Aragonès defiende en el Senado que la amnistía es el “punto de partida” para lograr un referéndum pactado
El ‘president’ abandona la comisión sin escuchar a los líderes del PP y los acusa de atizar el anticatalanismo para “desgastar al adversario”
El presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, se ha enfrentado este jueves a una de las pruebas más endiabladas de su mandato: defender la necesidad de la amnistía a los encausados por el procés en la Comisión General de las Comunidades Autónomas del Senado, teniendo como auditorio a todos los presidentes autonómicos del PP. Ante la decisión del PSOE y del PNV de no participar en la sesión, y tras varias semanas en las que Junts ha disfrutado de la condición de árbitro del futuro de la legislatura, Aragonès ha explotado hoy la cita, forzada por la mayoría absoluta que tiene el PP en la Cámara, para erigirse como parte de la negociación con el PSOE para la investidura de Pedro Sánchez. El líder republicano ha dado por hecha la amnistía pero ha subrayado que no es la solución ni el punto final, sino el “punto de partida”: el objetivo final, ha dicho, es un referéndum pactado “sobre la independencia”.
La misión no era fácil. Tras el fracaso de la investidura de Alberto Núñez Feijóo, los populares se conjuraron para usar todas las herramientas a su alcance contra Pedro Sánchez. La mayoría en el Senado abría la puerta a forzar una sesión de la comisión que en la pasada legislatura se reunió solo en tres ocasiones y ahora permitía poner al socialista y sus eventuales socios ante el espejo. La convocatoria, el pasado 11 de octubre, cogió a Aragonès de visita oficial en Italia. Hubo dudas y, tras ver la posibilidad de rentabilizar la presencia en un foro tan adverso, el pasado martes confirmó que asistiría.
En la dirección de ERC, explican voces del partido, se asume que el rédito de la amnistía, si finalmente se aprueba, se lo llevará Junts, pero creen que se debe dar protagonismo a Aragonès en las contrapartidas sociales y de inversiones que se arranquen a los socialistas. La asistencia al debate de este jueves la veían, así, como una oportunidad de marcar perfil propio, tanto en la escena política catalana como en la nacional. Una idea que cogió fuerza y al mismo tiempo complejidad cuando el PSOE descartó que acudieran sus presidentes autonómicos y el lehendakari Íñigo Urkullu hizo lo mismo.
Aragonès y su equipo se pusieron a trabajar en el discurso el lunes, y el propio president lo remató la noche del miércoles, en el tren a Madrid. El mensaje no era novedoso pero se apostó por sacarle jugo al escenario y a la situación. Varios de los presidentes autonómicos del PP han comentado en los pasillos del Senado el valor de que un jefe del Govern viniera a explicarse en la Cámara alta, algo que no había ocurrido en años. Otra cosa es que a continuación criticaran que tras su intervención, de 10 minutos, se fuera sin escucharles a ellos.
“La amnistía hoy es imprescindible para avanzar en la resolución del conflicto político”, ha dicho Aragonès, para aclarar después que la ve como “un punto de partida” para poder negociar un referéndum pactado, que ha de ser “sobre la independencia”. Dando la amnistía por hecha, el president ha enfilado hacia el objetivo de conseguir la consulta, que ve como la única manera de solucionar el choque de soberanías que, a su juicio, existe en Cataluña.
Esa votación, ha insistido, debe ser “acordada, reconocida y con participación de todos”, dejando así claro que su apuesta no implica vías unilaterales. Su propuesta, ha recordado, es un referéndum similar al que celebró Escocia en 2014 pactándolo con el Gobierno de Reino Unido. El Gobierno de Sánchez, sin embargo, siempre ha cerrado la puerta a cualquier referéndum de autodeterminación, pactado o unilateral. Aragonès, en todo caso, no ha puesto esa consulta como condición para apoyar la investidura del líder del PSOE, a pesar de la resolución que en ese sentido aprobaron hace semanas en el Parlament los partidos independentistas.
Una vez fijado ese marco, Aragonès ha bajado a lo que puede tener más recorrido en la negociación con el PSOE y que él necesita si aspira a dar en condiciones la lucha para ser reeligido al frente de la Generalitat en 2025: las reivindicaciones de mejoras en inversiones y financiación. Para poner esa carpeta encima de la mesa, el president ha empezado arremetiendo contra el PP por “atizar el anticatalanismo” para “arañar cuatro votos”. “Soy plenamente consciente que el objetivo real de esta sesión no es otro que volver a utilizar a Cataluña para las batallas partidistas a nivel del Estado”, ha denunciado.
“Si les importara Cataluña, nos convocarían para hablar del mal servicio de los trenes de Cercanías, consecuencia de décadas de falta de inversión pública”, ha criticado Aragonès. Y ha señalado el doble rasero que, a su juicio, aplica el PP, ironizando con que ahora una amnistía sea motivo de “escándalo” pero los populares callaran en su día sobre los indultos aprobados por los gobiernos de José María Aznar y Felipe González, algunos por casos de malversación y terrorismo de Estado.
En el Palau de la Generalitat están satisfechos con el resultado de la jugada. La decisión del PSOE de no participar en el debate en el Senado y la ausencia del lehendakari, Iñigo Urkullu, han permitido que Aragonès tuviera todo el foco. Las críticas por no escuchar a los otros presidentes autonómicos no hacen mella, creen, en la opinión pública catalana.
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