera en colaborador. Después de esas tres conversaciones, sin embargo, lo descartó como confidente por su tendencia a mentir, aunque le facilitó un número de contacto, según consta en las actas desclasificadas de las reuniones.
Antes de los atentados, los Mossos no disponían de ninguna información acerca de Es Satty, que en el pasado había sido investigado por un juez por su vinculación con un grupo yihadista de Vilanova i la Geltrú (Barcelona). La primera información sobre el imán llegó tras producirse el ataque y de la mano del CNI, que compartió la existencia de esos contactos previos en prisión con los miembros de la Comisaría General de Información (CGI) de los Mossos. Trapero ha alabado la “leal y provechosa” relación con el centro y ha recordado que, meses antes, el responsable de antiterrorismo se había puesto a disposición de la policía autonómica para ayudar en caso de necesidad. “Y así fue, ocurrió el atentado, el CNI se integró ya en las primeras horas y se aprovechó ese servicio para obtener información”.
Sin cargar abiertamente contra la Policía y la Guardia Civil, Trapero ha deslizado que la cooperación era “francamente mejorable” con mandos de esos cuerpos, a quienes históricamente “les ha costado entender” que los Mossos son la policía ordinaria en Cataluña. A preguntas de los diputados, ha arremetido contra el entonces secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto, que en su comparecencia en la comisión señaló a los Mossos por no haber detectado al imán radical en la mezquita de Ripoll. Trapero ha recordado que esa era una misión “de los tres cuerpos policiales por igual” y ha rechazado otras acusaciones de Nieto; por ejemplo, que no controlaron los precursores comprados por la célula (”no teníamos ninguna responsabilidad en eso”) y que si no se integraron en el Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) fue porque quisieron. “Se ha intentado decir que algo que Mossos habría hecho mal posibilitó los atentados. No hay derecho”.
La comisión de investigación del 17-A se constituyó por la presión de Junts per Catalunya, que considera que los hechos (sobre los que hay sentencia firme) aún deben aclararse. En su versión más extrema, la teoría de la conspiración mantiene que el Estado conocía los planes de la célula yihadista de Ripoll y no hizo nada por evitarlos para torpedear el proceso independentista. En su versión más laxa, afirma que actuó fue negligente porque, pese a haber estado en contacto con el imán, no logró evitar la tragedia. Esta última idea ha sido repetida este miércoles por el exconsejero de Interior de la Generalitat, Joaquim Forn, que también ha comparecido para lamentar que, tras las entrevistas con el imán, el CNI no le siguiera la pista.
“Nada hubiese evitado el atentado”
“Estoy un poco por encima de estas cosas, pero siempre he pensado que no se les hace ningún favor a las víctimas. Y he hablado con algunas de ellas”, ha dicho Trapero preguntado por esas teorías alternativas que, en su opinión, también pusieron en la diana a los Mossos, señalados en su día por no haber sido diligentes. El comisario en excedencia, que ahora ejerce como director general de la policía en la Generalitat del socialista Salvador Illa, ha defendido la investigación policial y ha asegurado que, aunque se hubieran hecho las cosas de distinta manera, nada de ello habría arrojado un resultado diferente. “No hay un elemento que, por sí, de haber hecho algo especial, hubiese evitado el atentado”.
Trapero, que ha respondido con precisión a las preguntas de todos, ha vivido dos momentos de tensión: uno con la diputada de Junts Pilar Calvo (que no le dejaba acabar las respuestas) y otro con la diputada de Vox Carina Mejías, que le ha recordado el episodio de la “paella” [en agosto de 2016, Trapero compartió una comida en Cadaqués con, entre otros, el expresidente Carles Puigdemont y la periodista independentista Pilar Rahola]. “No tengo nada de lo que arrepentirme, no hice nada malo. Tengo todo el derecho a comer con quien me plazca. Y no he cambiado. Soy el mismo entonces que ahora”.
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