Cataluña descarta ampliar el presupuesto de monitores para alumnos con necesidades especiales: “Lo hemos agotado todo”

En un momento de crecimiento de los presupuestos y de reversión de los recortes, este curso escolar ha empezado, paradójicamente, con las quejas de familias que han visto cómo se les reducía las horas de monitor de apoyo educativo -lo que se conoce como vetlladores- para sus hijos con alguna discapacidad física o dificultad de aprendizaje. El Departamento de Educación lo achaca a un cambio en la redistribución de los recursos y descarta ampliar la dotación para este curso. “No podemos aumentar las horas de vetlladores este curso porque hemos agotado todo el presupuesto”, ha admitido la directora general de Educación Inclusiva, Laia Asso, en una entrevista a TV3.

En junio, el Govern aprobó la contratación de estos monitores -el servicio está externalizado y lo gestionan tres empresas- por valor de 29,2 millones, lo que se traduce en 54.700 horas semanales, un 18% más que el curso pasado, según datos de Educación. “Es un recurso finito que repartimos”, ha terciado Asso. De estas horas, se benefician unos 14.000 alumnos que cuentan con un dictamen de l’EAP, los equipos de asesoramiento psicopedagógico, que realiza una valoración de los alumnos y determina qué recursos necesita.

Muchos centros y familias han denunciado estas semanas un recorte en las horas de estos monitores. En algunos casos, las escuelas aconsejan a las familias que no dejen a sus hijos en el comedor cada día o que no asistan a clase por la tarde. Asso ha justificado que “en el 80% de los centros sí se ha aumentado las horas de monitores” y ha recordado que cuando se distribuyen los apoyos no se destinan a un alumno en concreto, sino que son horas que se otorgan al centro y que este decide cómo lo distribuye.

Con todo, la directora general ha admitido que este curso Educación ha instado a los servicios territoriales para que reserven el 20% de las horas de monitores para el espacio del comedor, para salidas y para la matrícula viva (alumnos que se incorporan a mitad del curso, y que pueden necesitar de este apoyo).

Igualmente, Asso ha admitido que la escuela inclusiva puede resultar un pozo sin fondo. “Cada vez tenemos más recursos, pero no acaba de dar respuesta”. La directora general ha aseverado que lo que hace falta es “un cambio de mirada”. “Nos falta mucho camino para cambiar el sistema. Pero es un cambio inmenso que requiere tiempo y voluntad. Necesitamos una comunidad educativa cómplice”, ha reclamado.

La directora general también ha avanzado que el Departamento ha empezado a estudiar la posibilidad de internalizar este servicio y recuperar la figura del auxiliar de educación especial, que años atrás formaba parte de la plantilla pública. “Estamos empezando a hacer números y mirar si podemos internalizarlo todo o hacer un modelo mixto”, ha rematado.

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