Muere José Moreno, el histórico dueño de uno de los burdeles más grandes de Europa, sin afrontar su gran juicio
El polémico empresario se hizo famoso por su guerra con el Ayuntamiento de La Jonquera para abrir un prostíbulo de 2.700 metros cuadrados, y sufrir un atentado con un coche cargado de explosivos
Todas las policías siguieron incansablemente los pasos de José Moreno. El objetivo era encerrar al empresario del mundo de la prostitución por explotar sexualmente a mujeres en los burdeles. Pero nunca lo lograron. Las extenuantes investigaciones policiales acababan en nada, o con penas no vinculadas al tráfico de mujeres. Moreno se les escurría como el agua entre las manos. Hasta que al final, los agentes siguieron el dinero y acusaron a Moreno de fraude fiscal en una macrocausa tutelada por la Audiencia Nacional. Pero Moreno no podrá sentarse en el banquillo de su gran juicio, en el que la Fiscalía le pide 10 años de cárcel y la abogacía del Estado, 52. El empresario falleció ayer, a los 72 años, debido a una enfermedad.
Moreno, originario de Granada, vivió una vida llena de sobresaltos. Antes de las investigaciones vinculadas a la prostitución, regentó restaurantes en Platja d’Aro, uno de los lugares míticos de la Costa Brava masificada, adonde siguen llegando turistas con ganas de fiesta. Después abrió un puticlub en Mont-ras, el Eclipse, y en otro en el Pla de l’Estany, el Edén, donde enseguida empezaron a afectarle las investigaciones policiales que le vinculaban al tráfico de mujeres. Pero su salto definitivo a la fama lo dio cuando inició un pulso con el Ayuntamiento de La Jonquera, en la frontera con Francia, para convertir una nave industrial de 2.700 metros cuadrados en uno de los clubs de alterne más grandes de Europa: el Paradise.
El camino no estuvo exento de peligro. Moreno es una de las pocas personas que, sin ser objetivo de bandas terroristas, ha visto cómo le colocaban un coche cargado de TNT y varias bombonas de butano en la puerta de su local, un día de plena actividad de 2012. No explotó porque falló el dispositivo. Los Mossos abrieron una investigación, bautizada Rockefeller, en honor al muñeco de su tocayo, el ventrílocuo y productor José Moreno. La investigación nunca logró demostrar que fueron unos ataques encargados por la competencia, con el objetivo de hundirle el negocio. Cinco años después, uno de los supuestos autores materiales, Xavi, alias El Gordo, murió por la bomba lapa que le colocaron en los bajos del coche, en el aparcamiento de su casa.
“Solo habláis mal de mí”, respondía al teléfono Moreno, que nunca perdió su acento del sur a pesar de pasar la mayor parte de su vida en Cataluña. Consciente del proverbio de que lo único peor que hablen mal de uno, es que no hablen en absoluto de él, inauguró por todo lo alto el Paradise en 2010, y abrió las puertas a la prensa, aunque sin mujeres ni clientes en el interior. La periodista Esperança Padilla ganó un premio por hacerse pasar por prostituta y lograr trabajar sin demasiadas dificultades en el Paradise, con una identidad falsa.
Durante la pandemia, un José Moreno ya agotado se vio obligado a cerrar, como el resto de prostíbulos. Decenas de mujeres se quedaron en la calle de la noche a la mañana con una situación de desprotección. “No queda otra”, aseguró a este diario, y se confesó cansado por las dificultades que cada día atenazaban su negocio, que había dejado atrás los años de polémicas, y seguía discretamente adelante. Para entonces, ya había cerrado el Eclipse y el Edén. El Paradise resistía con una clientela sobre todo de fin de semana, y francesa.
José Moreno, tal y como ha avanzado el Diari de Girona, falleció ayer en Málaga. En los últimos tiempos, él mismo explicaba que pasaba largas temporadas alejado de Girona, donde construyó su vida como empresario del mundo de la prostitución. Con su muerte, acaba la causa penal abierta contra él, por supuestamente defraudar a Hacienda y no declarar las comisiones que cobraban a los clientes que hacían uso de cajeros propios del local para sacar efectivo. Un macroproceso, conocido como Operación Pompeya, con numerosos empresarios del mundo de la prostitución investigados, y en el que consta también acusado su mano derecha.
El Paradise sigue abierto, con su hermano al frente. “Lo dejó todo listo en vida”, asegura uno de sus encargados, que lamenta que nadie cuenta que Moreno “dio de comer a muchas familias”. Y considera que de haber celebrado su funeral en La Jonquera... “Hubiese habido que cerrar la autopista de la cantidad de gente que hubiese venido”.
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