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El grupo de Junts en el Parlament grabará sus reuniones para desactivar choques internos

La ejecutiva abordará este lunes el futuro de Cristina Casol, diputada cercana a Borràs y a la que la mayoría de la bancada le pide entregar el acta tras descartarse su denuncia sobre abusos

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El presidente de Junts, Albert Batet, en un pleno en el Parlament el 27 de septiembre.Andreu Dalmau (EFE)

La dirección del grupo de Junts per Catalunya en el Parlament, liderada por Albert Batet, ha optado por una vía radical para frenar el rosario de choques internos en la bancada y que, como en el resto de la formación, responden a la pugna por el poder entre los cercanos a su presidenta, Laura Borràs y los afines a la exfamilia convergente, encabezados por Jordi Turull. Se grabarán todas las reuniones internas del grupo, según ha adelantado Europa Press, para así garantizar que nadie pueda tergiversar el sentido de las intervenciones y haya un registro de las dinámicas del debate. La medida llega tras el desenlace, el pasado día 16, del caso de la diputada Cristina Casol, cercana al borrasismo y que pidió la intervención de la Cámara al considerar que los suyos la acosaban por razón de género. Un informe interno no validó esa denuncia, pero puso el foco sobre el machismo en el partido. La permanente ha pedido su expulsión, pero es la ejecutiva, que se reúne los lunes, la que tiene en sus manos la decisión sobre, precisamente, una de sus miembros.

La denuncia de Casol tenía como trasfondo la pugna de poder entre el sector de tradición más convergente y el proveniente del activismo independentista, que aglutina la presidenta del partido, Laura Borràs. La publicación del informe deja mal al partido fundado por Carles Puigdemont, pues pese a que tumba todas las acusaciones de Casol, sí alerta de “machismo arraigado” en la organización.

Que se ventilen esos conflictos internos, entienden en la dirección del grupo, implica un grave riesgo reputacional. Un fantasma que es mejor alejar en una formación con la cabeza ya pensando en cómo encarar su campaña para imponerse en los comicios autonómicos que, como muy tarde, se celebrarán en febrero de 2025. Pero además de intentar cortar en seco futuros encontronazos, está sobre la mesa emprender medidas legales contra los responsables de las “difamaciones y filtraciones” ya vertidas sobre altos cargos del partido a raíz de casos como los de supuesto abuso. La denuncia de Casol se sumó a la que en noviembre pasado hizo la también diputada de Junts y secretaria de la Mesa de la Cámara, Aurora Madaula. En una intervención en el hemiciclo en un acto feminista, aseguró que había sufrido “violencias silenciosas” de compañeros de bancada.

Según fuentes del partido, el propio Batet defendió en la reunión de la permanente de Junts que se activen esas medidas legales, a considerar que son evidentes las consecuencias a nivel de imagen que tiene “la ruptura de la confidencialidad, las difamaciones y las filtraciones”, ante estas difamaciones y ante estas filtraciones” que se han producido. La división en el seno de la bancada, y por elevación en el partido, quedó aún más en evidencia cuando Madaula y Casol evitaron recurrir a los mecanismos de control de Junts para este tipo de casos y recurrieron a la Oficina de Igualdad del Parlament. Tras las declaraciones de la secretaria de la Mesa del Parlament, 22 de los 32 diputados reclamaron por carta que los órganos de garantías decidieran si había violado el código ético al “falsear” una acusación.

El varapalo dado a las intenciones de Casol por la investigación externa sobre las denuncias, sin embargo, no ha permitido cerrar ese capítulo. Ahora sus compañeros de bancada le piden que devuelva el acta, la permanente del partido ha aceptado ese ruego, pero será la Ejecutiva la que tome la decisión. La reunión de este lunes seguramente será tensa, pues allí cada una de las sensibilidades del partido cuenta con la misma representación numérica. Pero aunque le expulsen, Casol ha dejado entrever que apuesta por ser diputada no inscrita. También está por verse cuál será el resultado de las pesquisas sobre las “violencias silenciosas” que dice vivir Madaula. Los redactores del informe no pudieron acreditar las situaciones de acoso o discriminación que reportó Casola, pero la imagen de Junts igual quedó afectada pues sí se describía un ambiente de trabajo en el grupo “dónde el machismo más cultural está arraigado”

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La investigación a raíz de la denuncia de Casol, una de las caras visibles del grupo de fieles a la expresidenta de la Cámara, también aseguran que se viven situaciones de tensión interna en la formación y que hay “una base fuertemente patriarcal”, entre otros aspectos. Desde la dirección del partido siempre ha negado que haya machismo en Junts y atribuyen la situación a una cuestión de “debate político”.

La pugna entre el alma convergente y la proveniente del activismo independentista despertado por el procés ha marcado el devenir de Junts. En el Parlament, ha vivido dos momentos muy tensos esta legislatura. Primero, en la gestión del caso de Borràs y la decisión final de no desobedecer a la inhabilitación que le fue impuesta en el juicio sobre el troceo de contratos públicos de la entidad que presidió hasta 2017, la Institució de les lletres Catalanas. Después, por la polémica desatada por cómo trató el diputado Francesc de Dalmases a una periodista de TV3 tras una entrevista crítica con Borràs. Sin embargo, fuentes de la formación ponen como detonante del último desencuentro la decisión de cinco diputados, entre ellos Casol y De Dalmases, de desobedecer la disciplina de voto en el debate sobre una Iniciativa Legislativa Popular que proponía declarar el Mercat del Ocells de la Rambla de Barcelona como Patrimonio Cultural e Inmaterial de Catalunya. Batet celebró una reunión con ellos y las formas del encuentro, explican en el partido, habrían abonado las denuncias de las diputadas.

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