La carrera de obstáculos del Sail Team BCN en la Copa del América femenina: sin barco propio y con bajas de última hora
El equipo español aspira a pasar la primera fase a pesar de haber entrenado casi exclusivamente en un simulador y de la marcha de Tamara Echegoyen, abanderada en París 2024, hace menos de un mes
Neus Ballester (Palma, 20 años) está acostumbrada al mar, pero apenas ha tocado el agua salada en los últimos meses. Timonel del Sail Team BCN, el equipo anfitrión de la Copa del América femenina, inicia este domingo la competición con poquísimas horas de entrenamiento en alta mar. Sin un AC40 (el modelo del velero) propio y con las bajas de algunos pilares del equipo, el camino de Ballester y sus compañeras ha sido como una carrera de obstáculos. “Pero no vamos a poner excusas”, avisa.
La falta de tiempo impidió al equipo a encontrar fondos suficientes para conseguir un barco propio para entrenar. La organización anunció en marzo de 2022 la llegada de la Copa del América a Barcelona, pero pronto fue evidente que no habría navío español. Faltaba dinero. Sin la mayoría de las grandes empresas del Ibex 35 detrás, Foundation 0 y CaixaBank son sus patrocinadores principales. Los cálculos iniciales estimaron que el proyecto requería unos ocho millones de euros para aspirar a cotas altas, pero finalmente se optó por entrenar en un simulador y alquilar un barco esporádicamente al Orient Express (Francia) a cambio de unos 30.000 euros al día.
Prepararse para la Copa del América sin apenas poder navegar es como si la selección española de fútbol hubiese entrenado la táctica antes de la final de la Eurocopa jugando al Fifa [ahora FC24]: el aprendizaje siempre es más limitado. “A principios de semana me subí al barco por segunda vez. Tengo cuatro horas de experiencia a bordo del monocasco”, admite Ballester, antes de empezar los entrenamientos oficiales previos a la competición. “Frustra un poco no haber podido contar con un barco porque en España hay muchísimo talento y aprendemos muy rápido”, señala.
El simulador es una estructura de unos tres metros de longitud que reproduce la forma y las funciones del timón del AC40. Las cuatro regatistas ocupan el lugar que tendrán en el barco y ejecutan movimientos a través de una pantalla que simula las aguas de Barcelona. “Nos ha ayudado mucho, pero nos han faltado horas de agua”, admite Mònica Azon, entrenadora del equipo. Los grandes equipos también trabajan con simuladores, pero los utilizan para probar mejoras que luego deben confirmarse entrenando en el mar. El caso de España no es único: los equipos invitados (los de su grupo, el B) excepto Suecia tampoco tienen un barco propio. “Los equipos del grupo A (los que tienen representación en la edición masculina) y Suecia están a años luz, pero con el resto está más equilibrado”, asegura Ballester.
La primera Copa del América femenina de la historia pretende ser un punto de partida para reducir la brecha de género que también sufre el deporte. Lo sabe bien Ballester, la única chica en el equipo juvenil que compitió hace unas semanas en Barcelona en el que tuvo la sensación de que tenía que demostrar más que el resto precisamente por ser chica. “Costó un poco [encajar] mi figura en el equipo”, admite. “Siempre hay un poco de desconfianza con las mujeres y yo sí que lo noté en el equipo. No por los juveniles, sino un poco por los más mayores, que al final no acaban de confiar del todo en ti. Siempre están primero los chicos antes que nosotras, eso seguro”, reflexiona. Y para normalizar su presencia, explica, acabó mimetizando algunas actitudes asociadas a la masculinidad. “Ellos son menos tiquis-miquis que yo. Y al final tenía que actuar y tomarme las cosas como ellos para demostrar que era como ellos”, confiesa.
¿Qué hace bueno a un regatista? “Tener un talento innato en anticipar el viento, sentir las olas, notar el comportamiento del barco y saber qué se necesita”, responde. “Y sobre todo saber describirlo para comunicarlo porque a menudo percibes algo que no sabes explicar”, añade esta campeona del mundo juvenil en 420.
Ballester, hija del campeón olímpico José Luis Ballester y de Nuria Bover, bronce mundialista de 470 en 1990, completa un cuarteto de lujo junto a Silvia Mas (excampeona del mundo de 470 en 2021), Paula Barceló (excampeona del mundo de 49er en 2020) y Maria Cantero (quinta del mundo en 49er 2022). No estará Tamara Echegoyen, medallista olímpica, campeona mundial y exreferente del Sail Team BCN. La abanderada de España en París 2024 dejó el proyecto el pasado 9 de septiembre para centrarse en “otros proyectos profesionales”, justificaron ambas partes; tres meses después de la salida de Guillermo Altadill, director del proyecto. “Al final ha sido un proceso difícil. La baja de Tamara nos puede afectar un pelín más porque ya estaba en el barco, pero no puedo decir mucho más. Ha sido complicado para todos”, cierra.
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