Presos de “apoyo” y perspectiva de género para prevenir el suicidio en las cárceles catalanas
La Generalitat presenta un plan de choque para evitar que incremente el número de reclusos que se quitan la vida en prisión, que ya es de 11 en lo que va de año
El suicidio es la principal causa de muerte en las cárceles catalanas. En lo que va de año, 11 presos se han quitado la vida y se han detectado 545 casos de riesgo, según los servicios penitenciarios. Presionada por las entidades que defienden los derechos de los presos, la Generalitat se ha propuesto revertir la situación con un plan de choque para prevenir el suicidio en los centros penitenciarios, que multiplica por ocho la tasa de la población general. El consejero de Justicia, Ramon Espadaler, la secretaria de medidas penales, Elena Pérez, y la directora general de planificación en salud, Aina Plaza, han presentado los diez puntos de un plan que se activará en un máximo de dos semanas.
Uno de los principales puntos del plan es que incorpora la perspectiva de género. “Las mujeres víctimas de violencia machista perciben el suicidio de una manera diferente. Hasta ahora no habíamos incorporado esta medida y creemos que es importante hacer un seguimiento de la situación que las víctimas tienen en su entorno familiar y doméstico”, ha advertido Espadaler, que ha puesto énfasis también en el impulso a la figura del “interno de apoyo”: se trata de presos que, a través de un buzón de aviso, puedan notificar a la dirección del centro posibles conductas suicidas de sus compañeros. Esta figura ya estaba contemplada en el plan anterior pero Justicia no tiene constancia de que se haya aplicado en ningún centro.
El plan presentado este lunes es, de hecho, una revisión del anterior, el Projecte ANAIS (2023), un programa trienal que aborda los incidentes y conductas violentas en las cárceles. La actualización pretende una mayor meticulosidad al activar y desactivar el protocolo en cada recluso. Espadaler ha confirmado que se creará una mesa de prevención en cada centro penitenciario compuesta por todos los agentes implicados para revisar mensualmente los datos de detección. La propuesta pretende llevar a cabo una campaña de sensibilización, no solo entre los internos, sino también entre el personal que trabaja en las cárceles mediante lo que el consejero ha denominado “píldoras formativas” para detectar los casos de forma prematura. A esta medida se suma la monitorización de las actividades de los presos y la intensificación de la prevención por parte de la atención primaria de los centros.
La secretaria de medidas penales ha destacado la urgencia de limitar el acceso de los reclusos a ciertos objetos y materiales que puedan facilitarles cometer el suicidio. “Sustituiremos la ropa de cama por tejidos que no sean resistentes. En algunas celdas cambiaremos los clásicos barrotes por cristales blindados y estamos valorando construir celdas contiguas que estén unidas por un cristal para que el interno de apoyo pueda estar pendiente del comportamiento del otro”, ha anunciado Pérez.
El aislamiento y la soledad son dos de los principales motivos que conducen al suicidio en las cárceles. La directora de planificación en salud ha insistido en la necesidad de que sea el psiquiatra quien haga una valoración previa a la aplicación del aislamiento. Una medida para reducir los efectos de la soledad es la habilitación de espacios alternativos que sean amables para el recluso. Un estudio de la asociación Observa, dedicada al análisis del sistema penal en Cataluña, concluye que la mayoría de los suicidios en las cárceles está relacionado con problemas de salud mental, ya que el 60% de los presos tiene diagnosticada alguna patología, como confirman los datos del Departamento de Salud.
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