Barcelona se conjura ante la sequía: reducir el consumo de los turistas y salvar los árboles
Las administraciones colocan carteles para que los visitantes sean responsables con el consumo de agua mientras se estudia llenar las piscinas con agua salada
La Generalitat de Cataluña decretará este jueves la fase de emergencia por sequía extrema con medidas y restricciones que afectarán a seis millones de ciudadanos de 202 municipios, entre los que se encuentra Barcelona. La capital catalana lleva meses preparándose para la llegada de esta nueva fase. El Ayuntamiento de Jaume Collboni ya ha asumido que parte del arbolado no sobrevivirá, aunque mantiene que exprimirá los pozos de agua freática para que esa mortalidad sea mínima. El Ejecutivo municipal ha anunciado que utilizará los camiones cisterna de la limpieza para, además de higienizar la ciudad, trasladar agua freática del subsuelo de la ciudad a todas las calles donde haya que regar árboles.
El Consistorio se reunió a mediados de diciembre con los hoteleros y el sector turístico para intercambiar impresiones y concretar cómo reducir al máximo el consumo de agua potable de la ciudad. La preocupación del Ayuntamiento por el sector turístico se basa en la pura estadística. El jueves —con el estreno de la fase de emergencia por sequía— se reducirá el consumo de agua hasta 200 litros por persona y día en toda la ciudad. Los vecinos de Barcelona han hecho los deberes y consumen 163 litros. Las estadísticas de Barcelona Regional (basadas en datos de 2016) sobre el consumo de agua en los hoteles son las que realmente preocupan. Según estas, en los establecimientos de cinco estrellas el consumo diario medio por turista alcanzaba los 545,5 litros diarios; en los de cuatro, 373,3 litros; en los de tres, 232 litros; y los de dos estrellas, 165 litros por pernoctación. El consumo depende, sobre todo, de las piscinas y jacuzzis de la instalaciones hoteleras.
El gremio de hoteleros espera a que se publique en el Diario Oficial de la Generalitat (DOGC) el decreto para tomar más medidas al respecto, aunque fuentes del sector aseguran que ya se han tomado algunas para reducir esas cifras de 2016. Desde la Dirección General de Turismo de la Generalitat aseguran que la industria hotelera se ha adelantado y se prepara para llenar las piscinas con agua de mar o para cambiar las cisternas de los lavabos y reducir así los litros vertidos en cada uso. “Da igual que las piscinas estén en el ático, está todo previsto”, aseguraba este miércoles un portavoz de Turismo. La Generalitat ha puesto en marcha, también, un sistema de subvenciones para que adecuar las instalaciones a la sequía no suponga un perjuicio para el sector. También está todo preparado en cuanto a señales y carteles. Los turistas se encontrarán en las habitaciones con el clásico cartel: “Usa un vaso para lavarte los dientes” o “dúchate en lugar de bañarte”.
En el aeropuerto de Barcelona llevan meses realizando una campaña extraoficial para concienciar sobre el consumo de agua. Allí, la Generalitat ha colocado carteles advirtiendo de la sequía, pero Aena, el gestor aeroportuario, también reclama un uso responsable a través de sus pantallas informativas. Fuentes de la empresa explican que también han instalado elementos automatizados en los grifos de los aseos, han implantado el riego por goteo de 20 horas a 8 horas y también han eliminado el riego de césped con aspersores. Además, en las pantallas de información de los vuelos difunden mensajes de concienciación para que los turistas ahorren toda el agua que puedan. “Siempre transmitimos la idea de consumo responsable”, señalan estas fuentes, quienes también afirman que utilizan agua no potable para la limpieza de pavimentos y fachadas.
Los asistentes de la feria Integrated System Events (ISE), el evento internacional del sector audiovisual que se celebra hasta el 2 de febrero en Barcelona, han recibido información que tanto la organización como Fira de Barcelona han distribuido para maximizar todo lo posible cada gota que salga de los grifos barceloneses. En el acceso sur del recinto, la organización ha colocado una pantalla LED de 193 metros donde se puede leer “Apoya a Cataluña, ahorra agua”, según fuentes del ISE. Además, Fira de Barcelona ha cortado las fuentes de agua ubicadas en el exterior del recinto y ha revisado que los grifos no pierdan agua. El ISE prevé superar los 58.107 visitantes de la pasada edición, lo que puede acarrear un elevado consumo a las puertas de la declaración de emergencia.
A finales de febrero, entre los días 26 y 29, Barcelona también acogerá el Mobile World Congress (MWC). Al congreso asistirán unas 95.000 personas, según los organizadores, que detallaron durante la presentación de la cita que llevarán también una campaña paralela a la de Fira, que acortará también el tiempo en el que los grifos están abiertos, para concienciar a los asistentes sobre la sequía que sufre Cataluña desde hace tres años. “Yo soy de Suecia, y ahí tenemos mucha más agua de la que necesitamos. Mucha gente que venga de fuera no sabrá que aquí hay una sequía”, explicó Mats Granryd, el director general de GSMA, la patronal de la industria móvil que organiza el congreso.
Salvar la vegetación urbana
Con el turismo controlado y el consumo doméstico bajo mínimos, el Ayuntamiento de Barcelona basa ahora gran parte de sus esfuerzos en evitar que mueran los 35.000 árboles de la ciudad. Cuando no había sequía se utilizaban 3 hectómetros cúbicos al año (2,5 de agua potable y 0,5 de agua freática) para regar las zonas verdes de la ciudad. Durante la fase de excepcionalidad se redujo a 1,27 hectómetros cúbicos al año (0,90 de potable y 0,37 de freática). En la fase de excepcionalidad se dejó de regar el césped de las zonas que no tenían conductos de agua freática. Ahora, con la fase de emergencia se dejará de regar todo el césped y se pasará a utilizar solo 0,87 hectómetros cúbicos, todos de agua freática. Esa agua se usará, exclusivamente, para regar árboles y algunos jardines históricos y evitar que mueran.
Una de las instalaciones que más agua gasta es el Zoo de Barcelona. El parque zoológico se considera “consumidor sensible”, ya que necesita el agua para la supervivencia de los ejemplares animales que viven en la instalación. Aún así, se ha reducido la presión de agua y reducido el consumo en un 15%. Además, el Ayuntamiento ultima ahora los ajustes de personal, ya que el riego exclusivamente con agua freática obliga a utilizar las 28 cisternas de los servicios de limpieza para cargarlas, a diario, con agua freática y poder así regar todos los árboles de la ciudad. Fuentes del Consistorio aseguran que, por el momento, no hay preocupación en que se agote el agua freática y no se reducirá la limpieza por baldeo de agua en las calles.
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