Cataluña se prepara para volver a ser tierra de lobos
La llegada de ejemplares machos de diferentes puntos de Europa previene a la Generalitat, que crea un grupo de trabajo con el que “anticiparse” al nacimiento de la primera saga autóctona de lobos más de un siglo después
Lobo solitario, alpino y viajero busca a loba ibérica, preferiblemente, entre montañas catalanas. ¿Razón? relación estable, formar una familia y, de paso, perpetuar más de un siglo después la primera saga de la mítica especie en la comunidad... El lobo, quizás la especie que más pasiones y temores despierta a partes iguales, necesita el primer lobezno nacido en Cataluña para contar con un plan de protección oficial desarrollado por la Generalitat.
Tras ser exterminados a escopetazos a principios del pasado siglo, hace dos décadas se empezó a documentar la llegada de los primeros ejemplares machos solitarios que cruzaban desde Francia a Pirineo catalán. Desde entonces no ha habido constancia de ningún nacimiento de lobo en la comunidad. Pero el Govern y el sector ecologista, ahora sí, creen que este hito medioambiental podría producirse en cualquier momento. Sobre todo después de que el pasado septiembre se documentara que un macho de origen alpino (Canis lupus italicus) y una hembra nacida en España (Canis lupus signatus) habían formado la única pareja de lobos iberico-itálica que se conoce en el Bajo Aragón, por la zona de Alcañiz, Hijar y Caspe, a pocos kilómetros de Cataluña.
“¡El día que encontramos un pequeño excremento de algún ejemplar, lo celebramos como un tesoro!”, dice entusiasta a través de videoconferencia Gabriel Lampreave, de 56 años y el responsable del equipo de seguimiento del lobo del cuerpo de Agentes Rurales de la Generalitat. Tras toda una vida ligada a la observación y protección de la especie (”recuerdo con 20 añitos coger mi coche, cruzar la Península para observar lobos en Sierra Culebra, Zamora”), Lampreave se emociona solo de pensar que una saga de lobos nacidos en Cataluña se asiente, aunque es prudente. “Según su seguimiento, el asentamiento puede ocurrir o puede que no, la veintena de ejemplares que hemos seguido desde el año 2000 se quedan aquí un tiempo, esperan a ver si encuentran a otros, y si no, se marchan...”, explica.
Pocas semanas después de trascender la noticia de la pareja de lobos de Aragón, el Departamento de Acción Climática de la Generalitat se afanó en anunciar que había formado un grupo de trabajo sobre el cánido con representantes de los sectores ganadero, ambiental y guardas forestales para mejorar la relación entre el lobo y las localidades donde pueden surgir conflictos con los ganaderos, temerosos de posibles daños.
Los individuos de esta especie son muy sociables ―se organizan en manadas― pero, como ocurre también con los humanos, durante su juventud necesitan unos años de dispersión en soledad, antes de asentarse o formar una familia. Como un estudiante europeo, el lobo parece que ha llegado a Cataluña de Erasmus: el pasado lunes laboratorios franceses, alemanes y españoles, confirmaron el mayor recorrido que ha hecho un individuo de esta especie, 1.200 kilómetros desde Alemania hasta Lleida. Desde principios del año 2000, el Govern ha detectado una veintena de ejemplares llegados desde los Alpes italianos y franceses esparcidos por distintos puntos de los Pirineos y prepirineos catalanes. Se huelen pero no terminan de encontrarse.
Los lobos, igual que los ríos, ya existían antes que los humanos parcelaran el planeta entre administraciones. Cruzan fronteras sin pasaporte miles de kilómetros, sortean carreteras mortales y en demasiadas ocasiones esquivan balas. Ellos lo desconocen, pero cavar una madriguera y llenarla de lobeznos en un lado u otro de la montaña puede cambiar por completo su estatus jurídico y facilitar su protección.
