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La carta de Junts que dio crédito a las denuncias contra Eduard Pujol: “Me enseñaron fotos y mensajes”

La vicepresidenta de la formación, Aurora Madaula, dio por bueno el relato de las dos mujeres y lo elevó a la dirección

Albert Batet, Eduard Pujol y Elsa Artadi, en una foto de archivo en el Parlament.
Albert Batet, Eduard Pujol y Elsa Artadi, en una foto de archivo en el Parlament.Albert Garcia
Jesús García Bueno

Los dirigentes de Junts per Catalunya que suspendieron de militancia a Eduard Pujol en octubre de 2020 por dos denuncias al partido de acoso sexual lo hicieron en base a una carta redactada por la responsable de Feminismos, Aurora Madaula, hoy vicepresidenta de la formación. El documento otorgaba credibilidad a los relatos de la concejal Noemí Llorens y de Eva Ràfols, dos mujeres con las que Pujol, ahora senador, había mantenido relaciones breves. Una de ellas, Llorens, ha admitido que Pujol nunca la acosó y ha pedido perdón ante el juzgado; la otra, Ràfols, está a la espera de juicio por un delito de injurias. “No hace falta decir que ellas me enseñaron mensajes, fotos, capturas de pantalla y otras cosas que probaban su relato”, recoge el documento, a cuyo contenido ha accedido EL PAÍS.

La noticia de las denuncias contra Pujol llegó a oídos de Jordi Sànchez, entonces secretario general de Junts, que cumplía pena de prisión por la sentencia del procés. Sànchez solicitó un informe por escrito a Madaula. La carta describe, supuestamente, cómo se produjeron los encuentros con las dos mujeres. Madaula fue a ver a Pineda de Mar (Barcelona) a la concejal, Llorens, que según el documento señaló al senador por “acoso sexual, abuso de autoridad y acoso”. Fue Llorens, añade la carta, quien la puso en contacto con Eva Ràfols, que “describió más o menos el mismo comportamiento”, pero habló también de “abuso sexual”. Ràfols llevaba meses enviando mensajes difamatorios en redes sociales en los que acusaba a Pujol de violador; a lo largo de 2019, según comprobaron después las investigaciones judiciales, la mujer le envió miles de mensajes en los que amenazaba con contar intimidades con el propósito de volverlo a ver.

El informe de Madaula otorga credibilidad al relato de ambas por la existencia de mensajes y fotografías, y va más allá al señalar que, para tomar medidas contra Pujol, ni siquiera es imprescindible que los hechos están acreditados o que haya indicios. “No es necesario por la carga inversa de la culpa en caso de violencia machista”. Esa afirmación no se corresponde con la realidad. La ley integral contra la violencia de género no altera el principio general del derecho según el cual la carga de la prueba debe recaer en las acusaciones, y no en los acusados, explican fuentes judiciales.

Sànchez, que disfrutaba en ese momento de permisos penitenciarios, recibió el informe de Madaula a finales de octubre de 2020. Envió dos cartas: una al presidente del grupo parlamentario, Albert Batet, y la otra al secretario de organización, David Saldoni. Sànchez señaló que no podía verificar las acusaciones pero, como eran muy graves, propuso suspender cautelarmente de militancia a Pujol e invitarle a dejar sus responsabilidades como portavoz de Junts en el Parlament. El secretario general planteó la apertura de un proceso interno y la puesta a disposición de las víctimas para acudir a la Fiscalía. Pujol lo negó todo, pero abandonó su escaño. El partido, nacido apenas tres meses atrás, no tenía entonces protocolo para este tipo de situaciones.

Ni Llorens ni Ràfols llevaron la denuncia al partido ante el juez o la policía. Ocho meses después, Junts devolvió el carnet del partido a Pujol y le pidió disculpas. Para entonces, el exdiputado había presentado ya una denuncia contra ambas por injurias. Esas investigaciones concluyeron, en los dos casos, que el acoso sexual no había existido y que se le había calumniado. Ràfols está pendiente de juicio, con una fianza de más de 80.000 euros, por un delito de injurias. En la misma situación se encontraba, desde 2022, Llorens, que ostenta diversos cargos en el partido y es concejal en Pineda.

Tal como avanzó este diario, Llorens ha enviado una carta al juzgado para solicitar el perdón de Pujol, que se lo ha concedido al tratarse de un delito privado (injurias), lo que le ha permitido esquivar consecuencias penales. En esa carta, la concejal admite que Pujol nunca la acosó y añade que se ha sentido “utilizada” y “manipulada” por cargos del partido que pretendían “hacer daño” al diputado “con finalidades políticas”. La carta apunta a Madaula, a la que señala de haberla “convencido” de que los hechos eran delictivos. Según fuentes del entorno de la concejal, la vicepresidenta le presionó en los meses posteriores para que presentara una denuncia. Fuentes de la dirección de Junts de la época coinciden en inscribir la carta de Madaula en la pugna por el poder de un partido recién nacido, en el que Pujol ocupaba un lugar destacado a un año de las elecciones autonómicas que otros grupos dentro del partido ansiaban.

Consultada por este diario, Madaula ha preferido no hacer declaraciones, aunque fuentes cercanas a la vicepresidenta descartan cualquier tipo de maniobra política y sostienen que se limitó a reflejar por escrito lo que contaron las mujeres. Antes de hablar con la responsable de Feminismos, la concejal acudió a otras dos instancias, donde en cambio no dieron demasiada credibilidad a su relato. Llorens habló primero con la entonces directora del Institut Català de les Dones. La edil le enseñó mensajes de contenido afectivo que había mandado Pujol, pero ocultó otros que ella misma también las enviaba. “Cuando empecé a hacerle preguntas, vi que ella respondía positivamente a esos mensajes. Me dejó leerlos. Era una relación sexual entre adultos”, declaró como testigo ante el juez en el proceso penal contra Llorens por injurias. En esa misma causa declaró también la segunda persona con la que contactó después de ser ignorada por el órgano del Govern que impulsa la igualdad de género: David Saldoni, secretario de organización de Junts. “Queremos verle sin nada, que lo pierda todo”, le dijo la edil a Saldoni, que no hizo más averiguaciones y le pidió que contactara con Madaula.

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Sobre la firma

Jesús García Bueno
Periodista especializado en información judicial. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona, donde ha cubierto escándalos de corrupción y el procés. Licenciado por la UAB, ha sido profesor universitario. Ha colaborado en el programa 'Salvados' y como investigador en el documental '800 metros' de Netflix, sobre los atentados del 17-A.
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