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Las mujeres de la ‘generación sándwich’ ganarían 2.782 euros brutos al mes si cobrasen por cuidar a sus padres

Un estudio muestra que la participación de los hombres en estos cuidados crece en Cataluña, pero son más propensos a dejar el trabajo, mientras que las mujeres lo suelen compaginar

Mujeres ‘generación sándwich’
Una anciana acompañada de otra persona, durante la pandemia.Albert Garcia
Josep Catà Figuls

Los ejemplos están por todas partes. Mujeres que empezaron una carrera profesional, tuvieron que dejarla o reducir su jornada para cuidar a los hijos, y cuando la han querido retomar —si es que el mercado laboral se lo ha permitido— se encuentran con una nueva dificultad: sus padres se empiezan a hacer viejos y son ellas las que asumen la responsabilidad. Pero sin cobrar. ¿Qué ganarían si este trabajo sí estuviese remunerado? Un estudio de la Cambra de Comerç de Barcelona ha tratado de dar una respuesta teórica a esta pregunta, analizando el impacto de los cuidados informales en Cataluña y centrándolo en el colectivo que más se dedica a ello: las mujeres de la llamada generación sandwitch, las que tienen entre 45 y 64 años y justo están terminando de criar a sus hijos para entrar en el cuidado de sus padres. Ellas dedican una media de 49 horas a la semana a estas tareas, seis más que los hombres. Y si cobrasen según el convenio pertinente, ganarían 2.782 euros brutos cada mes. Esta suma contrasta con el gasto medio que dedican las administraciones actualmente en Cataluña a la dependencia: 536 euros mensuales. Y sirve como alarma en un sector que tiene una renovación pendiente ante el envejecimiento demográfico que obligará a multiplicar por tres o por cuatro el gasto público de aquí a 2050.

El informe de la Cambra de Comerç de Barcelona —elaborado por su gabinete de estudios económicos y el Observatori Dona Empresa Economia (ODEE) con la participación de la cooperativa de atención a la dependencia Suara— cruza datos de la Encuesta de Discapacidad, Autonomía Personal y Situaciones de Dependencia (EDAD) del Instituto Nacional de Estadística (INE) del año 2020 y 2021 para analizar quién se responsabiliza más de los cuidados, qué impacto tiene sobre la salud de las personas, cuál sería el impacto económico de esta actividad si estuviese remunerada y qué retos tiene la administración ante el envejecimiento demográfico. El informe certifica que en Cataluña hay al menos 151.000 personas que realizan cuidados informales. De ellas, el 63% son mujeres, un porcentaje que se ha ido reduciendo (en 2008 era el 72%) por la mayor participación de los hombres. Pero también en esta evolución hay matices: se explica por la incorporación de la mujer al mercado de trabajo y también porque, en familias cada vez más pequeñas, a los hombres les toca cada vez más participar en los cuidados. Además, según recoge el estudio, los hombres que cuidan de los mayores suelen optar por dejar de trabajar o prejubilarse, mientras que las mujeres suelen compaginar más el trabajo con estas tareas.

El estudio incide sobre todo en un segmento de la población concreto: la generación sandwitch, la que cuida o está terminando de cuidar a sus hijos, y ya tiene que empezar a cuidar a sus padres. En este colectivo, formado por unas 60.000 personas (cuatro de cada 10 cuidadores) las mujeres hijas de las personas que cuidan representan el 66%. Ellas dedican unas 49,3 horas a la semana a esta tarea, mientras que los hombres dedican 43,8 horas. También son las que sufren más consecuencias negativas de esta actividad: el estudio detalla que las mujeres tienen más probabilidades de dejar su trabajo o reducir su jornada laboral, ven reducido su tiempo de ocio y su capacidad para ir de vacaciones, sufren más de cansancio y de depresión: el 42% de las mujeres cuidadoras dice que está deprimida frente al 22% de los hombres.

En un intento por visibilizar estos cuidados, el estudio hace un ejercicio teórico para ver cuánto costaría remunerar todas las horas que se dedican a los cuidados. En total, las 151.000 personas que hacen estas tareas dedican a ellas 411,8 millones de horas (el 6,8% del total de horas trabajadas), contando las horas en las que cuidan mientras conviven con los mayores. Si se remunerasen aplicando el convenio colectivo autonómico del Servicio de Atención Domiciliaria, que establece un salario de 14,11 euros, esto se traduciría en un total de 5.811 millones de euros anuales. Tomando de ejemplo a una mujer de mediana edad, si trabaja 49,3 horas a la semana en los cuidados, lo que podría cobrar sería 2.782 euros brutos al mes. El estudio analiza también el impacto indirecto e inducido de los cuidados, y eleva aún más las variables: esta actividad llega a representar el 4,1% del valor añadido bruto catalán y el 10,9% de la ocupación total.

Estas cifras, puestas en perspectiva ante el futuro que dibuja el envejecimiento demográfico, serán aún más preocupantes. De aquí a 2050 la población de más de 64 años pasará del 19% al 30%, y la tasa de dependencia pasará del 29% al 50%. En otras palabras, por cada persona en edad inactiva habrá solo una en edad activa. La responsable del estudio, Carme Poveda, directora del ODEE y directora de análisis económico de la Cambra, ha enlazado estas proyecciones con la evolución del gasto público: en Cataluña en 2023 este fue de 1.460 millones de euros, unos 6.400 euros por prestación anuales (536 euros al mes). Tomando las proyecciones demográficas, este gasto público tendría que multiplicarse por tres o por cuatro para poder hacer frente a la demanda. Y España, que está en la parte media-baja de la tabla de comparación europea (dedica un 1% del PIB a la dependencia, 0,8% de la parte pública y 0,2% de los hogares), tiene mucho recorrido por hacer.

Entre las propuestas que la Cambra y Suara han hecho, destacan reforzar la ayuda a domicilio personalizada, aumentar la corresponsabilidad entre hombres y mujeres, apostar por la formación y el bienestar de las personas cuidadoras y sobre todo aumentar la financiación. En el ámbito de las empresas, se ha instado a las compañías a aumentar la flexibilidad para que los empleados puedan compaginar la carrera profesional con los cuidados.

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Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.
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