Presionado por el sector ganadero, en 2020 la Administración catalana rebajó su estatus en el borrador del catálogo de especies amenazadas. Si bien sí se la incluyó como especie amenazada, se la pasó a considerar como “extinta reproductora” y no como “en peligro de extinción”. En la práctica, esta categoría de protección no obliga a la Generalitat a elaborar un plan de protección hasta que la especie críe. Entonces, la Generalitat sí estará obligada a aprobar un plan en un periodo de tres años, aclaran fuentes de la Generalitat. Eso se traduciría en más medios económicos y un mayor seguimiento del animal.
La Generalitat, como admitía en 2020 a este periódico el entonces director de Fauna y Flora de la Generalitat, Ricard Casanova, lleva años tratando de buscar un punto intermedio. ”Que todo el mundo quede contento. Que haya lobo pero no genere miedo...”, explicaba Casanova en referencia al sector ganadero. Ignasí Castellví, presidente de la asociación prolobo Signatus, lo resume así: “Es una actitud pasiva, ‘no impediremos que se asiente pero tampoco haremos nada para que se quede”, opina.
Regiones de Francia, Soria o País Vasco ya se han convertido en punto de encuentro de lobos europeos de orígenes diversos. Mientras la primera pareja formada por una hembra ibérica y un macho pasea por Aragón, en Cataluña los lobo detectados son en su inmensa mayoría machos que están de paso: “Pasan una época por las montañas catalanas pero después se marchan en busca de otras manadas..”, añade Lampreave, apasionado rastreador que se sirve del olfato de su perra Taca en busca de cualquier evidencia. Pero su función no es solo la de encontrar, sino también la de rebajar tensiones entre las comunidades ganaderas y preparar el terreno cuando Cataluña vuelva a ser una tierra de lobos.
En 2023, solo se constató un daño causado por el lobo, en el Moianès. Lampreave es el primero que llega tras cualquier aviso: “Nosotros estamos al lado del sector desde el primer día, nuestro trabajo no termina cuando comprobamos que hay lobos. Por ejemplo, llevamos unas semanas ayudándoles a buscar cabezas de ganado que se han perdido. El tema de los daños en este sentido necesita de mucha empatía administrativa y social. Cada explotación es un mundo, cada caso es un mundo. No hay una solución única. Hay que actuar de la manera más eficiente pero es un trabajo de todos”. La Administración tiene una partida de ayudas para indemnizar los ataques de osos y lobos a la ganadería, y en paralelo también subvenciona la llegada de mastines para que protejan el ganado.
El sindicato de Unió de Pagesos: “Atacan el ganado”
El grupo de trabajo anunciado por el Govern para preparar el asentamiento del lobo también está conformado con los representantes del sindicato mayoritario de Unió de Pagesos, preocupados por el aumento de la presencia del lobo cerca de explotaciones extensivas: “En las Comunidades Autónomas donde las manadas están asentadas, los lobos han atacado el ganado. Cuando conviven con el oso, los ganaderos nos dicen ‘ríete tú del oso si hay un lobo’”, explica Raquel Serrat, responsable de Medio Rural y Políticas de Montaña de la Unió de Pagesos.
“La reparación de los daños tiene que ser el último recurso, lo que demandamos es una gestión real y eficaz para asegurar la viabilidad de una actividad económica esencial en Cataluña, como es la ganadería”, dice Serrat. Lampreave añade: “Debemos colaborar todos para acabar con el discurso del miedo sobre los lobos, y los Agentes Rurales seguiremos acompañando a los ganaderos para que vean que los cánidos no son una amenaza”.
La llegada del lobo alemán a Lleida no implica que la especie se vaya a asentar en poco tiempo, pero es un indicio del aumento y la constancia de los flujos migratorios. “Cuantos más individuos lleguen, más probabilidades habrá de que se asienten”, dice Lampreave. Este agente rural rastreador de lobos por oficio y vocación confía en que algún día los apasionados del cánido dejen de tener que cruzar la Península para ir a la búsqueda de esos ojos, esos profundos ojos amarillos paradigma de lo más salvaje y esquivo del bosque.
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