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“No es un ‘pico’, es una agresión”: el feminismo exige en la calle eliminar las violencias machistas del deporte

Cientos de personas han acudido a la concentración convocada por la Comisión 8M de Madrid para mostrar su apoyo a la jugadora Jenni Hermoso y reprobar los comportamientos de Luis Rubiales

Concentración en apoyo a las campeonas del mundo para reivindicar un deporte libre de violencias machistas, en Callao (Madrid).Foto: Andrea Comas | Vídeo: EPV
Andrea García Baroja

La indignación feminista ha saltado de las redes sociales a la calle. Cientos de personas se han concentrado este lunes en Madrid para apoyar a la selección femenina de fútbol y exigir un deporte y una vida sin ningún tipo de violencia machista. Lo han hecho después de que el presidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, le plantara el 20 de agosto un beso no consentido a la jugadora Jenni Hermoso. Justo después de erigirse campeona del mundo. Antes de alzar la copa, frente a miles de personas.

A las 19.40, veinte minutos antes de la hora oficial de la convocatoria, ya comenzaban a retumbar las consignas feministas en la madrileña plaza de Callao: “No es un pico, es una agresión”, “Jenni, hermana, aquí está tu manada”, “Machista el que besa, machista el que aplaude”. Las han gritado jóvenes, parejas mayores, padres con niños. Muchos, vestidos con la camiseta roja de la selección en apoyo a las jugadoras y, en especial, a Hermoso. Unas 800 personas, según la Delegación de Gobierno, que la Comisión 8M de Madrid, organización convocante, eleva a 5.000. Todas ellas han condenado, de manera tajante, el comportamiento del presidente de la federación.

En medio del meollo, tres amigas de 70 años. Mari Luz Miranda, Aurelia Medina y Paloma Fernández se quejan de que el “pico”—como llamó Rubiales al beso no deseado— no es una cosa aislada, sino “el día a día”. “Las mujeres sufrimos cositas que parecen pequeñas o menores, pero que luego se hacen grandes. Y siempre por ser mujeres”, dice Miranda. “Pero estamos motivadas. Desde el #MeToo, esto es imparable. Se ha roto la inercia y hay muchas cosas que ya no se pasan. Ya no se consienten”, asegura Medina.

Protesta contra el presidente de la Real Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales.Foto: Reuters | Vídeo: EPV

Precisamente ese hartazgo es lo que ha protagonizado las protestas de esta última semana. #SeAcabó se escribió primero en redes sociales —donde sobrepasa ya las 500.000 menciones—, y ahora en las pancartas de cartón que exhiben los manifestantes. “Todas, en mayor o menor medida, hemos sufrido una situación incómoda o una agresión. Y no hemos denunciado porque son comportamientos que la sociedad nos ha hecho normalizar. Pero no podemos permitir que esto ocurra más”, explican Cecilia y Teresa, dos amigas que han acudido juntas a la concentración. Para las organizadoras de la Comisión 8M de Madrid, “la agresión sexual a Jenni Hermoso en el ámbito laboral y la reacción del agresor es el ejemplo perfecto de lo que sufrimos las mujeres en el trabajo, la universidad, en nuestro ocio o en los medios de comunicación, y de cómo funciona la reacción machista: quitarle importancia o mentir, presionar a la víctima y a su familia, culpabilizarla y después victimizarse y buscar el aplauso de los aliados o el silencio cómplice de los demás”.

Ese “demás” también se ha oído en el clamor de la concentración. Los manifestantes han exigido también la dimisión del entrenador de la selección femenina, Jorge Vilda, y la del círculo de compañeros que se levantaron a aplaudir a Rubiales durante su discurso del pasado viernes en la asamblea de la federación. Hasta cinco veces repitió las palabras “No voy a dimitir” el presidente de la federación, tras asegurar que estaba viviendo “una cacería” por parte del “falso feminismo”. En la plaza de Callao, Cecilia y Teresa ponen los ojos en blanco cuando recuerdan la escena. Explican que sintieron “rabia, impotencia, asco e impunidad”: “Sobre todo impunidad”, apuntan. “Nada justifica el beso. Ni aunque Jenni le hubiese levantado. Hay una relación de poder. Él es el jefe, y un jefe jamás puede pedirle un pico a una trabajadora”, han criticado.

La impunidad, sin embargo, no ha durado mucho en las calles. En las instituciones y administraciones tampoco. La Comisión Disciplinaria de la FIFA suspendió el pasado sábado a Rubiales como presidente de la federación de manera provisional. El Gobierno también ha tomado medidas y la Fiscalía ha abierto diligencias contra Rubiales por un posible delito de agresión sexual. Varios miembros del Ejecutivo han estado presentes en la concentración de este lunes. “La actitud de Rubiales es de un machismo recalcitrante e impropio de una sociedad democrática. Lo que vimos el pasado viernes [en la asamblea de la RFEF] es un ejemplo de un manual del buen machista”, ha expresado a los medios la vicepresidenta segunda en funciones y líder de Sumar, Yolanda Díaz, durante la concentración. “Hay que renovar los órganos que representan al futbol. Nunca más permitiremos lo que hemos visto estos días”, ha insistido.

La respuesta a ese discurso ha sido, aún con todo, rápida y contundente. “Afortunadamente, hay una mayor concienciación social. Un mayor respeto, sobre todo. La ley del solo sí es sí ha mejorado el entendimiento de ese concepto de la igualdad”, ha declarado la ministra de Educación en funciones, Pilar Alegría, a EL PAÍS. “Creo que estos gestos, como la concentración de hoy, junto con todas las distintas declaraciones y manifestaciones que hemos escuchado y que hemos vivido esta semana, nos indican claramente que este país ha avanzado en materia de igualdad, en esa lucha por acabar con la diferencia de los derechos. Y es un camino que no podemos ni debemos abandonar”, ha afirmado la ministra, entre una multitud de manifestantes.

A la ley del solo sí es sí apuntan también, como asistente innegable de esa mayor conciencia feminista que se ha extendido por el país, Miranda, Medina y Fernández. Las tres amigas inciden en que este “beso” ha dejado de ser un simple “beso” y se ha logrado colocar como agresión en la mente de muchas personas gracias a la norma que el Gobierno aprobó en agosto de 2022 y que colocaba el consentimiento en el centro. “Hay que destacar, en todo este movimiento, la labor de la ministra de Igualdad y de su ministerio. Esa ley ha mejorado mucho la conciencia feminista de este país”, ha opinado Fernández. Irene Montero, la ministra de Igualdad en funciones, también ha estado en la concentración. “Estamos aquí para que Jenni sepa que no está sola y para que todas las mujeres sepan qué tienen que hacer ante cualquier violencia sexual. Estamos concibiendo un país libre de violencias machistas”, ha asegurado a los medios frente a mujeres, niños y hombres. “Eso es una cosa importante también, la participación de los hombres”, ha apuntado Medina.

Hacia las 20.45, parte de la manifestación ha marchado hacia la Puerta del Sol. La otra mitad se ha quedado en la plaza de Callao. Las consignas se han repetido hasta pasadas las nueve de la noche. “Hay que pegar gritos. Desde el sillón de tu casa no te oye nadie. Para que se enteren hay que decir que #SeAcabó”, ha pedido Miranda. Su amiga, Medina, añade: “Hay que pedir lo imposible para conseguir lo posible”. Y de fondo, bajando desde Callao hacia el kilómetro 0 de Madrid, un cántico: “¡Campeonas, campeonas, oe oe oe!”.

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